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El ingenio y la figura de Elena Poniatowska

Sonia Sierra | El Universal
Martes 07 de octubre de 2003
Michael K. Schuessler realizó una biografía de la escritora y periodista

Elenísima. Ingenio y figura de Elena Poniatowska es una biografía, un retrato y un repaso por la vida de la escritora nacida en París en 1932, que llegó a México a los diez años.

Michael K. Schuessler, autor de este libro y también de La undécima musa: Guadalupe Amor , define su obra como "una especie de largo collage de textos entretejidos", y explica que con éste quería hacerle un homenaje, de ahí que la forma de escritura "hace eco del trabajo de ella a lo largo de 50 años".

Elenísima, título que emula el de la biografía Tinísima escrita por Poniatowska, cuenta con una presentación de Carlos Fuentes y está organizado de manera cronológica. El autor toma los libros periodísticos y literarios como eje de este retrato de la escritora y mujer.

¿Cómo llegó a Elena Poniatowska?

Alguna vez di una conferencia sobre Pita Amor y Elena se me acercó y me ofreció el material que tenía sobre su tía. Al revisar todo me di cuenta de la larga trayectoria de Elena y, aunque no se lo dije, decidí dedicar mi siguiente proyecto bibliográfico a ella. Fue muy difícil hacerlo porque desde el año 53 ella está haciendo una entrevista al día. Revisar eso y la obra literaria, desde Lilus Kikus , implicó un gran trabajo.

¿Qué encontró en su obra?

Elena es una mujer que no tuvo una formación profesional, proviene de familias de abolengo en Francia y México, y sería una princesa si hubiera una monarquía en Polonia. Pero en lugar de dedicarse a cocteles y desfiles de moda, se interesó en el otro México, en las personas pobres, los indígenas, los marginados. En sus entrevistas se da cuenta de que su mundo no es el único; aunque tenía que escribir de lo social y hablar de las modas, entrevistó a mujeres como María Izquierdo y a muchas más.

¿Qué hecho determinó que Elena mirara ese otro México?

Sus pláticas con su nana Magda. Ella la llevó por todas partes y le enseñó el español a la mexicana, cosa que nunca le interesó a sus papás. Elena quería pertenecer, tener una patria. Ella y su hermana no tenían claro que su madre era mexicana, y su abuela paterna les hablaba de México como un país de caníbales. A través de sus entrevistas y excursiones a mercados se fue a meter al otro país, se interesó más y más, y con sus obras fue tratando de ayudar a esas personas. Eso se ve en La noche de Tlatelolco y también en Nada, nadie: las voces del temblor.

El testimonio es lo más característico de su escritura...

Quizás eso es lo más original y su mayor aportación. Ella, como los autores del nuevo periodismo, se incorpora como narradora y personaje en los eventos que reportea. En departamentos de varias universidades su trabajo ha sido estudiado porque hace mancuerna con algunas tendencias literarias del siglo XX y ahora del XXI.

Poniatowska a veces se queja porque dice que es como la criada de la literatura mexicana, porque nunca ha sido tan reconocida en ese plano. ¿Será porque se menosprecia el periodismo como género?

En el caso de ella hay un sincretismo literario. Si no fuera por las vivencias periodísticas y humanas su obra no sería igual a la que es. Elena ha resucitado a muchas mujeres cuya vida ha estado a la sombra de los hombres. Es el caso de Tina Modotti y Angelina Beloff.

¿Cómo ha evolucionado su obra?

Ahora se concentra en la creación literaria. Tiene en mente escribir una gran novela sobre Demetrio Vallejo, el líder de los ferrocarrileros. Pero es difícil hacer algo más trascendental que Hasta no verte Jesús mío , donde reinventó el género del testimonio.

Elenísima será presentado el 6 de noviembre en el Instituto Cultural Domecq.



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