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Palmira Garza abrió la brecha

Gabriela Jiménez Bernal| El Universal
Lunes 23 de junio de 2003

Durante mucho tiempo se sintió como la mujer barbuda del circo: todos la miraban como un bicho raro al ser la única mujer caricaturista. Así fueron los inicios de Palmira Garza en el mundo del humorismo gráfico, quien después de 15 años de retiro vuelve a su pasado para compartir las satisfacciones y sinsabores de su oficio.

A sus 66 años, el sentido del humor está en cada frase, aunque se describe como una persona tímida. Desde la tranquilidad de su hogar en Tepoztlán, Morelos, Palmira abre su baúl de recuerdos cerrado por más de una década.

Durante mucho tiempo estuvo sola en el gremio. Y es que a inicios de los 60 ella era la única mujer caricaturista, o al menos no hay registro de otra.

Desde niña, hacer "monitos" fue su pasión, una distracción que tomaría un rumbo profesional hasta aquel día en que tuvo en sus manos las historietas de la Familia Burrón .

"Busqué a Gabriel Vargas. Tenía como 15 años, quería aprender más sobre el oficio. Me tuvieron paciencia él y todos los hombres que estaban en su taller."

Después, Palmira no sólo quería dibujar monos, sino opinar y criticar a través de ellos y encontró que la caricatura editorial era el medio idóneo para hacerlo. Eduardo del Río, mejor conocido como Rius , fue su padrino, le dio la primer oportunidad en la revista Sucesos para todos cuando tenía 25 años. Su familia nunca aceptó su oficio.

Muchas puertas estuvieron abiertas para Palmira: el hecho de ser mujer le favoreció, según reconoce, pues era una novedad y no ponían tanta atención en la calidad de sus cartones, cosa que le daba rabia.

"Me sentía privilegiada pero no siempre fue todo color de rosa. Nunca faltaron los machines que hicieran algún cometario negativo. Y por otro lado, aunque la mayoría de los hombres caricaturistas fueron amorosos conmigo, fue difícil convivir con ellos, porque no podían hacer sus chistes o comentarios en el tono en que están acostumbrados, pues siempre hubo una mujer con ellos: yo".

Junto al apoyo también estuvo la crítica, recuerda, sobre todo por abordar temas relacionados con mujeres. Un día Alaíde Foppa, reconocida luchadora de las causas de la mujer la invitó a participar en la revista Fem . Desde ahí, muchos comenzaron a encasillarla como feminista pero ella refiere haber tocado todos los ámbitos: el político, económico, social, cultural, etc.

"Nunca sentí miedo de lo que expresé, aunque a veces cometes muchas `metidas de pata`. Lo que más recuerdo es un cartón donde me burlaba sanguinariamente de José Luis Cuevas y jamás tuve la oportunidad de decirle que llegué a entender su estilo dentro de las artes plásticas."

Aunque reconoce que no tuvo disciplina para hacer sus cartones, siempre los hacía de prisa, hasta una hora antes de entregarlos.

Como un consejo, Palmira se dirige a las mujeres: "Anímense a ser caricaturistas, nos hace falta mayor sentido del humor. Olvídense de la técnica, pues tenemos grandes exponentes como Magú, Trino y Jis que tienen un trazo espontáneo fabuloso. Además, ahora ustedes tienen más temas para crear, lástima que ya no puedo estar en la batalla."

¿Añora estar activa?

Claro, era muy divertido, no obstante que la paga era mala y me obligaba a tener otros trabajos.

Últimamente ha pasado por su mente la idea de enseñar a los niños el arte de la caricatura.

Palmira ve con buenos ojos la exposición que la reúne con sus colegas, a quienes admira por ser una generación con un estilo más propio, puro, original: "Siempre me pareció enigmático que no hubiera más mujeres caricaturistas cuando tienen la capacidad de dibujar y ser críticas.

"Ahora he de reconocer que quizá les hace falta más sentido del humor porque en la sociedad que vivimos nos enseñaron a ser solemnes".



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