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Vuelve el telón olvidado de Dalí con La Verità

Alida Piñón| El Universal
00:20Lunes 06 de abril de 2015

En 1944 el pintor Salvador Dalí, durante sus estancia en Estados Unidos, pintó un lienzo de 15 metros de largo y 9 metros de alto para que fuera utilizado como telón en el Metropolitan Opera de Nueva York, inspirado en el clásico "Tristán e Isolda" de Richard Wagner. Cortesía: Compañía Finzi Pasca

La pieza fue vista por última vez en 1949 en un escenario en Londres, pero en 2010 fue redescubierta en perfecto estado de conservación dentro de una caja de madera en un teatro. Cortesía: Compañía Finzi Pasca

Una fundación la adquirió para su conservación y resguardo, pero también para encargarle al director de teatro, dramaturgo y coreógrafo Daniele Finzi que creara una obra que permitiera el regreso del gran telón a los escenarios. Así nació "La Verità" (La Verdad), escrita y dirigida por el propio Finzi Pasca, estrenada en 2013 en el Théatre Maisonneuve de Montreal y que ahora llega a México con una gira nacional. Cortesía: Compañía Finzi Pasca

"La verdad es todo lo que soñamos, lo que experimentamos, lo que creamos; todo lo que forma parte de nuestra memoria" fue la idea en la que se basó Finzi. El telón se convirtió en la gran oportunidad para levantar el vuelo, para descubrir el universo de un nuevo artista. Cortesía: Compañía Finzi Pasca

La obra aborda todas las historias posibles, la leyenda de Tristán e Isolda, el Nueva York en los años cuarenta; el viaje interior de quienes tienen que dejar Europa y refugiarse en Estados Unidos. Cortesía: Compañía Finzi Pasca

"La Verità" ha sido calificada por la prensa europea como un "deslumbrante fiesta de teatro acrobático", llena de humor y de sueños, un viaje onírico por el que el público puede transitar de la mano de trece actores acróbatas. Cortesía: Compañía Finzi Pasca

La Verit, escrita y dirijida por Daniele Finzi Pasca, fue estrenada en 2013 en el Thatre Maisonneu

ARTE. La Veritá, escrita y dirijida por Daniele Finzi Pasca, fue estrenada en 2013 en el Théatre Maisonneuve de Montreal; a partir del 10 de abril estará en teatros de Cuernavaca, León, Guadalajara y el DF . (Foto: CORTESÍA FINZI PASCA )

Pintada en 1944, la pieza estuvo abandonada, pero ahora es inspiración y parte de la obra que trae la compañía Finzi Pasca al país

ana.pinon@eluniversal.com.mx

En 1944 el pintor Salvador Dalí, durante su estancia en Estados Unidos, pintó un lienzo de 15 metros de largo y 9 metros de alto para que fuera utilizado como telón en el Metropolitan Opera de Nueva York, inspirado en el clásico Tristán e Isolda de Richard Wagner. La pieza fue vista por última vez en 1949 en un escenario en Londres, pero en 2010 fue redescubierta en perfecto estado de conservación dentro de una caja de madera en un teatro.

Una fundación, que mantiene su anonimato, la adquirió para su conservación y resguardo, pero también para encargarle al director de teatro, dramaturgo y coreógrafo Daniele Finzi, uno de los más prestigiosos artistas escénicos de los últimos años, que creara una obra que permitiera el regreso del gran telón a los escenarios. Así nació La Verità, escrita y dirigida por el propio Finzi Pasca, estrenada en 2013 en el Théatre Maisonneuve de Montreal.

La obra llega a México con una gira nacional, se presentará en Cuernavaca el 10 y 11 de abril en el Teatro Ocampo, del 17 al 19 de abril en León, Guanajuato, en el Teatro Bicentenario, en el Teatro Diana de Guadalajara del 20 al 22 de mayo, y en la ciudad de México del 30 de abril al 17 de mayo. en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Finzi y su esposa Julie Hamelin estaban en París cuando recibieron la invitación a crear un montaje. Era Navidad y pensaron que esa llamada era un regalo; eran días en los que se encontraban con el deseo de, literalmente, volar más alto, llevar el teatro físico y la acrobacia a otro nivel. El detonante de ese deseo fue una frase que Finzi había escrito tiempo atrás: "La verdad es todo lo que soñamos, lo que experimentamos, lo que creamos; todo lo que forma parte de nuestra memoria".

El telón se convirtió en la gran oportunidad para levantar el vuelo, descubrir el universo de un nuevo artista y abordar todas las historias posibles, la leyenda de Tristán e Isolda, el Nueva York en los años cuarenta; el viaje interior de quienes tienen que dejar Europa y refugiarse en Estados Unidos.

"Hay temas que abren otros temas; en la cabeza las ideas rebotan y componen imágenes. Manos con dedos larguísimos; sombras que deforman las proporciones; rojo sangre; blanco; el azul del manto de la Virgen María; escaleras suspendidas en el vacío; equilibrios imposible", escribió Finzi sobre las imágenes que brotaron al iniciar el proceso creativo que duró 18 meses.

"Cuando vi el telón por primera vez fue una enorme emoción. A veces la vida es capaz de darte grandes sorpresas y para nosotros, la gente de teatro, fue una enorme sorpresa estar frente a la posibilidad de crear algo nuevo a partir de algo hermoso con huellas del pasado. La gente de la fundación que nos propuso hacer esta obra conocía muy bien el lenguaje que manejamos y que nos caracteriza, y sabía que nosotros tenemos la capacidad de hacer giras por todo el mundo; y de nuestro lado, el surrealismo nos parece un estilo, colores que se emparentan con lo que hacemos, por eso creemos que todo salió muy bien", dice en entrevista vía telefónica desde Montreal.

Y agrega: "Aunque debo decir que Dalí no es uno de los artistas con los que me siento cercano, si voy a un museo seguramente no sentiré las mismas cosas por su obra que sí siento por artistas como Chagall, pero al tratar de entender a Dalí descubrí cosas sobre su vida que me encantaron, especialmente el final de sus días, cuando se queda solito, porque es cuando el artista se convierte en un hombre más emocional, más visionario; el Dalí que envejece, el viejito, es el artista que me resulta más humano".

La Verità ha sido calificado por la prensa europea como un "deslumbrante fiesta de teatro acrobático", llena de humor y de sueños, un viaje onírico por el que el público puede transitar de la mano de trece actores acróbatas. Para Finzi, su teatro es simplemente "emocional".

"Nuestro teatro cuenta con elementos emocionales, en lo que realmente nos enfocamos es en los elementos de la vida, en el gusto por las pequeñas cosas pero que al final tienen un fuerte impacto emocional. En este caso, nos adentramos en el arte de Dalí, pero sobre todo en sus símbolos, en elementos que evocan la realidad del arte, sin embargo es la vida del artista la que me interesa, quería encontrar elementos que fueran relacionados desde el punto de vista intelectual, pero sobre todo emocionantes y emotivos, lo que me interesa es mover las emociones".

La Verità está fundamentada en el arte acrobático, cuenta con dos actos divididos en 20 ó 22 cuadros. Sin embargo, el trabajo de Finzi es capaz de crear sobre la escena imágenes conmovedoras, llenas de belleza, no sólo porque los cuerpos son capaces de crear movimientos inimaginables, sino porque su teatro brinda la posibilidad de ver la creación de un gran lienzo humano, con sombras y colores en un instante vivo e irrepetible, sus obras son una puerta al asombro infantil, al recuerdo de aquellos años cuando lo imposible era verdadero, cuando la risa surgía desde el fondo del ser.

"El cuerpo de nuestros actores son cuerpos entrenados para tratar de superar todos los límites, son actores muy físicos con un lenguaje que se ancla a la sorpresa, creemos que hay gestos que tienen contundencia, que están llenos de la fuerza de la sorpresa. No es fácil encontrar actores que sean bailarines, cantantes, músicos y además acróbatas, todo eso es lo que nos caracteriza, es nuestro lenguajes, somos muy afortunados de tener una compañía con grandes artistas", cuenta.

Finzi, director de Teatro Sunil, fue responsable del montaje de la ceremonia de clausura de los XX Juegos Olímpicos de Invierno, en Turín, 2006, y en Rusia en 2014, con las que obtuvo las mejores críticas. La Verità, su más reciente trabajo, es una confirmación de que el teatro es y será su vida.

"Soy antes que todo un hombre de teatro, sí me pasó que me volviera de gigantescos proyectos con los olímpicos, pero regresar al teatro es lo que yo tanto quiero, me gusta estar en la intimidad que ofrece el teatro, estar con una compañía que trabaja todos los días y que es capaz de estrenar en dos continentes simultáneamente. Con el teatro se pueden lograr cosas muy peculiares, el trabajar con los mismos actores durante muchos años te permite desarrollar un lenguaje muy personal. El teatro permite crear un espectáculo que parece una comida para tu familia. En La Verità está el cocinero, que lo mismo puede hacer un banquete para un casamiento, que para un cumpleaños en casa, pero es siempre el mismo, tiene los mismos sabores y perfumes, así es nuestro teatro, aéreo, lleno de sueños que nos liberan", explica.

¿Por que se llama La Verità (La verdad)?, se le pregunta: "La gente de teatro se pregunta cómo ser verdaderos en el escenario, cómo ser creíbles, pero la verdad no es materia que se pueda usar en el escenario; nosotros contamos historias y en el escenario damos impresiones, pero no es la verdad, lo único verdaderamente real son los sueños. Además, en el teatro hay dos grandes familias: hay artistas que no necesitan del público, y por otro lado están los empáticos, los que necesitan de los niños para mecerlos entre los brazos y nosotros somos profundamente empáticos, sólo existimos si existe un diálogo, si hay pequeñas miradas, si hay empatía y resonancia con el público. Uno no está solo, bailando, uno se enamora, y quiero creer que esa danza que hicimos juntos te hizo descubrir cosas adentro de ti, quiero que entres en un estado catártico porque ese momento es un momento de sanación".

jram



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