Clínica de Periodismo

Si se volteaba alrededor se podía ver que nadie veía, sólo escuchaban, con los ojos cerrados, en un intento por captar cada vibrante color que las percusiones arrojaban al aire. El anfiteatro Simón Bolívar se convirtió en un recinto espiritual: las marimbas, la armónica de cristal y las campanas convertían el recinto en otra cosa, en algo ulterior. El anfiteatro albergó a la agrupación multigalardonadaTambuco en el marco del Festival Centro Histórico.

La agrupación, que hace poco cumplió 20 años de trayectoria y cuya música ha sido merecedora de múltiples galardones en el mundo -estuvo incluso nominada dos veces al Grammy-, invitó a los medios de comunicación a escuchar el ensayo con miras a su presentación en el anfiteatro Simón Bolívar.

El escenario, con una iluminación que tenuemente proyectaba las sombras de los músicos y que cálidamente abrazaba al mural pintado por Diego Rivera en 1922, estaba ocupado por cerca de 70 instrumentos de percusión (provenientes de diversas partes del mundo, algunos inventados y algunos otros microtonales), y por supuesto cuatro músicos cuya carrera y trayectoria ocupan un mayor lugar que todos los instrumentos que llevan consigo.

Tambuco comenzó el ensayo con una pieza compuesta por el mexicano Mario Lavista, llamada Músicas de Cristal, escrita para armónica de cristal y percusiones. La obra fue el ápice de un viaje espiritual que era interrumpido tan sólo para perfeccionar al mismo. En ocasiones fue detenido para pulir el periplo del que ayer domingo el público formó parte.

Ricardo Gallardo advirtió entre piezas que debíamos ser pacientes, ya que lo que interpretan es muy delicado, y requiere de mucha precisión.

La pieza que precedió la del mexicano es de procedencia húngara y lleva el nombre de La niebla flotando sobre el rostro de la profundidad, compuesta para cuarto marimbas.

“La idea de este concierto es mostrar a la percusión de otra manera. Cuando uno piensa en percusiones de inmediato se remite al ritmo, pero es más que eso: es color. Las marimbas, como pueden escuchar y, por dar un ejemplo, son como un coro, no como una percusión; son facetas en las que podemos mostrar sonidos que quizá no nos imaginamos que provengan de instrumentos de percusión, como lo que acaban de escuchar, sonidos en las marimbas que parecen coros, en la armónica de cristal que es un sonido mágico totalmente. Todo el programa tiene eso. Explora también la ritualidad en la música que ha existido siempre, por eso es que nos vamos a momentos muy antiguos de ella”, dijo Gallardo, integrante de Tambuco.

Este domingo la agrupación interpretó piezas de compositores mexicanos y nórdicos. Tambuco tuvo dos invitados de origen húngaro: la mezzo-soprano Katalin Kaloly, que presentó dos piezas con la agrupación, y una citera que rompe con el paradigma que pregonan los músicos sobre las percusiones.

Los músicos mexicanos forman parte del programa del Festival Centro Histórico y tienen en puerta presentaciones en Japón, Estados Unidos y otras partes del mundo.

Se espera que Tambuco regrese al país el 16 de mayo, al festival de Puebla.