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Contrario al primer volumen, en el que el reto fue qué dejar fuera dado que la mayor parte de los poetas son ya autores clásicos y consagrados, en el segundo y último volumen de la Antología general de la poesía mexicana —que incluye la poesía del México actual, desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días— el reto fue hacer una selección de los poetas más notables, sólidos y renovadores de entre alrededor de un millar que escribe poesía en nuestro país.

Juan Domingo Argüelles, a cargo de la selección, prólogo y notas de este ambicioso proyecto de casi 2 mil páginas que congrega una muestra de la obra de 278 poetas mexicanos, asegura en entrevista con EL UNIVERSAL que el reto mayor de este segundo volumen es que estamos hablando de la poesía viva que está actualmente escribiéndose en nuestro país, una poesía definitivamente rica, múltiple y diversa.

“Lo que nos revela esta antología es que la poesía mexicana es rica, diversa y sobre todo compleja. Hay poesía de contenido social, hay poesía amorosa, hay poesía experimental, hay poesía coloquial, de rigor formal, hay poesía intelectual, hay poesía de la forma y en general lo que más notamos es que puede haber poetas que cultiven similares maneras pero cuando vamos leyendo nos damos cuenta que no pertenecen todos a una misma idea de la poesía. Es poesía toda pero la idea de la poesía es diferente”, señala el ensayista y también poeta.

El segundo volumen de Antología general de la poesía mexicana abre con Coral Bracho y Alberto Blanco, poetas muy sólidos que incluso podían haber estado en el tomo anterior pero nacieron en la segunda mitad del siglo XX, avanzaron en todo el siglo y llegaron al siglo XXI, y son los que están compartiendo su poesía con los nuevos escritores nacidos en los años 80, como Christian Peña, Karen Villeda, nacidos en 1985, y Francisco Trejo, nacido en 1987.

Poetas de su tiempo

Aun cuando tuvo los retos este volumen de a quiénes incluir entre el casi millar de poetas mexicanos más jóvenes que hay en todo el país, Juan Domingo Argüelles optó por poetas que le gustaban, pero que además tenían libros publicados, que han recibido buenas críticas, que tienen constancia en su vocación y en el ejercicio del género poético, y que han recibido premios y reconocimientos. La lectura amplia de la poesía joven le ha permitido llegar a conclusiones.

“Creo que son poetas que están determinados por su presente. Estoy seguro que las ambiciones de posteridad eran casi decimonónicas, los poetas que vivían con la sospecha que ellos suponían certeza, de que más allá de lo que hicieran, incluso si no eran aceptados, dentro de algunas décadas pasarían a tener el reconocimiento que no obtuvieron en vida. Creo que a los poetas de la poesía actual les tiene sin cuidado eso, ellos están escribiendo para el hoy, están escribiendo en un presente en el que la posteridad es algo que si llega, llegará pero no les quita al sueño”, afirma Argüelles.

Y esa despreocupación y vocación por hablar del presente, de su tiempo y de su realidad, es lo que le parece extraordinario al antologador. “Gracias a eso, ellos se han despreocupado por estas cuestiones que influyen mucho como la aprobación de la crítica, la aprobación del público y la aprobación de las academias”.

El poeta y estudioso de la lectura en México asegura: “En la poesía viva no encuentro esa obsesión de ‘escribir para que me lean dentro de 100 años’, en cambio lo que encuentro es la necesidad de expresarse para que te lean hoy y para que te lean desde la perspectiva de lo que quieres decir y cómo lo quieres decir. Esa es una virtud. La poesía mexicana se ha despojado de esos prejuicios de esperar la aprobación de todos”.

Además encuentra otra constante, son poetas que escriben desde el desencanto porque viven en un mundo de desencanto, con desconfianza en las instituciones y en los partidos políticos, con desconfianza en los políticos en general y entonces ese escepticismo se refleja en su poesía pero, dice Argüelles, no desde un punto de vista de que sea poesía social, sino que es una poesía en la que el tono está dicho desde una zona en la que el poeta ha perdido la ingenuidad en relación con un país que promete muchas cosas y que nunca cumple.

Juan Domingo Argüelles asegura que emprendieron este ambicioso proyecto de hacer una Antología general de la poesía mexicana porque en México sólo existían antologías fragmentarias, salvo Ómnibus de Poesía mexicana, pero también porque se publica poca poesía en las editoriales comerciales y porque la lectura de la poesía fue expulsada de las aulas y ahora circula más en Internet.