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Si en la administración pasada a la Biblioteca Vasconcelos “le cayó el oscurantismo”, según dijo un empleado del Conaculta en el quinto aniversario del inmueble, ahora el símbolo cultural de la administración foxista se ha convertido en el cuarto recinto cultural más visitado del país, según su director, Daniel Goldin. Sin embargo este logro se enfrenta a una compleja situación laboral de los bibliotecarios, no sólo por la falta de capacitación, sino también porque el personal no es suficiente.

Lograr que el inmueble sea un “espacio vivo” requirió hacer un profundo diagnóstico y análisis que nunca se habían hecho y que responde a preguntas como ¿quiénes asisten a la biblioteca y para qué? Hoy es posible saber que a diario acuden alrededor de 8 mil visitantes y que es entre las 12 y las 16 horas cuando más registro se realiza –aunque desde las 8 de la mañana hay más de 100 visitantes-. Aseguran que es la tercera con más fans en Facebook de todas las bibliotecas iberoamericanas, con 125 mil 270 seguidores.

Dice que durante su gestión, en casi dos años, ha logrado un incremento de visitantes, pasando de 1 millón 556 mil en 2012, a 1 millón 728 mil en 2014, es decir, 172 mil más. Los 4 millones que se plantearon en 2006, cuando fue inaugurada, son hoy una cifra “exagerada”. Lo importante, asegura Goldin, es ofrecer un servicio de calidad.

Ofrecer esa calidad sin el total de personal especializado y con problemas laborales supone un doble reto: desde 2006 se contrataron más de 450 personas bajo el régimen de eventuales que dependen de la Dirección General de Bibliotecas del Conaculta, cuyo contrato suprimía cualquier posibilidad de seguridad laboral, de ahí que se les conocía como “prestadores de servicios”. En 2007, tras el cierre para terminar la obra, el entonces director Ignacio Padilla, anunció el despido del 60% de trabajadores, que no se han vuelto a contratar ni se han revisado los contratos. A la fecha hay alrededor de 200 empleados, entre eventuales, de confianza y por honorarios. “Eso es una materia pendiente”, reconoce Goldin.

“Si me preguntan cuál es mi problema central, es mi incapacidad para atender la demanda de público porque no tengo todavía el personal. Si yo recibo a 14 mil en un sábado y cuento con 30 personas para atenderlos, ese sí es un problema. Si en la sección de niños hemos llegado a tener hasta mil visitantes y sólo tengo a tres para atenderlos, obviamente no es el tipo de servicio que queremos brindar”, lamenta.

Además, se dijo que se tendría personal altamente capacitado, algo que, advierte Goldin, se ha tratado de cumplir. 30% de los empleados está recibiendo constantemente capacitación. “Dista mucho de lo que me gustaría, pero en el mudo real uno actúa a pesar los límites. Hay una necesidad de definir con claridad los perfiles, mucho del personal bibliotecario está abocado a colocar los libros que salieron de préstamo, hay personal con funciones limitadas, a mí me gustaría que los capacitados hagan otra cosa”, dice.

Los mitos de la Megabiblioteca. Una de las grandes promesas de la Vasconcelos era llegar a un millón 500 mil ejemplares en 10 años. “Complicado” reto, dice Goldin. En cinco años se han adquirido 21 mil 748 títulos y 63 mil 550 volúmenes vía compra y donaciones.

Añade que el énfasis de su gestión no será “saturar” de libros, no sólo porque no hay presupuesto para ello, sino porque primero se debe analizar con qué se cuenta y qué se necesita en una biblioteca pública, así como resolver problemas como tener títulos que cuentan con 220 ejemplares pero que en casi 9 años no se ha consultado una sola vez. “Hay situaciones muy irracionales como tener libros que no se consultan jamás y otros con gran movimiento pero con pocos ejemplares. Lo que buscamos es ampliar la diversidad y no la compra sólo para llenar estantes. Hay datos como que uno de los libros más solicitados es un manual de aprendizaje del japonés, los lectores siempre sorprenden y uno tiene que actuar con mucho respeto”.

El recinto iba a ser para el norte de la ciudad de México, se dijo. Hipótesis que se ha echado abajo con el paso de los años. De acuerdo con el diagnóstico, 70% de los visitantes proviene de las 16 delegaciones del Distrito Federal y 30%, de distintos municipios del estado de México. Alrededor del 60% de los visitantes tiene entre 18 y 30 años de edad, de los cuales 67% son estudiantes de bachillerato, licenciatura y posgrado, concluido o no.

A decir del director, uno de los grandes mitos del lugar en el que se invirtieron alrededor de mil 500 millones de pesos se redujo a un cibercafé. “Siempre han dicho que eso es un gran error, pero ni siquiera es verdad. De los 8 mil visitantes diarios que tenemos, sólo 10% hace uso del Internet. Los datos son variables, pero es más o menos lo que se registra durante todo el año. 93% del total de los usuarios tienen una computadora en su casa y 86% cuenta con Internet”.

Agrega: “He tenido que lidiar con el imaginario colectivo de que esto es un elefante blanco, pero ni siquiera en un museo a las ocho de la mañana hay visitantes como los tenemos aquí. Los recintos culturales más visitados en el país son las Pirámides de Teotihuacán, Chiché Iitzá, el Museo Nacional de Antropología y luego nosotros, según datos que tengo; a los otros van muchos turistas, aquí vienen a leer, a trabajar, a tocar el piano, incluso a descansar. En un buen sábado hemos llegado a tener 14 mil personas y uno de cada cinco visitantes viene por primera vez; mi gran reto es que lograr que regrese”.

Las goteras han marcado a la Megabiblioteca, pero en 2014 fueron resueltas con una inversión de 3 millones de pesos, no sólo se impermeabilizó, también se selló las áreas de losa maciza, azoteas verdes, la losa del auditorio y terrazas. Además, el séptimo piso que se vio dañado por el problema se tiene programado instalar unas 12 salas temáticas como Divulgación de la ciencia y tecnología, Lenguas y culturas mexicanas, Manga y comic, Poesía mexicana, entre otros.

Se instalaron cámaras de seguridad para registrar lo que pasa en la biblioteca. “Ha habido incidentes, un policía murió en las instalaciones de un infarto, entre otros. No sé si podamos reaccionar aun con las cámaras porque esto no es un banco, pero no viene mal que hayamos reforzado esa parte”.

Finalmente, la biblioteca no cuenta con presupuesto asignado para su operación, continúa sin resolver el conflicto legal con la cafetería y no es posible vislumbrar qué pasará con el jardín botánico.