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Puebla. La primera gran exposición de Teresa Serrano en un museo mexicano llegó el sábado pasado al Amparo de la ciudad de Puebla.

Es una muestra que permite encontrarse con obras muy diversas, resultado del amplio abanico de temas e ideas de los cuales Serrano se ha ocupado a lo largo de su carrera, una carrera de más de 35 años, en la cual ha transformado en obras plásticas y poéticas ideas muy concretas en torno de la maternidad, la violencia de género, la transformación del cuerpo, la concepción, la libertad, el acoso sexual, el lenguaje, la migración, el lugar que se impone a la mujer en nuestra sociedad y el lugar que la mujer ha ganado.

Hay artesanía y construcción de un lenguaje en el arte de Serrano, una artista que nació en la ciudad de México en 1936, que a comienzos de los años 80, después de ser madre, tener seis hijos y un divorcio, se fue a Estados Unidos donde comenzó poco a poco, con la paciencia de una tejedora, a estudiar, observar, investigar, aprender, leer y dar forma a su arte.

Inició dibujando y pintando y los temas la fueron llevando a nuevas necesidades de materiales y de formatos; entonces creó esculturas, videoarte e instalaciones.

Como su ejercicio de indagación de temas, el de exploración de materiales y formatos no ha implicado que deje atrás uno de éstos. Serrano retoma ideas y formatos en la medida que aquellos contribuyen a resolver su objetivo en el arte: comunicar.

“La mayoría de las obras de la exposición no se habían visto en México; muchas son mías, otras de la galería EDS (con la cual exhibe en México desde hace ocho años). No he sido muy comercial, trabajo por lograr la comunicación, no para vender”, explicó Serrano en entrevista durante un recorrido por la exposición que se presentará hasta el 15 de junio.

Nuevas preguntas. Esas indagaciones de Teresa Serrano marcan también el recorrido por la muestra que fue curada por la historiadora del arte Berta Sichel. Aunque no están todas las series representadas, se trata de una retrospectiva de la artista que ha desarrollado casi toda su obra en la ciudad de Nueva York, aunque desde hace poco más de dos años regresó a México.

En la muestra se pueden ver algunas obras claves de su carrera, por ejemplo el video Siempre el pasto del vecino es más verde, donde sobrepone imágenes de migrantes de todo el mundo con las de mariposas monarca; piezas de las series Diosa de la fertilidad, Cordón umbilical, que es un conjunto de esculturas creadas con espejos que constituye una obra sobre el lazo con sus hijos. Sobre el espejo, abundó: “Es la búsqueda, te puedes encontrar, te puedes perder. Es un riesgo, pero además tienes la necesidad de ir a verte, nadie lo evita, puedes reconocerte o no, o puede ser que no te guste lo que ves”. Otra de sus obras es un autorretrato que necesitó hacer como escultura: una jaula vacía arriba de la cual aparece una pequeña tortuga.

También hay obras de la serie Montañas, para la cual trabajó con base en la artesanía de los petos de caballos del espectáculo taurino; o piezas de la serie In vitro .

En la exhibición aparecen piezas donde ha explorado el tema del lenguaje, por ejemplo una caja de velas que forman palabras que concibió para un performance; se trata de cinco palabras en torno de la aceptación de una tragedia, en inglés, y que, propone, deben ser quemadas: anger (ira); denial (negación); depression (depresión); bargain (negociación), y acceptance (aceptación).

Lo que esta muestra representa, lo explicó así en entrevista la propia Teresa Serrano:

“Mirar 35 años es algo muy grande. Soy una persona observadora, soy un ente político: me interesa lo que sucede, especialmente en mi país, y fui tomando temas que tienen que ver con mi país y la relación que existe entre México y el resto del mundo. Nueva York ha sido casi mi otra tierra, pero el arte en Nueva York se ha vuelto bastante superficial”.

—¿Qué te corresponde como ente político?

—En este momento estoy buscando formas de hablar. La parte de la violencia de género siempre ha sido una preocupación, pero llegó un momento en que el crimen organizado ya me rebasó. No sé más qué decir. No soy periodista, soy artista, trato de hablar a través de la poesía, a través de signos que no son policíacos ni detectivescos, a través de un lenguaje que es más poético. Entonces decidí dejar un poco lo de la violencia de género y he buscado hablar sobre el lenguaje que también está siendo violentado.