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Roma Seleccionada por su coherencia conceptual, particularidad técnica e impacto estético, la instalación Possessing Nature, obra de los artistas Tania Candiani y Luis Felipe Ortega, curada por Karla Jasso -que abrirá sus puertas el próximo 7 de mayo-, representa a México en la 56 Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia.

“Concebida como un aparato de ingeniería cuya función es la evocación, Possessing Nature se presenta en tanto escultura monumental, sistema hidráulico, caja de resonancia, espejo o canal de agua”, explica Karla Jasso, de acuerdo con información de la oficina de Prensa de la Bienal. Jasso destaca que se trata de “una pieza de (contra) infraestructura que enfatiza dos momentos de la modernidad: la materialidad y el dinamismo, así como la arrogancia y el límite del sueño”.

En tanto escultura monumental, agrega la curadora, Possessing Nature “ tensiona el espacio de exhibición de una manera tal que llega a oprimirlo”, mientras que “como sistema hidráulico, utiliza la presión del agua succionada de la laguna, para crear turbulencias en el adentro del monumento y a su vez, tranquilizar su orificio”, esto es, se trasforma en “un espejo de agua que recibe y refracta imágenes que caen proyectadas en superficie”.

Possessing Nature está basado en la original idea de la yuxtaposición de Venecia y México, “territorios anfibios” que comparten el mismo origen y vínculo con el agua, aunque luego tomaron caminos radicalmente opuestos que separaron sus destinos, explica el comunicado oficial y recuerda que Venecia fue construida sobre una gran laguna, mientras que México distorsionó y destruyó completamente su paisaje al secar lagos y ríos.

La cuestión que aborda el Pabellón Mexicano es la relación que existe entre estos dos escenarios con el poder político, soberanía, economía, con la cual da respuesta “a la propuesta del curador Okwui Enwezor de reflexionar en ambas del estado actual y la apariencia de las cosas en su monumentalidad; se refiere a la memoria líquida, a la utopía de la colonización, la soberanía y la lógica de la catástrofe en el presente”.

A partir de esta línea se dibujó una ruta que conecta los callejones y canales de Venecia con los espacios donde se alza el Pabellón mexicano, “una ruta que atraviesa lugares históricos, sitios del poder nobiliario, comercial, religioso y militar, llega al Arsenal, revelando el vínculo entre las características de la ciudad, la arquitectura, el agua, la historia y el poder de Occidente”.

La instalación cuenta con “un dispositivo hidráulico que continuamente succiona y devuelve el agua de la laguna, generando un ruido intenso, ensordecedor en un remolino de imágenes y sonido que subrayan la imprevisibilidad del desequilibrio natural y la arrogancia humana en insistir poseer la naturaleza”, dice el comunicado. Agrega que “el agua en la escultura se expresa con furia, recordándonos que la vitalidad del elemento natural es mucho más poderosa que cualquier intento humano para controlarla”.

Según los responsables del Pabellón Mexicano, el trabajo de Candiani y Ortega denuncia la perversión de la soberanía colonial que sigue presente en los gobiernos actuales, porque “el intentar poseer la naturaleza se convierte en el espejo del poder”.

“La presencia de México en la Bienal de Arte se ha vuelto un referente para el desarrollo y fomento del arte contemporáneo en nuestro país que permite la difusión del arte contemporáneo mexicano y al mismo tiempo brinda una oportunidad para evaluar el impacto internacional de nuestras políticas culturales”, informa el comunicado citando a María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), institución que encabeza la propuesta y montaje de Possessing Nature en el Pabellón de México.