La FILEY atrapa con sus estaciones de lectura
yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Mérida. —Entre las múltiples acciones que se ejecutan en México a favor de la lectura, las ferias y los espacios dedicados a contagiar el gusto por los libros son de los favoritos. La Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2015 (FILEY) tiene de origen esa vocación y eso la convierte en una propuesta singular, única, pues no está enfocada al libro sino a la lectura y aquí en esta ciudad, durante estos días, hay una feria pero también una ciclovía con tres estaciones de lectura.
El encuentro del libro que se inauguró el pasado sábado y que concluye el 15 de marzo conjuga no sólo una feria en un espacio cerrado dedicada a la lectura más que al libro, sino también una ciclovía en la que los visitantes tienen oportunidad de escuchar historias y sentarse a leer libros en cualquiera de las tres estaciones de lectura situadas fuera del recinto ferial.
Se trata de tres “pequeñas islas” montadas afuera de la feria donde debajo de carpas acondicionadas con mesas, bancos, cojines y tapetes, los visitantes pueden tirarse un rato a leer o a escuchar una historia contada por un narrador oral. Esos espacios son del gusto del público, son lúdicos, sin barreras, y donde se comparte la lectura con el descanso.
Adentro, entre talleres dirigidos a los niños, presentaciones tradicionales y venta de libros, hay otros espacios lúdicos instalados por la Universidad Nacional Autónoma de México, postes donde se puede escuchar a Gabriel García Márquez leyendo en propia voz la obra Cien años de soledad o a Efraín Huerta declamando algunos de sus poemas; hay también juegos de “Serpientes y Escaleras” y una cabina donde los lectores eligen un título y se encierran en la cabina de “Narraoke” para leer un poema.
Periodismo cultural. La FILEY fue también anfitriona del Primer Encuentro Nacional de Periodismo Cultural, que ayer en su última jornada desarrolló tres mesas de discusión sobre la experiencia, las nuevas formas de hacer periodismo y el presente y el futuro del periodismo cultural, con la participación de Ariel González, Miguel de la Cruz, Virginia Bautista, Karina Pérez, Leticia Sánchez, Alberto Aranda, Silvia Estrada y José Luis Martínez, quien dijo que no existen nuevas maneras de hacer periodismo cultural, lo que hay son nuevas herramientas.
“No conozco sino una manera de hacer periodismo, el de la imaginación, no puedo pensar que existe una limitante para eso, no puedo pensar que exista algo que pueda vencer la imaginación, y cuando digo la imaginación no hablo de la invención que el periodista podría hacer de los hechos, la imaginación es cómo se afrontan los problemas, cómo se resuelven, cómo no caemos en esa terrible maldición que nos lleva al infierno que es la de la rutina y el aburrimiento, nada más terrible para un periodista que ser aburrido, ser monótono, que limitarse a la agenda institucional”, afirmó Martínez en su intervención..
Karina Pérez habló de la situación del periodismo en Oaxaca, Gustavo Madrigal de su experiencia en Guadalajara; y Silvia Estrada del periodismo que se hace en Saltillo. Entre llamados a mantener la pasión, la ética, la exigencia de hacer periodismo que se rija por los contenidos, ayer concluyó este encuentro con la conferencia magistral de Humberto Musacchio.
La Casa de la Escritora. Mañana, Sara Poot-Herrera recibirá el reconocimiento Forjadores de la Cultura que otorgan la Universidad Autónoma de Yucatán y la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2015, mañana también inaugura dos de sus proyectos: el VII Congreso Internacional de Literatura de UC-Mexicanistas (Asociación de investigadores del sistema University of California) y La Casa de la Escritora, un proyecto pequeño para que las amigas escritoras tengan una casa dónde llegar en Mérida.
La profesora del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California en Santa Bárbara y doctora en literatura hispánica por El Colegio de México ha logrado en los últimos años consolidar varios anhelos, uno de ellos es mantener activo este ejercicio de reflexión de UC-Mexicanistas, quienes junto con la FILEY otorgan desde hace tres años el Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco, que el pasado sábado le fue concedido a Fernando del Paso.
Poot-Herrera dijo que mañana, luego de la inauguración del Congreso Internacional de Literatura que lleva por título “Como México no hay dos, como Mérida, ninguna” y que reúne a más de una treintena de investigadores de varias universidades, irán al barrio de Santiago a abrir las puertas de La Casa de la Escritora que tiene La Celda Sor Juana.
“Es un lugar sencillo que tiene una casita adelante y atrás algo que le llamé La Celda, era una bodega y entonces se hizo un departamentito, La Celda de Sor Juana. Va a ser La Casa de la Escritora pero si ese día está Elena, se llamará Elena Poniatowska o si está Margo se llamará Margo Glantz o si está Cristina se llamará Cristina Rivera Garza; no discriminamos, a veces se la vamos a conceder a los hombres también”, aseguró la también estudiosa de Sor Juana.
Aunque dijo que en esa casa podrían tener actividades culturales como presentar una película, leer poesía y presentar libros, “no es una casa de cultura, sino un lugar para las escritoras y escritores, que sepan que tienen un lugar en Mérida que está a ocho cuadras del centro, en el barrio Santiago, que es uno de los barrios viejos de Mérida”.
La casa de Sara Poot-Herrera en Mérida, que podrá recibir a cualquier amiga o amigo escritor que pase sus vacaciones en la ciudad, quiera alejarse unos días a escribir o descansar, se compone de dos departamentos; el principal, tiene una entradita, sala, comedor y la cocina abierta, dos recámaras y un baño en medio; el segundo es la que ella llama La Celda de Sor Juana, con una estancia grande, baño, cocinita y comedor. Entre La Celda y la casa de adelante está un jardín y un patio compartido.





