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La singularidad y riqueza del libro Lenguaje en libertad. El Colegio Nacional celebra a Octavio Paz está no sólo en celebrar la voz y la obra del Premio Nobel de Literatura 1990, lo está también en la diversidad de voces que abordan la potente figura del poeta y ensayista. Figuran desde Jorge Cuesta, Antonio Castro Leal y José Vasconcelos, hasta Salvador Elizondo, Jaime García Terrés, Rufino Tamayo y Juan Villoro.

El libro, editado por El Colegio Nacional, reúne al menos 26 voces de escritores, poetas, narradores, humanistas, científicos, historiadores, arquitectos, artistas y pensadores que pertenecieron o pertenecen a El Colegio Nacional, y que además han escrito al menos un material sobre Paz.

Desde Teodoro González de León, quien como buen arquitecto edificó un museo para el gran poeta que fue Octavio Paz; Mario Lavista, que hizo uso de su capacidad de compositor y escribió tres canciones a partir de poemas del autor; hasta Vicente Rojo, quien apoyado en las cartas que intercambió con el creador de El laberinto de la soledad da forma a una amistad tejida de palabras e imágenes, los testimonios de estos personajes del sector cultural de México dan cuenta de la vida, la obra y la figura del autor de Piedra de Sol.

Eduardo Mejía, colaborador de EL UNIVERSAL, y María José Mejía emprendieron un proyecto editorial que tiene como finalidad celebrar a Octavio Paz en el centenario de su nacimiento; la propuesta fue un libro que reúne testimonios de creadores que han pasado o que están en El Colegio Nacional.

“Al ponernos a revisar todos los materiales para tratar de ubicar los textos escritos en torno a Paz por diferentes miembros de El Colegio, empezamos a hojear varios materiales, de pronto vimos que por ejemplo en la edición conmemorativa de ¿Águila o sol? estaban las ilustraciones de Rufino Tamayo, que decidimos incluir, de ahí tomamos las tres ilustraciones que vienen en el libro y decidimos reproducir la portada pero de la edición de esa obra en la colección popular del FCE”, señala Eduardo Mejía.

El escritor y crítico literario, que junto con su hija María José dio forma a este proyecto que reúne a otros creadores como Ramón Xirau, Gabriel Zaid, Samuel Ramos, Alfonso Reyes, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Fernando del Paso, Eduardo Matos Moctezuma, Enrique Krauze, Alejandro Rossi y Miguel León-Portilla, entre otros, asegura que en ese trabajo de búsqueda Vicente Rojo les compartió las cartas que sostuvo con Octavio Paz para varios proyectos editoriales.

“Allí hablan de proyectos de algunos de los libros, por ejemplo de los discos visuales, de El Castillo de la pureza, que es el libro maleta sobre Marcel Duchamps, los topoemas, en todo encontramos una conversación riquísima y muy alentadora, en que se intercambian los puntos de vista entre un literato, con unas ideas renovadoras, y la forma en que el artista las concluye y las hace factibles”, cuenta Eduardo Mejía.

Esa manera de ver a Octavio Paz como su igual, es decir, su par, es una de las virtudes que celebra María José Mejía, quien asegura que en estos textos lo que se puede ver es admiración, pero sin que los escritores echen “cebollazos”, sino que es una mirada de iguales, de escritor a escritor, de artista a artista en iguales condiciones creativas e intelectuales.

Pero sin duda hay materiales que le sorprendieron a Eduardo y a María José, como las partituras de tres canciones creadas por el compositor Mario Lavista, que son incluidas con la misma potencia del texto pero con notas musicales, que son una de las cosas que hacen singular a este volumen, que lo mismo contiene los planos e ilustraciones del museo del poeta ideado por el arquitecto Teodoro González de León.

“Al arquitecto Teodoro González de León le mandamos el texto que habíamos compilado para su revisión y aprobación y nos lo regresó añadiendo las ilustraciones que son muy bellas”, señala Eduardo Mejía, quien asegura que a todos los escritores y artistas vivos les mandaron los textos para revisarlos y ellos contribuyeron con correcciones o actualizaciones, e incluso con otros textos que les parecían más ilustrativos.

“No siempre recogimos los textos de libros, muchos están en revistas inconseguibles, en periódicos que a veces ni siquiera hay en la hemeroteca; por ejemplo, el texto de Antonio Alatorre y unas cartas de Carlos Fuentes las tuvimos que rastrear en una revista que se llama Textual, que fue una revista de pocos números y de una circulación muy baja, como suelen ser las revistas literarias en México; conseguirla fue realmente un logro, pero así fue con muchos textos”, afirma Eduardo Mejía.

El libro contiene textos poco conocidos que abonan a la figura de Octavio Paz. “Tampoco se trataba de poner textos donde solo hubiera menciones a Octavio Paz, sino textos sólidos, no siempre laudatorios ni siempre críticos, y vistos siempre desde la inteligencia, que esa es una de las características que tienen estos hombres”, concluye Eduardo Mejía.