A 70 años de la primera publicación de Gabo
Tal vez la verdadera biografía de un escritor, de un artista, sea su obra. Por eso, los escritos, las publicaciones, el recuento bibliográfico nos dan el mejor panorama para seguir las huellas de un autor. Es por ello que, sin temor a equivocarse, se puede afirmar que el capítulo bogotano de Gabriel García Márquez es, si no el más importante, sí el más interesante y generoso a la hora de acercarnos a su vida y obra.
Y es que en Bogotá, Gabo publicó sus primeros y últimos poemas; escribió y publicó sus primeros cuentos, sus primeras novelas y sus primeras crónicas y reportajes. También aquí recibió sus primeras críticas, y también sus primeros honores y premios
En efecto, Gabo nace a la literatura en Bogotá, el 31 de diciembre de 1944 (hace exactamente 70 años), cuando se publica en la página literaria de EL TIEMPO su poema "Canción". Gabito, como lo llamaban sus compañeros del colegio, era por aquellos días un estudiante de bachillerato en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá y entonces cabe preguntarse: ¿Cómo un adolescente que estudia en un colegio de la provincia cundinamarquesa logra que un poema suyo sea publicado en el periódico más prestigioso en el país?
Sobre este asunto se barajan distintas versiones. Una es la que plantea Gabo en sus memorias, "Vivir para contarla": "Cecilia González, mi cómplice de Zipaquirá, había convencido al poeta y ensayista Daniel Arango de que publicara una cancioncilla escrita por mí, con pseudónimo (Javier Garcés) y en tipografía de 7 puntos, en el rincón más escondido del suplemento dominical de EL TIEMPO".
Otra explicación la dan algunos biógrafos que sostienen que esta publicación se debe a la mediación del poeta Eduardo Carranza, quien para esos años era el director de las páginas literarias de EL TIEMPO y visitaba a Zipaquirá con cierta frecuencia, donde se conocieron. Lo cierto es que el poema está inspirado en la poética piedracielista y lleva un epígrafe del capitán del grupo: "Llueve en este poema... E. C."
En 1945, también en el periódico EL TIEMPO, aparece una noticia asociada con el futuro premio Nobel, y nada más ni nada menos que a propósito de la literatura y los libros. Ese día, 28 de junio, anuncia el periódico que al día siguiente tendrá lugar la inauguración de la Segunda Feria del Libro de Zipaquirá.
Al adelantarles a sus lectores el orden del día del acto inaugural, este diario informa que a nombre de los estudiantes hablará Gabriel García Márquez. Tal vez a ese discurso, sin acordarse del propósito del mismo, se refiere Gabo en sus memorias cuando dice que lo consulta con el rector del Liceo y tiene uno de sus primeros grandes tropiezos con la ortografía:
" ‘Aquí hay dos problemas -me dijo-. Usted escribió: en armonía con la flora exhuberante de nuestro país, que dio a conocer al mundo el sabio español José Celestino Mutis en el siglo XVIII, vivimos en este Liceo un ambiente paradisíaco'. Pero el caso es que exuberante se escribe sin hache y paradisiaco se escribe sin tilde.
Me sentí humillado. No tuve respuesta para el primer caso, pero en el segundo no tenía ninguna duda, y le repliqué de inmediato con lo que me quedaba de voz:
-Perdóneme, señor rector, el diccionario admite paradisíaco con acento o sin acento, pero el esdrújulo me pareció más sonoro".
Gabo y Camilo
Al año siguiente, el 15 de diciembre de 1946, mientras en las páginas sociales del periódico se reseña el grado de bachiller de un joven perteneciente a la sociedad bogotana, Camilo Torres Restrepo, en la página de temas nacionales, en la esquina inferior izquierda, bajo el título Los trabajos para la exposición pecuaria están muy adelantados aparece, luego de comentar algunos detalles del evento bovino, un subtítulo que anuncia el grado de 25 bachilleres.
En esta breve nota se informa que en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá se llevó a cabo la ceremonia de graduación: "En nombre de los nuevos bachilleres llevó la palabra el alumno Gabriel García, quien conquistó el primer puesto del curso".
Curiosamente, Camilo y Gabo, tan solo dos meses después, serían condiscípulos en la Universidad Nacional, e iniciarían una larga y entrañable amistad, que llevaría -inclusive- a que fuera el padre Camilo quien bautizara al primogénito cachaquito de Gabo, Rodrigo. (Lea también: El múltiple legado de Gabriel García Márquez).
Sobre su grado de bachiller, Gabo recuerda en "Vivir para contarla" que "no solo era más de lo que mis padres esperaban, sino que además fui yo el primero de la promoción de aquel año, a pesar de que mis compañeros de clase -y yo más que nadie- sabíamos que no era el mejor".
En 1954, Gabo inicia su senda ganadora de laureles y premios literarios con el primer puesto en un concurso organizado por la Asociación de Escritores y Artistas de Colombia, y con motivo de la ceremonia de premiación, gana también su aparición en una primera página de un periódico: EL TIEMPO, el 31 de julio de 1954.
Entonces, si bien El Espectador de los años cuarenta, encabezado por Gabriel y Guillermo Cano, Eduardo Zalamea Borda y José Salgar, es la cuna del García Márquez cuentista; y el de los años cincuenta es la casa del Gabo periodista, del reportero y del crítico de cine, la verdad es que a Gabo lo publicó primero ese que él llama en sus memorias "un periódico rico, poderoso y prepotente", y que fue este -EL TIEMPO- el que dio por primera vez al mundo noticia de la existencia del que sería nuestro más importante genio literario.
A 70 años de iniciada esta historia es bueno revelarla. Y recordar, en homenaje a su memoria, los lazos de Gabriel García Márquez con Bogotá, en los días que uno tras otro eran la vida.
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