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"La ópera toca fibras que otras artes no": Camarena

Abigail Saucedo Castro| El Universal
Sábado 24 de enero de 2015

CONCIERTO. El cantante Javier Camarena durante la presentación de "Serenata", ayer en el Cenart. (Foto: ADRIÁN HERNÁNDEZ / EL UNIVERSAL )

El tenor habla en entrevista de su nuevo disco y de la experiencia que le dejó, como trabajar con Armando Manzanero

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Javier Camarena no sólo ha sido uno de los tres cantantes en la historia en repetir un número —o bis— a petición del cautivado público en el Metropolitan Opera House de Nueva York y en el Teatro Real de Madrid, uno de los tenores más ovacionados por la crítica especializada en sitios como Suiza, Madrid, Londres o París, también se ha convertido en el hijo prodigio de la ópera que México brindó al mundo y el hombre que con su nuevo álbum, Serenata, que estará disponible en formato digital y físico a partir del 27 de enero, reúne a distintas generaciones que gustan de la música mexicana.

A diferencia de su primer disco, Recitales, que salió a la venta en 2014 y que incluía canciones populares nacionales e italianas, su nuevo álbum titulado Serenata le rinde honor exclusivamente a la música mexicana.

“Es especial porque tiene canciones de autores mexicanos y que nos identifican como tales, ¿quién no ha crecido con canciones de Armando Manzanero o le ha dedicado ‘Reloj’ a una novia?”, afirma Camarena. El acompañamiento al piano una vez más estuvo a cargo del maestro Ángel Rodríguez. En Serenata “está la voz educada, pero no está el deseo de apantallar con la voz como lo exige la ópera. Hay una mezcla de piano y voz, con arreglos muy íntimos, hechos para disfrutar en una tardecita en pareja”.

El 10 de octubre de 2013, Camarena participó en el Segundo Festival de Otoño que organiza el Centro Cultural Roberto Cantoral. Y fue aquí donde ofreció el concierto que más tarde se convertiría en este nuevo álbum que cuenta con temas compuestos por grandes figuras musicales como Agustín Lara, Consuelo Velázquez, Roberto Cantoral y Armando Manzanero. Y aunque quizá el público critique que el disco no contenga canciones clásicas de estos autores, el jalapeño tiene una razón para haberlo hecho: “No incluimos ‘Bésame mucho’, porque se ha cantado mucho. Son canciones que no se conocen tanto pero que son hermosísimas y son parte de su obra”.

Sin embargo, el tenor reconoce que la cereza del pastel fue la intervención de Armando Manzanero. “Me acompañó en dos temas —”Mía” y “Tristeza”— de su autoría que están como coronación del disco al final”, afirma. Camarena no conocía a Manzanero en persona, pero le envió la invitación para que lo acompañara al piano en las canciones de su autoría. “Yo lo conocí hasta que iniciamos los ensayos. Me di cuenta de que es muy atento, amable, y el trabajo con él fluyó fácilmente. Jamás me imaginé poder conocerlo en persona”, confiesa.

Para el veracruzano, el mundo se ha hecho desechable y la música no se ha escapado de este efecto: “En la música algo puede dar el flamazo pero se apaga, el público de la ópera se ha ido pero no todo. Las nuevas generaciones crecen con reggaetón, pero por lo menos por Bugs Bunny muchos van a conocer cuál es la apertura de El barbero de Sevilla, o una ópera de Guillermo Tell que es el tema principal de El llanero solitario. La ópera está ahí, la puedes escuchar en comerciales lo mismo ‘La donna e mobile’ que el ‘O sole mio”.

Claro que también lamenta que no se ha hecho lo suficiente para crear públicos nuevos que busquen la ópera, “por eso la mayoría del público que va a la ópera es de 40 años para arriba”.

Sin embargo asegura que hay mucho más interés por este arte en las generaciones actuales de jóvenes, que hace 20 años. “Es complicado que la ópera llegue a estar en picada en algún momento. A diferencia de otros géneros no sólo sirve para pararse el cuello y decir ‘¡Ay, fui a la ópera!’, sino que es muy accesible, hay para todas las posibilidades. A veces sale mucho más barato ir a la ópera que a un partido de futbol. Y cuando sales de un partido vas buscando romperle la trompa al del equipo que ganó, o si ganaste vas con una actitud soberbia presumiendo. Pero cuando sales de una función de ópera, lo puedo asegurar, sientes que flotas, porque se tocan fibras que difícilmente pueden tocarse con otro arte. Mientras la gente siga dejándose conmover por este tipo de manifestaciones artísticas, difícilmente la ópera va a llegar a un fin”, asegura.



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