Sao Paulo. — “La vida del artista no es fácil pero hay que mantenerse de los sentimientos que vienen del estómago”.

Con esta frase cerró Marina Abramovic el encuentro que tuvo la noche del miércoles con más de 400 asistentes al Sesc Pompeia de Sao Paulo, en la que expuso su filosofía: body drama y performance.

Abramovic, figura histórica del performance mundial, se presenta en esta ciudad como parte de una retrospectiva de su obra, y ha abierto un espacio de experimentación con el público brasileño al que busca sumergirlo en ejercicios de “liberación” de cuerpo y mente.

Esta primera parte de su exposición estuvo dividida en cinco módulos, cada uno con distintas selecciones audiovisuales a las que tituló Pies, Pechos, Body drama, Ojos y Estómago.

En la primera proyección sólo se aprecian los pies de una pareja que baila tango, mientras que para ilustrar su segundo ejemplo de la intervención total del cuerpo se proyectó un video titulado Ganz oben (Hasta la cima, en alemán) en el que una joven, después de ascender por las escaleras de un edificio de departamentos, llega a la cima y se despoja de su playera para dejar sus pechos apuntando hacia su rostro.

“El momento cultural es importante para el performance. Es difícil ver algo donde no pasa nada. No te desconectes. Sólo debes estar ahí. Sólo mira que no pasa nada. Todos los elementos están ahí. Son parte del performance. Cada segundo es parte de la pieza. El artista y el público son lo mismo. Hacen el trabajo juntos”, dijo.

La presentación de la artista serbia se realiza en el contexto de la exposición titulada Tierra Comunal, una retrospectiva de su trabajo en el performance desde los años 70, montada en la sede de la avenida Pompeia de la Asociación Servicio Social del Comercio (Sesc) de Brasil. Gerardo Martínez, enviado