Mérida.—La percepción que siempre ha tenido Rolando Armesto, director general de la cadena de Librerías Dante, que tiene su sede central en esta ciudad del sureste mexicano, es que la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro es una ley “injusta, absurda y estúpida”.

Él es uno de los actores del libro que siempre se ha opuesto a la ley y particularmente al precio único a los libros, pues considera que es absurdo e injusto que quien vive en la provincia tenga que absorber el costo del flete en la compra de libros. “Me parece injusto también que uno no pueda rebajar los precios cuando los libros se te están quedando”, dice el librero.

En Mérida, las cosas no son distintas a cómo transcurre el comercio del librero a lo largo y ancho del territorio nacional. Las librerías y las ferias del libro ayudan a acercar los libros a la población, sin embargo esa población no tiene posibilidades de adquirirlos al mismo precio que en la Ciudad de México, por ejemplo.

Nicole Martínez es contadora y le interesa la literatura, y aunque dice que en la ciudad hay librerías como Dante, que ofertan libros, espera cada año la realización de la Feria Internacional de la Lectura —que concluyó el pasado domingo— porque aquí halla una mayor oferta de títulos que comúnmente no están en las librerías.

“Espero la feria porque me da la oportunidad de ver otros títulos, es mucho mayor la diversidad y me permite acceder a otras historias. Siempre he comprado libros y en los últimos años no he sentido ningún cambio ni disminución en precios; algo sé de la Ley del Libro y de que deberían costar lo mismo aquí que en otras ciudades, pero en la práctica todo es igual que antes”, señala Martínez.

Rolando Armesto reitera que quienes inventaron el precio único son los editores y algunos libreros de la Ciudad de México que no sufren los costos del flete. A él le sigue pareciendo una ley injusta que privilegia a las grandes cadenas libreras y a las grandes superficies de ventas. Yanet Aguilar Sosa