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Ulises I, arte sonoro desde el espacio

Alida Piñón| El Universal
00:05Miércoles 30 de julio de 2014
Juan Jos Daz Infante muestra el satlite que dise el grupo de artistas que l lidera. El proyect

CREADOR. Juan José Díaz Infante muestra el satélite que diseñó el grupo de artistas que él lidera. El proyecto inició hace cuatro años en la Fonoteca Nacional. (Foto: PERLA MIRANDA / EL UNIVERSAL )

El nanosatélite que transmitirá música fue creado por varios artistas. Podría ser lanzado en 2015 con el apoyo de Japón

ana.pinon@eluniversal.com.mx

El símbolo de progreso del siglo XX fueron los ferrocarriles, el del siglo XXI son los satélites, una máxima de la que está seguro el artista visual y fotógrafo Juan José Díaz Infante, creador de Ulises I, el primer nanosatélite mexicano que nació en 2010 con la idea de convertirse en el primer proyecto artístico-científico-tecnológico en México y cuya misión es la de transmitir desde el espacio la obra sonora de un grupo de artistas.

A cuatro años de distancia, la realización de este proyecto también podría ser la primera piedra de una misión más ambiciosa: la creación de una escuela nacional de satélites.

Ulises I se creó en el marco de un Programa de Residencias de la Fonoteca Nacional y estuvo a cargo del Colectivo Espacial Mexicano integrado por científicos, ingenieros, artistas interdisciplinarios, estudiantes de ingeniería y músicos, liderados por Díaz Infante; mientras que la construcción fue desarrollada y concluida en febrero pasado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), bajo la coordinación del investigador Celso Gutiérrez.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Juan José Díaz Infante asegura que Ulises I es el principio de la carrera espacial de México, pero el camino, dice, ha sido sinuoso, principalmente porque al ser el primero en la historia del país en el campo de los nanosatélites su desarrollo ha sido muy complejo y con varias dificultades de financiamiento. "Lo que queríamos era montar un proyecto artístico sobre la tecnología, pero nos dimos cuenta que esa tecnología no existía, así que tuvimos que hacerla, es como si estuviéramos haciendo el Sputnik mexicano", cuenta el fotógrafo y poeta.

En un principio, recuerda, pocos creían en la viabilidad del proyecto, sin embargo se fueron sumando diversas instituciones, empresas, asociaciones civiles y "la sociedad" ya sea como patrocinadores o a través de donaciones, con lo que se ha apoyado a un equipo en el que hasta ahora han participado más de 50 personas.

De 2010 a la fecha, explica Juan José Díaz Infante, han tenido participación financiera del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, el Conaculta a través del Centro de Cultura Digital, el Centro Multimedia, Laboratorio Arte Alameda, la Fonoteca Nacional, la Secretaría de Relaciones Exteriores, PLAY Festival, la Fundación BBVA, EPSON, Estudio Jamaica, IQH, Sunflower, Mexpost, Univar, la Red de Tecnología y Ciencia Espacial del Conacyt, la UNAM y el Centro de Alta Tecnología de Querétaro, Talento Científico y Tecnológico de México, A.C., de Jalisco y el Anderson Abruzzo Balloon Museum de Albuquerque.

De acuerdo con el artista, Ulises I está prácticamente listo para lanzamiento pero aún falta la inversión final de 150 mil euros (2 millones 700 mil pesos) que servirán para hacer las últimas pruebas y para llevarlo a la estación espacial. "Estamos en el punto crítico antes del gran final. La situación del nanosatélite es cambiante en todo momento, lo único que en este momento tengo completamente confirmado es que una famosa escuela de samuráis de la que aún no puedo decir su nombre, garantiza la permanencia del proyecto y el lanzamiento al espacio a través de la creación de una fundación que se encargará del financiamiento. Ulises I vuela porque vuela, es un hecho", dice.

Lo que se ha invertido hasta ahora es "infinito", confiesa. En cuatro años, el costo del proyecto podría ser hasta de unos 600 mil dólares (7 millones 800 mil pesos), más los 150 mil euros faltantes. En suma, el proyecto de Ulises I si es aprobado como está actualmente y lanzado en la primavera de 2015, podría ser de 10 millones 500 mil pesos aproximadamente. "Hemos hecho una importante recaudación de fondos, así que incluso hay dinero extranjero, porque mucha gente ha querido apoyarnos, pero es muy difícil hacer un desglose en este punto", cuenta.

Y agrega: "Todos los días nos cuestionan si es mucho dinero el que se está invirtiendo, pero estamos hablando de independencia tecnológica y global que sólo se puede conseguir con satélites, desde esta perspectiva no estamos cometiendo ninguna imprudencia".

Viaje en puerta

El satélite tiene una frase en clave morse que dice "yo amo el camino" y se escucha como el latido del corazón; cuando se encuentre en buena posición y se estabilice podrá ser captado. Una vez que se identifique su ubicación, se le preguntará su estado y se sabrá si es capaz de comenzar a transmitir desde una estación de radio amateur en donde lo primero que se escuchará es la obra Para Ulises, compuesta por todos los artistas participantes; después se apagará.

El satélite hecho de placas de aluminio y tarjetas de circuito sólo puede transmitir un par de minutos al día y estará en una órbita polar a 300 kilómetros de distancia. "Cualquiera podrá coordinarse con el Instituto Nacional de Astrofísica y Electrónica, quien avisará que tal día a tal hora pasará sobre México y se podrá escuchar, pero también en el portal de Internet ulises1.mx vamos a poner todas las sesiones que se vayan escuchando en distintas partes del mundo. Habrá una interacción entre las personas interesadas, artistas, científicos, estaciones de radio en todo el mundo", explica el director del proyecto.

La experiencia satelital en México inició en los 70, pero fue hasta 1995 cuando se construyó el primero 100% mexicano, se llamó UNAMSAT-1; ha habido experiencias en los años 90 con Solidaridad I y II, y próximamente el lanzamiento de los satélites Centenario y Morelos III, pero el rezago en esta materia es "gigantesco". "Lo que empezó como algo artístico, ahora tiene que ver incluso con la soberanía nacional porque implicaría que dejáramos de comprar los satélites a otros países. La confianza de que estamos en el inicio de algo muy grande es realmente muy importante".

Por eso el paso siguiente será desarrollar la escuela. "En este momento ya estamos generando las misiones II, III y IV, y la escuela de samuráis nos ayudarán a que el proyecto sea algo permanente a través de la escuela espacial. Por ahora, lo que podemos decir es que Ulises II tomará una fotografía del planeta".

Díaz Infante cuenta que al Primer Ministro de Japón se le ha presentado el proyecto y está interesado en las colaboraciones entre México y Japón, además, con el respaldo de la escuela y de los proyectos que se han generado en el marco de los 400 años de las relaciones de México y Japón, todo seguirá su curso.

El 11 de agosto tendrán la prueba de vibración en Brasil, la cual servirá para saber si no se desbarata, si necesita ajustes, si la pila a la que deberá someterse a una temperatura de menos 50 grados no explota, etc. Si todo sale bien y no es necesario hacer modificaciones mayores, como rediseñar toda su arquitectura porque el cohete necesita que sea un cubo y no un cilindro, será trasladado el de 5 de septiembre a la Agencia Espacial Japonesa, de donde será llevado a la estación y después puesto en órbita para finalmente escuchar la obra de Arcángel Constantini, Iván Puig, Cabezas de Cera, Arturo Márquez, Ramsés Luna, Marcela Armas, Gilberto Esparza, Omar Gasca, Ariel Guzik y Hugo Solís.



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