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Niños negros esclavos, un pasado olvidado

Abida Ventura| El Universal
10:45Viernes 14 de marzo de 2014

En la memoria colectiva de México sobreviven muy pocas referencias a ese pasado esclavista. También es poco conocida la contribución de la población de origen africano a la construcción económica, social y cultural de nuestro país, a pesar del peso demográfico que tuvieron en el México virreinal. Especial

Lejos de limitarse al trabajo en el campo, los esclavos fueron ocupados en diversos oficios como: herreros, arrieros, artesanos, pregoneros o vendedores; también eran destinados al servicio doméstico, así como a obras de construcción, como la de la Catedral Metropolitana. Especial

Poseer un esclavo en nuestro país era símbolo de prestigio. A diferencia de otros lugares, en la Nueva España podían casarse con personas de otras castas y tenían diferentes opciones para obtener su libertad. Por ejemplo, que el amo se la otorgara en testamentos o que ellos mismos o sus parientes juntaran dinero para comprar su libertad. Especial

Los niños esclavizados de origen africano también jugaron un papel importante en la construcción del país; desarrollaron actividades como acompañantes, trabajadores domésticos o de limpieza de conventos. Niños, jóvenes o adultos, la contribución de la población de origen africano a la construcción de nuestro país fue tan fundamental. Especial

El leo

DIVERSIDAD. El óleo "De español y negra, mulato", atribuido a José de Alcíbar, ejemplifica las relaciones que se daban entre los diferentes sectores de la sociedad. (Foto: ESPECIAL )

Gracias al cine, por ejemplo, sabemos más del pasado esclavista de Estados Unidos que del de nuestro país. Un nuevo libro ahora revela detalles sobre este tema

abida.ventura@eluniversal.com.mx

Hacia 1572, Polonia, una mujer de origen africano esclavizada, denunciaba ante el Tribunal de la Santa Inquisición los abusos sufridos por su amo al negarse a dar razones sobre un grupo de esclavos fugitivos. Los azotes, humillaciones y vejaciones sexuales de parte de su propio hijo y otros niños esclavos que eran obligados a hacerlo saltan a la vista en este caso que es narrado en un documento inquisitorial del Archivo General de la Nación.

Por esa misma época, según el testimonio de Francisco de la Maza en su libro La ciudad de México en el siglo XVII, la muerte de una esclava conmocionó mucho a sus amos, por lo que su funeral se convirtió en todo un acontecimiento en la ciudad; su cuerpo fue cargado por "los caballeros de la ciudad y asistió al entierro toda la nobleza y todas las órdenes religiosas y la capilla de la Catedral".

Estas dos historias muestran los contrastes de las condiciones de vida de los esclavos en la Nueva España, a la vez que revelan una situación muy cercana a las historias que, en los últimos años, el cine estadounidense ha llevado a la pantalla grande con películas como Django Desencadenado, de Quentin Tarantino, y la recién ganadora del Oscar 12 años esclavo, de Steve McQueen.

Sin embargo, mientras que en Estados Unidos la esclavitud nunca ha dejado de ser un tema de múltiples debates y polémicas, en la memoria colectiva de México sobreviven muy pocas referencias a ese pasado esclavista. A pesar de que en el medio académico son cada vez más frecuentes las investigaciones sobre las condiciones de los hombres y mujeres de origen africano que fueron esclavizados en la Nueva España, en los libros de historia básica ese capítulo aparece casi entre líneas. "El libro de texto de cuarto año de primaria de la SEP dice que en 1553 se prohibió la entrada de esclavos. Esto es un error enorme, porque nos hace pensar que los africanos solo fueron importantes en un periodo muy corto de la Nueva España pero no es así, fueron importantes a lo largo del periodo virreinal, también en el México Independiente; ahora hay trabajos que muestran su participación en el movimiento de Independencia", asegura la historiadora Cristina Masferrer León.

La autora del libro Muleke, negritas y mulatillos. Niñez, familia y redes sociales de los esclavos de origen africano en la ciudad de México, siglo XVII, recientemente publicado por el INAH, sostiene que también es poco conocida la contribución de la población de origen africano a la construcción económica, social y cultural de nuestro país, a pesar del peso demográfico que tuvieron en el México virreinal.

"La cantidad de personas de origen africano parece haber sido mayor a la de los españoles, aunque no más que los indígenas", precisa la historiadora, quien explica que aunque es difícil estimar con precisión la cantidad de esclavos africanos y afrodescendientes que habitaron la capital de la Nueva España, los relatos recogidos por cronistas de la época sugieren que era muy numerosa. En su libro, Masferrer León indica que según algunas investigaciones, en el siglo XVII, la ciudad de México contaba con unos 70 mil habitantes, de los cuales 35% a 40% eran de origen africano.

Lejos de limitarse al trabajo en el campo, los esclavos fueron ocupados en diversos oficios como: herreros, arrieros, artesanos, pregoneros o vendedores; también eran destinados al servicio doméstico, así como a obras de construcción, como la de la Catedral Metropolitana.
Las habilidades y conocimientos de cada uno también determinaban su precio: "Podían costar $100, iba aumentando hasta $150 o $400... todo dependía de las edades, de las condiciones y capacidades", dice la historiadora.

Como en Estados Unidos y en otros lugares en donde prevaleció esta práctica, poseer un esclavo en nuestro país era símbolo de prestigio. No obstante, "sí había diferencias en la manera de vivir la esclavitud entre un lugar y otro": En la Nueva España, comenta la especialista, podían casarse con personas de otras castas, tenían diferentes opciones para obtener su libertad -por ejemplo, que el amo se la otorgara en testamentos o que ellos mismos o sus parientes juntaran dinero para comprar su libertad-, podían valerse de la legislación para evitar estar separados de sus parejas o hijos, además de que podían formar redes familiares o de parentesco a través de fiestas o cofradías religiosas.

Una pareja, menciona Masferrer León, podía vivir en casas separadas, con diferentes amos, pero tenían derecho a permanecer juntos los sábados por la noche.

Infancia y esclavitud

Los niños esclavizados de origen africano también jugaron un papel importante en la construcción del país.

La historiadora, cuyo libro es pionero en el estudio de las condiciones de esclavitud infantil durante el periodo virreinal, indica que los niños esclavos desarrollaron actividades como acompañantes, trabajadores domésticos o de limpieza de conventos, a los que solían ser donados "como una muestra de fervor religioso".

Las condiciones de estos niños esclavos son similares a la de los adultos, pero muchas veces fueron ellos quienes ayudaron a crear y fortalecer las redes de convivencia, como con los nacimientos o bautizos. Sin duda, la contribución de los pequeños esclavos fue notoria, no obstante este tema es uno de los grandes pendientes por investigar, comenta la historiadora, quien en su libro aborda, por primera vez, las características de la esclavitud en esta parte de la población, a partir del análisis de poco más de mil actas bautismales localizadas en el Sagrario Metropolitano, correspondientes a la primera mitad del siglo XVII.

Niños, jóvenes o adultos, la contribución de la población de origen africano a la construcción de nuestro país fue tan fundamental como pudo serlo en Estados Unidos, aunque sumamente distinta: mientras que allá, ni la abolición de la esclavitud ni el Movimiento de los Derechos Civiles lograron voltear la página de la segregación, los africanos traídos a México durante la Colonia se mezclaron con el resto de la población sin apenas dejar huellas, razón por la que posiblemente exista tan reducido interés hacia ese capítulo de la historia de México.



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