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Lagartijas, 10 años de rebeldía

Alida Piñón| El Universal
00:20Viernes 06 de junio de 2014

El colectivo Lagartijas tiradas al sol cumple una década de ofrecer otra forma de producir teatro en México: social y autogestivo. En la imagen, la puesta en escena "Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán". Cortesía Museo Universitario del Chopo

"Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán" ofrece un recorrido y reflexión sobre la historia del siglo XX mexicano; presenta una reflexión sobre el regreso del PRI al poder. Cortesía Museo Universitario del Chopo

El colectivo continúa experimentando con diferentes formas de producción, de lenguajes y trata de aportar a la construcción de un país con memoria. En la imagen, la puesta "El rumor del incendio". Cortesía Museo Universitario del Chopo

"El rumor del incendio" es un documental escénico sobre la vida de la ex guerrillera, historiadora y profesora Margarita Urías Hermosillo y su relación con los movimientos armados en México a partir de los años cincuenta. Cortesía Museo Universitario del Chopo

En 10 años las Lagartijas se han mantenido firmes en la idea de que son los actores los hacedores del teatro, por lo tanto pueden ser también dramaturgos, directores y productores. En la imagen, la obra "Montserrat". Cortesía Museo Universitario del Chopo

La puesta "Montserrat" parte de la inquietud del protagonista por saber quién fue su madre, así como conocer su actual paradero. Escasos son los datos y recuerdos que tiene y con los cuales no logran formar un recuerdo sólido. Cortesía Museo Universitario del Chopo

El nacimiento de las Lagartijas, dice el actor Gabino Rodríguez, fue una reacción rebelde a las estructuras y a la figura del director "caudillo". En la imagen, la obra "Se rompen las olas". Cortesía Museo Universitario del Chopo

"Se rompen las olas", narra la historia de cómo se conocieron los padres de la protagonista, hecho que sucedió en el temblor de 1985 en la ciudad de México. Cortesía Museo Universitario del Chopo

Acercamiento a la guerrilla en Mxico

EL RUMOR DEL INCENDIO. Acercamiento a la guerrilla en México. (Foto: CORTESÍA MUSEO UNIVERSITARIO DEL CHOPO )

El colectivo cumple una década de ofrecer una manera diferente de hacer teatro en México: social y autogestivo

ana.pinon@eluniversal.com.mx

En 2003 Luisa Pardo y Gabino Rodríguez se conocieron cuando estudiaban actuación en la UNAM. De inmediato coincidieron en su postura rebelde y en que en el teatro no estaban de acuerdo con la estructura jerárquica, pues el actor obedece las indicaciones del director y productor sin ningún tipo de retroalimentación.

Un día decidieron abandonar la escuela y experimentar para desarrollar su propia idea de teatro: uno más horizontal, austero, crítico y situado en la historia.

Así, en 2004, surgió Lagartijas Tiradas al Sol, un colectivo teatral que continúa experimentando con diferentes formas de producción y de lenguajes. Su teatro, dice Rodríguez, trata de aportar a la construcción de un país con memoria.

"Estábamos en la escuela y decidimos hacer una obra medio autobiográfica, con ficción, con un collage de textos que se le ocurrieron a Gabino, pero nos dimos cuenta de que no sólo no estábamos de acuerdo con los postulados de la academia, sino que también podíamos empezar a producir nuestro propio trabajo a partir de nuestras inquietudes. Seis meses después de hacer la obra, nos fuimos de la escuela y empezamos con el colectivo con la colaboración de diferentes actores, cineastas, diseñadores gráficos, fotógrafos", cuenta en entrevista Luisa Pardo.

En 10 años, las Lagartijas se han mantenido firmes en la idea de que son los actores los hacedores del teatro, por lo tanto pueden ser también dramaturgos, directores y productores, pero sobre todo creen que el teatro es un espacio democrático y que nunca está sujeto a las voluntades del "genio creador" ni de las decisiones de una sola persona.

El nacimiento de las Lagartijas, agrega Rodríguez, fue una reacción rebelde a las estructuras y a la figura del director "caudillo".

Diez años después, aunque el modelo se ha flexibilizado se sigue reproduciendo en la escena mexicana. "Nosotros no quisimos formar parte de eso y la opción era crear otra forma", dice Rodríguez.

Una vez estructurado el esquema de producción, en lo estético, apostaron por el teatro social. Hasta ahora cuentan con una decena de obras en las que predominan temáticas relacionados con la historia de México. Entre las más exitosas se encuentra El rumor del incendio, documental escénico sobre la vida de la ex guerrillera, historiadora y profesora Margarita Urías Hermosillo y su relación con los movimientos armados en el país a partir de los años 50, de Pardo, Rodríguez y Francisco Barreiro.

Entre las más recientes y quizá más ambiciosa debido al trabajo de investigación y documentación está Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán, en la que Pardo y Rodríguez proponen un recorrido y reflexión sobre la historia del siglo XX mexicano. "Empezamos con un trabajo biográfico y de ficción, pero con el tiempo hicimos obras con un trabajo de documentación, y combinamos todos nuestros intereses", explica Luisa.

Internacionales y autogestivos

"Las obras que hacemos tienen poca escenografía porque lo que buscamos es llevarlas a muchos escenarios, nunca nos ha interesado estrenar, tener una temporada y olvidarnos de la obra. Nuestro teatro responde también a que el teatro no debe de producir basura y se debe de mover", dice Gabino.

Luisa, añade: "Si nosotros mismos no podemos cargar cualquier objeto, entonces eso no lo usamos en una obra, nuestra producción está basada en nuestras posibilidades. Afortunadamente eso nos ha ayudado a salir de la ciudad y del país. Somos austeros, pero así lo hemos querido; en el teatro mexicano hay muchas mamparas de determinadas medidas que no se reutilizan porque hay directores que quieren otras sólo para ellos, desangran los recursos públicos".

En una década han tenido que trabajar en diferentes actividades para sustentar su teatro, pero las giras internacionales, principalmente a Europa, les ha ayudado poco a poco a vivir de su trabajo.

"No somos una empresa, nadie tiene un sueldo, pero hasta hace unos tres años apenas hemos podido obtener ganancias, sin embargo si no se generan, estamos dispuestos a seguir", dice Gabino.

Lagartijas ha logrado desarrollar un lenguaje con el que se han comunicado con todo tipo de público, sobre todo con los jóvenes. Una década de ofrecer la mirada que tienen sobre el país, de lo que ha pasado con sus rebeldes, con sus gobernantes, con sus luchadores sociales, con sus tragedias.

Actualmente están por concluir este fin de semana una temporada en el Museo Universitario del Chopo en donde se presentó una retrospectiva de su trabajo. Las últimas funciones serán mañana y el domingo con Derretiré y Montserrat.



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