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El tenor mexicano Javier Camarena, de 38 años de edad, nacido en Xalapa, se ha convertido en un fenómeno internacional a partir de un suceso pocas veces visto en los teatros más prestigiosos del mundo: repetir, a petición del público, un aria en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Una audacia que sólo habían conseguido Luciano Pavarotti y Juan Diego Flórez en los últimos 70 años.

El cantante recientemente grabó un disco con el sello mexicano Urtext, acompañado de la Sinfónica de Minería, bajo la batuta de José Aréan; su primera producción de arias, que será lanzada en 2015 y que significa el primer paso de un proceso de transformación y de repertorio porque hasta ahora ha sido afamado por ser uno de los pocos belcantistas en el mundo, pero desea convertirse en un tenor lírico.

El cantante está hoy por hoy sentado en los cuernos de la luna. ¿Por qué? El crítico de ópera José Noé Mercado, la productora musical Marisa Canales y el director de orquesta José Areán, explican por qué este mexicano, al que pronto podrá vérsele en septiembre en el marco de los 80 años del Palacio de Bellas Artes, está rompiendo esquemas en la escena internacional.

Una década de esfuerzos

El principal mérito de Javier Camarena como cantante mexicano, asegura Mercado, autor del libro Luneta 2. La ópera que tenemos en México, es que es probablemente el que más ha crecido a lo largo de la última década, desde que gana el concurso Carlo Morelli y debuta en La hija del regimiento, hasta sus recientes presentaciones en la sala Nezahualcóyotl, dice, ha sido un cantante que va totalmente en ascenso, que ha crecido en su técnica, en su interpretación y en esa capacidad para comunicarse con el público.

"Lo que le ha traído gran éxito son sus roles rosinianos, aunque ha interpretado otros periodos y otros compositores con los que le ha ido muy bien, pero podemos decir que se convirtió en un tenor belcantista, un sueño para todos los directores tanto de orquesta como escénicos porque este tipo de voces no abundan con buenos agudos, con una línea de canto extraordinaria, con una facilidad para la coloratura, para hacer adornos", explica.

Con el belcanto, asegura el especialista, Camarena llega a ocupar una necesidad de los teatros.

"En los últimos han sido muy pocos los que han abordado ese repertorio, ni siquiera podemos contarlos por decenas y algunas figuras que lo rescataron fueron principalmente voces femeninas como Maria Callas y Joan Sutherland. Entonces, ahora, cuando el repertorio se ha ampliado hacia el barroco y al contemporáneo y ha permanecido el periodo romántico que es el que más le gusta a la gente, pues las voces de tenor belcantista se volvieron muy valoradas, gente como Juan Diego Florez y ahora Javier Camarena son altamente valorados en todos lados", dice.

En México ha habido cantantes que han gozado de un gran reconocimiento internacional como Francisco Araiza, Ramón Vargas y Rolando Villazón, quienes han sido considerados como verdaderas figuras de la escena internacional, sin embargo, el mundo es otro. Hoy, es posible ver, casi en tiempo real, el éxito de los cantantes en cualquier parte del mundo. Así ha ocurrido con Javier Camarena, por eso, dice José Noé Mercado, el impacto en los medios de comunicación para ser mayúsculo.

"La información se riega por todos lados, ahora la gente sabe con más facilidad quiénes son los cantantes que están sonando, pueden seguirlos, adquirir sus grabaciones, ver sus videos. Si todo esto se suma a su talento, a su facilidad para los agudos, a su inteligencia musical, pues se coloca a la altura de cualquier cantante en activo en estos años", explica.

Y añade: "El público mexicano necesita pasar por el filtro de lo extranjero para darle cierta legitimidad a lo que un principio le gustó o pensó que podía tener valor. En este sentido, Javier volvió a México ‘aprobado' por todos esos grandes teatros, directores, colegas, pero lo cierto es que México siempre están surgiendo grandes voces, pero no todos encuentran las vías necesarias para su desarrollo; por eso, quizá, el irse de México sigue siendo una opción para tener una carrera a mediano o largo plazo. Lo que sí es particular es que no todas esas voces están interesadas en el repertorio belcantista que exige un gran nivel técnico, pero que no tiene obras que ofrezcan un desfogue en el temperamento".

Por su parte, la flautista y directora artística de Urtext, considera que Camarena, quien ganó en 2004 el Concurso Carlo Morelli y en 2005 ingresó al Estudio de Ópera del Teatro de ópera de Zúrich, no sólo tiene una gran voz, es, sobre todo, un "gran ser humano".

"Es un gran artista, un gran músico, alguien que tiene un gran tesón y es adicto a la perfección. A Javier no sólo lo define su voz, sino cómo utiliza su instrumento maravilloso, es el mensaje que transmite y la manera de hacerlo lo que lo ha llevado a este momento tan crucial de su carrera. Está, literalmente, sentado en los cuernos de la luna, pero al mismo tiempo que está en el pináculo de la gloria, sigue siendo el de siempre, el que come tacos, el que habla con todos sus fans en las redes sociales, el que se relaciona con la gente como cualquiera de nosotros, eso multiplica el encanto por él", dice.

El director de orquesta, José Areán, define así la voz de Camarena: "Redonda, solar, mediterránea, muy noble, con una emisión muy sana, se escucha plena, tímbricamente muy agradable y con una gran agilidad; es un tenor de coloratura, con una gran facilidad de ir a las notas agudas como el Do o el Re y lo maravilloso es que cuando llega a esas notas agudas no pierde el color y el cuerpo su voz, no se convierte en algo constreñido, no suena forzado y esa es la gran emoción de escuchar esas notas".

El fenómeno del Met

Canales, recuerda así la noche del 25 de abril, cuando Camarena, como Don Ramiro, cantó en la ópera La cenicienta de Rossini: "Javier salió y cantó por segunda vez "Si, ritrovarla io giuro", si se pudiera aún mejor que la primera vez y agradeció hincado en el proscenio, eso retrata de cuerpo entero a Javier. Se hincó en el proscenio para agradecerle a su público que le estuviéramos dando este reconocimiento a su arte porque era más que pirotecnia vocal, era el arte, eso fue lo que nos cautivó, lo que nos hizo llorar, porque una pirotecnia vocal te emociona pero un gran artista te toca unas fibras que van más allá de ver algo peligroso, porque es peligroso, es como ver a un equilibrista en un alambre sin red abajo, literalmente sin red abajo".

Sobre el suceso que lo ha mantenido desde entonces en la prensa internacional, que ha provocado que tenga cada vez más compromisos, José Noé Mercado tiene una lectura adicional:

"Lo veo más como un fenómeno mercadológico, que claro está sustentado en un cantante valioso, pero si analizamos el contexto del Met de Nueva York que está atravesando por una crisis con sus grupos artísticos, con su director intendente, que tienen una crisis de financiamiento y una crisis de público, pues unos bisesitos no caen mal, porque además el público fue interesado justamente para ver quién era este chico que estaba llamando tanto la atención en la prensa y había hecho el primer bis; hasta el propio Thomasini, el gran crítico feroz del New York Times había puesto los ojos en él de manera elogiosa".

Canales considera que Camarena ha llegado a una etapa de plenitud en el repertorio que está manejando y en el disco que grabó en la Sala Nezahualcóyotl, dice, él está vislumbrando la siguiente etapa de su carrera. "Está empezando a cambiar de repertorio, ya está incluyendo a Verdi, por primera vez cosas ligeras de Verdi, pero ya está mirando hacia el futuro". En eso, concuerdo Areán: "Él mismo está considerando algunos roles en unos dos o tres años, va planeando su carrera, obviamente no le faltan ofrecimientos".