Una noche de libros en Buenos Aires
BUSCAN LECTORES. La Feria programa una noche de entrada gratis . (Foto: YANET AGUILAR EL UNIVERSAL )
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BUENOS AIRES, Arg.— A las 23 horas, como cada sábado, la estación Plaza Italia del Subte —metro de Buenos Aires— cerró sus puertas; trasladarse en ese transporte que mueve a la ciudad era imposible y, sin embargo, cientos de personas seguían arribando a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Filba, para vivir la experiencia de la “Noche de la ciudad”, una fiesta librera, popular y musical que se ha vuelto tradición desde hace más de una década y donde, al menos una noche, la entrada es gratis.
No hubo tumultos en las puertas de acceso del Predio Ferial La Rural, sede de la feria que este año celebra cuatro décadas de vida, los lectores llegaron animados por la fiesta y, desde luego, por los libros en la capital de una nación que tiene todas las condiciones para ser lectora pues cuenta con una industria editorial con más de 740 casas, existen más de 2 mil 56 librerías, hay 150 bibliotecas y se desarrollan a lo largo del año 128 ferias de libros.
Entre las 21 horas del sábado y la 1 de la mañana de ayer, la feria se convirtió en una fiesta popular y familiar. Podía verse a niños jugando el juego de la oca literario, que consistía en tirar un dado gigante, luego avanzar por casillas hasta donde estaba Rayuela, de Julio Cortázar, Reloj de Arena, de Jorge Luis Borges, La mesa de los galanes, de Roberto Fontanarrosa, y El gaucho de Martín Fierro, de José Hernández.
La feria fue una fiesta en esta “Noche de la ciudad” o “Noche larga”, tradición impulsada por la Fundación El Libro, asociación civil organizadora del evento, que tiene sus puertas abiertas de manera gratuita durante cuatro horas. Los libreros y editores aprovechaban para dar descuentos en saldos, y los lectores se dejaban seducir por las ofertas, concursos, música y charlas.
A las afueras de la feria, los más pequeños continuaron entreteniéndose con en el juego de la oca, pisando los nombres de escritores argentinos como Horacio Quiroga, Alejandra Pizarnik, o Jorge Luis Borges, mientras que los adolescentes bailaban hip hop impulsados por un grupo musical. Al interior, las mujeres se regocijaban ante la iniciativa de los hombres que protagonizaron un desfile de modas montados en zapatos rojos de tacón, cargando un cartel que decía: “Me pongo en tus zapatos ¿Y vos? No a la violencia contra las mujeres”, un concurso organizado por la revista Sophia.
A lo largo de la “Noche de la Ciudad” no hubo descanso en la fila para escuchar las canciones del proyecto “Literatura que suena”, una apuesta de la municipalidad de Buenos Aires para que los jóvenes se acerquen a las letras argentinas a través de las composiciones de ocho cantantes jóvenes a partir de relatos de ocho clásicos. De allí pasaban al otro juego: “¿Qué escritor argentino es tu alma gemela?” con base en preguntas sencillas y divertidas.
Entre descuentos en los stands dispuestos en tres pabellones, a lo largo de 45 mil metros, destacó una máquina despachadora de libros que por cinco pesos —poco menos de 9 pesos mexicanos— daba un libro en miniatura de cerca de 30 autores de la literatura universal dentro de una caja que apenas si rebasa los 7x5 centímetros, y que fue la sensación. Los asistentes vivieron una noche musical, literaria y popular en Palermo, uno de los barrios más emblemáticos de Buenos Aires.