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Los artistas Tania Candiani (1975) y Luis Felipe Ortega (1966), y la curadora Karla Jasso (1976) usan la palabra “capas” al explicar en qué consiste Possessing Nature, proyecto que representará a México en la 56ª Bienal de Venecia.

Hablan de capas en cuanto a tiempos de la historia, capas de pensamiento, capas físicas en la ciudad y capas de lenguaje. De esos entrecruzamientos está hecho el proyecto que llevarán al certamen internacional que tiene como director artístico a Okwui Enwezor.

La obra se halla en producción; en febrero será probada y luego viajará a Venecia donde será instalada en El Arsenal. Con los artistas y la curadora trabaja ya un equipo de 20 personas; son 9 millones de pesos los que se han destinado al proyecto. La Bienal iniciará el 9 mayo y permanecerá hasta el 22 de noviembre.

La propuesta mexicana habla de distintos momentos de la historia de dos ciudades, México y Venecia, urbes que comparten la condición de ser lacustres, anfibias, aunque con contextos muy distintos:

“Por una parte, Venecia construye cinco siglos de imperio a partir de su cercanía al mar, mientras que en México la soberanía colonial llega y decide secar los lagos”, describe Jasso. Esa historia de poder, economía, desarrollo, producción, intentos por poseer la naturaleza y carencia de propuestas alternativas, tan presente en México, es determinante en su obra. El proyecto dialoga con esa historia de los últimos siglos y, a su vez, con lo que ha significado a nivel global en términos de producción y control.

“El arte contemporáneo no se limita a lo que está sucediendo de manera inmediata, sino que hay una aproximación a lo contemporáneo desde capas históricas diversas”, explica Jasso y resalta que Okwui Enwezor busca romper con la inmediatez y propone reflexionar desde el pasado el presente.

Una siguiente lectura tiene que ver una cartografía que pasa por los lugares de Venecia donde los artistas mexicanos en este siglo XXI han presentado sus obras en la Bienal; coincide que las participaciones de Rafael Lozano Hemmer, Teresa Margolles, Melanie Smith y Ariel Guzik han sido en lugares muy antiguos que son centros de distintos poderes: de la nobleza, del comercio, de la iglesia. A eso se suma el hecho de que desde 2015 y por un periodo de 20 años, México llevará su proyecto a El Arsenal, que representa el poder militar.

Aunque el grupo se ha comprometido a no adelantar detalles sobre el tipo de obra que harán, Candiani precisa que si bien tiene que ver con ciudades anfibias, tiene que ver con muchas otras cosas, por ejemplo con construcciones de poder que luego fracasan.

“Tiene que ver en general con la idea de la modernidad; la modernidad abraza todos estos conceptos. Es control de la naturaleza, levantamiento arquitectónico, desplazamiento de ríos”, agrega Ortega.

Los tres están conscientes de que un proyecto como el suyo no puedo ser ajeno al momento que vive hoy el país: Para Tania, “es un momento complejo que requiere respuestas complejas que nos lleven a nuevas preguntas”. Para Jasso, “nuestra forma de participar es hacer nuestro trabajo de la mejor forma posible, haciendo un proyecto honesto, crítico, y no está separado de nuestro derecho de ciudadanía de hablar de lo que sentimos y de ser congruentes con lo que hacemos”. “El problema del presente es el problema de la historia”, cierra, por su parte, Luis Felipe Ortega.