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Alberto Chimal ha congregado su primera antología personal: Manda fuego, un volumen bellamente editado que reúne 18 de sus obras de narrativa breve que van de lo fantástico al llamado realismo y a la autoficción, que han sido escritos en cerca de 20 años que el autor ha dedicado a la literatura.

El escritor nacido en Toluca, estado de México, en 1970, que es considerado uno de los narradores más polifacéticos e imprevisibles de la literatura hispanoamericana actual, según la revista Quimera, aceptó un reto: hacer una antología personal de su literatura breve. “Traté de seleccionar, en la medida de lo posible, lo que pudiera ser no lo mejor, por lo menos recogí algunos cuentos que han tenido buena acogida a lo largo de los años y también algunos otros que a mí me gustan, que aunque no son los que mejor han circulado pueden ser rescatados; y de último agregué un texto nuevo e inédito, que es el que abre la antología que se llama ‘Las ciudades latinas’”, afirma Alberto Chimal.

El narrador que ha transitado entre el ensayo y la poesía, pero sobre todo ha logrado una importante carrera en el cuento y la novela, e incluso con su más reciente obra de largo aliento, La torre y el jardín, que quedó finalista del Premio Internacional de Novela “Romulo Gallegos” 2013, aseguró que este libro editado por el gobierno del estado de México es una especie de balance. “Un cierre, no sé hacía qué ni hacia dónde, pero puede verse un poco así”.

Entre la imaginación y el poder

Manda fuego, el libro que incluye un disco compacto que contiene seis de sus cuentos más celebrados leídos por el propio Alberto Chimal, lo confirma como un gran contador de historias, un explorador de la realidad y de la fantasía, un autor que ha indagado en muchos temas, especialmente en dos que le parecen fundamentales: la imaginación y el poder, que concibe como temas contrapuestos. “El poder representa la imposición o el forzar un cierto modo de existencia y de vivir y entender las cosas, parte de uno hacia los otros; en cambio, la imaginación se opone al poder en el sentido de que cuestiona la idea misma de que el poder es la única forma en la cual podemos relacionarnos”, asegura el escritor.

Alberto Chimal parte siempre de la idea de que una obra narrativa necesita imaginación, sin embargo no abundan en México las obras que la pongan por delante o estén pensadas a partir de darle el énfasis a la imaginación. “Mis primeras lecturas, que fueron de las más fundamentales, privilegian eso; por alguna razón en la casa de mi mamá había una enorme cantidad de libros que podríamos llamar de corte fantástico, de Juan José Arreola, Julio Cortázar y Edgar Allan Poe; de ahí viene mucho de lo que he hecho”, afirma el narrador que hoy presenta Manda fuego, a las 19 horas, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con los comentarios de Ana Clavel y Erika Mergruen.