Herrera Ibáñez hizo su doctorado en la Universidad de Indiana, en Bloomington, Estados Unidos; ahí se topó con un libro que fue fundamental para su toma de posición actual: Liberación animal, del filósofo australiano Peter Singer.

“Primero fue leído por los protectores de animales y después por los filósofos, en lugar de haber sido al revés. Singer, quien estudió en Oxford e hizo su tesis de doctorado con otro filósofo muy reconocido, Richard Hare, se dio cuenta de que la ética estaba en las nubes, atareada en reflexiones muy abstractas. Era la época de la guerra de Vietnam y de los movimientos estudiantiles del 68 en Berkeley, París y México. Entonces se empezó a dar un giro hacia la ética práctica, dejando de hacer exclusivamente metaética y abandonando la ética moralista, para volver a los problemas que nos plantea la ética en el mundo cotidiano.”