Las princesas de la danza clásica en México
BALLET.Es una de las tres primeras bailarinas. (Foto: ADRIÁN HERNÁNDEZ EL UNIVERSAL )
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La Compañía Nacional de Danza (CND) tiene tres primeras bailarinas, el máximo puesto al que puede aspirar un ejecutante de danza clásica: Agustina Galizzi, de origen argentino; la japonesa Mayuko Nihei, y la mexicana y recién nombrada, Ana Elisa Mena. Las tres han cumplido un anhelo infantil: convertirse en las mejores intérpretes en una gran compañía.
Las bailarinas son la imagen principal de la compañía mexicana, son sus líderes y sus representantes, por eso su cargo al interior no es sólo un reconocimiento a su trabajo, es, sobre todo, un compromiso. Son además el ejemplo para un sin número de niñas que anhelan con bailar como ellas algún día.
En entrevista con EL UNIVERSAL, las intérpretes hablan sobre sus carreras, su pasión por la danza y de la “magia” de los escenarios.
Agustina Galizzi, desde el Colón
Egresada del Instituto Superior de Arte de Teatro Colón, la bailarina argentina de 29 años de edad trabajó con el Ballet Argentino de Julio Bocca y Ballet Estable del Teatro Colón. Ha ganado diversas medallas en certámenes de danza clásica, y el reconocimiento de la prensa finlandesa como Mejor intérprete. En 2000 se integró a la CND y nueve años después se convirtió en Primera bailarina.
Nació en Buenos Aires, en una familia de bailarines. “Bailo desde que nací, siempre acompañé a mis padres que eran bailarines y trabajaban en el Teatro Colón, el mundo de la danza me atrapó desde que era una niña. A los cinco años de edad empecé estudiar y desde entonces sabía que bailar era lo único que yo deseaba hacer”, cuenta.
Los sacrificios de un bailarín son “conocidos”: férrea disciplina, un entrenamiento de alto rendimiento, desgaste físico y retiro temprano. Pero para Agustina, bailar es un estado permanente de plenitud.
“La danza me ha dado muchas satisfacciones, más allá de los sacrificios está la pasión por el arte. Ver a un bailarín que es capaz de transmitirte emociones es lo que me hace creer en mi profesión. Yo quiero ser una bailarina así, que el público me vea y sienta las cosas que le estoy transmitiendo”, dice.
México era una parada temporal, un año nada más. Eran finales de los años 90 y en Argentina se vivían tiempos difíciles, la danza era una profesión con pocas posibilidades de desarrollo. “Llegué con mucho miedo, pero me protegieron desde que llegué. Cinco años fui del cuerpo de baile y empecé a escalar hasta llegar a primera bailarina, no lo esperaba. Uno siempre habla de sacrificios, pero lo vale todo porque haces cosas que te salen del alma.
Mayuko Nihei, adiós a Japón
Hizo sus estudios en la Academia de Ballet Agrippina Vaganova de San Petersburgo, Rusia. Se integró a la CND en 2006. Fue promovida a solista en 2007 y a primera solista en 2008. Desde 2013 ocupa la categoría de primera bailarina.
Cuando llegó a México no sabía hablar español y su inglés era precario. Fue un inicio difícil. Hoy ríe cuando alguien le dice que ha dominado el castellano, que aprendió con el apoyo de sus compañeros.
“Mi mamá quería que fuera bailarina, me metió a las clases y me enseñó la disciplina, era muy estricta, pero me gustó bailar. México no estaba en mis planes, estudié en Rusia y cuando regresé a Japón un maestro me dijo que aquí había una compañía muy grande y de buen nivel, con un repertorio interesante. Mandé video y por suerte me aceptaron. Pensé que iba a probar seis meses y después pensaría si me quedaría más tiempo o no”, cuenta.
Y añade: “No imaginé un país tan moderno. Llegué una noche, con muchas maletas, sin saber comunicarme y necesitaba un taxi, no sé cómo le hice. Recuerdo los primeros ensayos, tenía muchos nervios, recuerdo también la primera vez que vi el escenario natural de El lago de los cisnes, no hay en el mundo un escenario así”.
Ana Elisa Mena, la mexicana
Inició sus estudios con la maestra Claudia Chávez, su madre, en el sistema de la Royal Academy of Dance de Londres, en Saltillo, su ciudad natal. A los 17 años continuó su preparación en el Miami City Ballet School hasta 2010, cuando ingresó a la CND. Hace unas semanas fue ascendida a primera bailarina. Su formación la convierte en representante de la escuela mexicana.
“Toda mi familia ha estado en la danza, para mí fue un destino. Estoy orgullosamente formada en México y particularmente en Saltillo”, cuenta la bailarina.
Sobre su ascenso, dice: “No podía creerlo. Sentí un gran orgullo, pero también sé que esperan todo de mí. Es el sueño de toda bailarina, no es un lugar al que llegas, sino el principio del camino a tu máximo nivel. Soy muy joven, tengo 24 años, el puesto se lo suelen dar a las más grandes, por eso quiero creer que vieron en mí cosas que puedo explotar y eso es lo que voy a hacer”.
D. de la R.: Blanca Ríos forma parte de la Compañía Nacional de Danza desde 2001, en
2009 fue nombrada Primera bailarina. No aparece en este trabajo porque
se encuentra en una pausa por incapacidad.