Presagian existencia de tumbas reales en Teotihuacan
TECNOLOGÍA. Entre las innovaciones utilizadas en este proyecto destaca el uso de un robot diseñado por estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, con el que se logró identificar las cámaras al final del túnel. (Foto: BERNARDO MALDONADO / XINHUA )
abida.ventura@eluniversal.com.mx
Después de cinco años de exploración sistemática en el túnel del Templo de la Serpiente Emplumada, en La Ciudadela de la zona arqueológica de Teotihuacan, arqueólogos del INAH han hallado una rica ofrenda con miles de objetos, que anuncia la existencia de algo muy relevante dentro de las tres tumbas que se localizaron al final del conducto el año pasado.
Esta ofrenda, localizada a 18 metros de profundidad, en el metro 103 del túnel, contiene singulares objetos entre los que destacan cuatro esculturas de piedra de 65 centímetros de altura -tres femeninas y una masculina-, así como ornamentos de jade, decenas de caracoles procedentes del Golfo de México y el Mar Caribe, jade importado de Guatemala, miles de cuentas de diversos materiales, pelotas de hule, huesos y fragmentos de pelo de felinos, discos de pirita, una caja de madera con decenas de conchas trabajadas, así como esqueletos de escarabajos y hasta fragmentos de piel, aparentemente, humana.
La riqueza de este depósito, identificado como ofrenda 48, indica que dentro de las cámaras podrían hallarse los restos de personajes ligados a la estructura de poder de Teotihuacan, que es una de las hipótesis principales del proyecto Tlalocan. Camino bajo la tierra, que desde 2009 encabeza el arqueólogo Sergio Gómez Chávez y en el que el INAH ha invertido 14 millones de pesos hasta la fecha. De esa cifra, dos millones 700 mil se han otorgado en este año.
"Conforme nos vamos acercando a las cámaras, las ofrendas se hacen cada vez más numerosas, ricas y variadas", comentó ayer en conferencia de prensa el arqueólogo.
Por eso, añadió, cada vez se tienen más expectativas sobre la hipótesis de que las tres cámaras funerarias podrían contener los restos de los gobernantes teotihuacanos, cuyas tumbas no se han localizado hasta el momento en el sitio.
Hasta ahora, el equipo de arqueólogos y especialistas en diversas disciplinas que laboran en este pasaje subterráneo que fue hallado en 2003, ha retirado cerca de 970 toneladas de tierra y piedra que los mismos teotihuacanos colocaron hace mil 800 años para que nadie pudiera entrar.
De acuerdo con los investigadores, el túnel funcionó desde principios de nuestra era hasta el 250 d.C., y por su configuración y orientación consideran que se trata de una metáfora del inframundo.
"Tenemos todas las evidencias que corroboran que La Ciudadela era utilizada como un santuario para recrear no sólo los mitos de la creación original, sino también con fines políticos. Seguramente, las estructuras de poder utilizaban este espacio para justificar su ejercicio", dijo el arqueólogo del INAH.
Riqueza de vestigios
Además de esta rica ofrenda, a lo largo del conducto subterráneo se han recuperado más de 50 mil objetos, entre ellos cientos de recipientes de cerámica, restos de fauna, principalmente aves, más de 15 mil semillas de tuna, jitomate, maíz y de flores de calabaza, así como cientos de objetos de madera en perfecto estado de conservación, cuentas de pirita, cuchillos de obsidiana y pedernal, ornamentos de concha y pirita, y diversas puntas de obsidiana miniatura.
Según Sergio Gómez, debido a la riqueza de los materiales arqueológicos hallados en el túnel, se decidió hacer un alto en el proyecto para proceder a la investigación en laboratorio. Será el próximo año cuando se inicie la etapa de exploración de las tumbas y posiblemente la conclusión del proyecto.
Por ahora, los resultados preliminares de los estudios se darán a conocer en un simposio que se llevará a cabo hoy y mañana en el Museo Nacional de Antropología, donde participarán los diversos especialistas que colaboran en la investigación.
Entre las innovaciones utilizadas en este proyecto destaca el uso de un robot diseñado por estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), gracias al cual se pudieron identificar las cámaras al final del túnel, así como las tecnologías de punta como georradares, escáner 3D y diferentes tipos de cámaras y sistemas ópticos para obtener imágenes de diferentes espacios de difícil acceso.