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Proyecto UNAM. Estudian plantas contra cáncer e hipercolesterolemia

Leonardo Huerta Mendoza| El Universal
Viernes 28 de marzo de 2014
<b>Proyecto UNAM.</b> Estudian plantas contra cncer e hipercolesterolemia

GUAYULE. Es originaria del desierto de Chihuahua. (Foto: ESPECIAL )

Del guayule y el cuachalalate se obtuvieron compuestos antiinflamatorios y anticancerígenos; de la hierba del sapo se obtuvo uno que disminuye los niveles de colesterol

Investigadores del Departamento de Productos Naturales del Instituto de Química (IQ) de la UNAM, encabezados por Mariano Martínez Vázquez, obtuvieron, a partir de las plantas guayule (Parthenium argentatum) y cuachalalate (Amphipterygium adstringens), compuestos antiinflamatorios y anticancerígenos que ya probaron con buenos resultados en ratones.

Ellos han observado que, en ratones a los que les inocularon células cancerosas humanas, dichos compuestos son menos tóxicos y más efectivos que los medicamentos anticancerígenos convencionales, y, además, no provocan daños a las células normales.

“Al compararlos con medicamentos anticancerosos utilizados en la clínica, vimos que nuestros compuestos hacen que el crecimiento tumoral sea muy lento, con la ventaja adicional de que presentan una muy baja toxicidad”, asegura Martínez Vázquez.

El guayule y el cuachalalate contienen una gran cantidad de triterpenos, sustancias con una actividad antiinflamatoria y una enorme capacidad para inhibir la proliferación de células cancerosas humanas. “Éste es nuestro punto de partida. Empezamos a estudiar sustancias puras obtenidas de estas plantas, de las que a su vez obtuvimos una serie de derivados en los que buscamos las partes fundamentales de la molécula y elegimos el compuesto más activo.”

Reducción del crecimiento tumoral

Martínez Vázquez y sus colaboradores trabajan con modelos xenográficos (animales con trasplantes de cánceres humanos o de otros tejidos); así, implantan células tumorales humanas en ratones atímicos o desnudos, sin pelo.

Estos ratones de laboratorio tienen el sistema inmune deprimido debido a una mutación genética, lo que permite que puedan recibir tejidos tumorales de otras especies sin experimentar rechazo. “A los ratones atímicos les inoculamos células de próstata, de mama o de otros cánceres, con el fin de que desarrollen un tumor humano. De esta manera experimentamos nuestros compuestos in vivo.”

En comparación con fármacos como el cisplatino, los investigadores de la UNAM encontraron que sus compuestos tienen la misma potencia para reducir el crecimiento tumoral. Ahora están viendo cuáles son los blancos de su molécula.

“Tenemos varias vías de señalización celular, y ya sabemos que nuestros compuestos atacan preferentemente dos enzimas: la AKT y la NF-kappa, las cuales se sobreexpresan en diferentes cánceres. Trabajamos principalmente con la AKT porque se sobreexpresa en dos tipos de cáncer muy comunes: en el de próstata y en el de mama”, apunta Martínez Vázquez.

Los científicos del Instituto de Química llevan a cabo estos estudios en colaboración con el doctor Alejandro Centella Dehesa, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, quien también hace investigación en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.

“Ahora sólo falta probarlos en humanos. Ya tenemos todas las pruebas pre-clínicas para que empecemos a trabajar con humanos. Hemos hecho todo lo necesario.”

Regulación de los niveles de lípidos

Martínez Vázquez y su alumno de doctorado, el QFB Ibrahim Guillermo Castro Torres, demostraron en un estudio experimental las propiedades de la llamada hierba del sapo (Eryngium heterophyllum) para combatir la hipercolesterolemia o los niveles elevados de colesterol en la sangre, alteración metabólica considerada como el principal factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares por aterosclerosis.

“En nuestros estudios sobre diabetes, obesidad y otras alteraciones metabólicas encontramos en el laboratorio que algunas plantas, como la hierba del sapo, regulan los niveles de lípidos en ratones.”

Los científicos, entonces, empezaron a trabajar con ratones normales y con colesterol elevado: compararon los efectos de sus compuestos obtenidos a partir de la hierba del sapo con los de la pravastatina —medicamento usado contra el colesterol alto—, y vieron que la planta tiene propiedades para disminuir los niveles del lípido en la sangre.

“Sí, observamos que, en los ratones, el colesterol disminuyó a niveles normales”, señala el investigador de la UNAM.

Aislamiento de compuestos activos

Dentro de su diseño experimental, los investigadores evaluaron varios grupos de ratones con colesterol elevado. Un grupo no fue tratado para tener valores de colesterol alto y los otros grupos fueron tratados con pravastatina y la hierba del sapo, a dosis de 100 y 500 miligramos por kilo de peso. Estas dosis disminuyeron significativamente los niveles de colesterol.

“La dosis de 500 miligramos fue la más efectiva para disminuir los niveles de colesterol, pero encontramos problemas de toxicidad en el hígado de los ratones; en cambio, la dosis de 100 miligramos disminuye los niveles del lípido sin causar daños hepáticos.”

¿Esto qué significa? Que los investigadores universitarios tienen al menos un extracto de la hierba del sapo que funciona contra la hipercolesterolemia en un modelo experimental con ratones.

“El siguiente paso consiste en aislar los compuestos activos, porque en un extracto hay un mundo de compuestos. Debemos aislar primero los más importantes, los de concentración más alta, y luego probarlos uno por uno. Es un trabajo complicado, pero lo vamos a hacer”, finaliza Martínez Vázquez. Más información, en el siguiente correo electrónico: marvaz@unam.mx



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