El rostro puede ser la voz del alma humana: González Crussí

AUTOR. El mexicano, que ha dedicado sus estudios y ensayos al cuerpo humano, ha escrito y colaborado en más de 200 artículos para revistas especializadas. (Foto: GERMAN ESPINOSA / EL UNIVERSAL )
yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Nunca antes, Francisco González Crussí, el médico patólogo y ensayista mexicano que radica en Estados Unidos, había dedicado todo un libro a mirar el rostro de los seres humanos, aun cuando siempre ha abordado el cuerpo desde el ensayo literario. Esta vez lo hizo desde la certeza de que el rostro parece tener voz propia y que en ese sentido existe la premisa generalizada de que lo que es bello es bueno y lo que es feo es malo.
El médico mexicano, que es uno de los escritores más respetados de la actualidad y que ha hecho toda su carrera médica en Estados Unidos, e incluso la literaria pues tiene publicados allí 11 libros en inglés —ha escrito cinco en español— reflexiona, analiza y profundiza en el rostro y las emociones que allí se plasman, en su libro El rostro y el alma (Debate). Obra que parte de la realidad de que la fisionomía no es una ciencia, pero que ha sido muy abordada porque a lo largo de la historia ha prevalecido la idea de que muchos estudiosos han tenido el tenaz proyecto de comprender el lenguaje del rostro.
“Todos nosotros sabemos que hacemos inferencias y conclusiones con sólo ver un rostro, vemos a alguien que nunca antes nos habían presentado y nada más viéndolo decimos: ‘de este tipo no se puede esperar nada bueno’; o al contrario, decimos: ‘qué simpático es, seguramente hay mucho que hablar con él, mucho beneficio’. Esto obviamente es un prejuicio, la gente que no se conoce sino hasta haberla tratado, es un prejuicio y algo debe haber de cierto en él aunque no sabemos qué”, señaló ayer González Crussí.
Los prejuicios
Varias son las premisas que guían los ensayos escritos y reunidos por Francisco González Crussí en el libro El rostro y el alma, una de ellas es que “El rostro con el que venimos al mundo es una de las tantas prendas que nos quedan en el despiadado juego de azar que es el destino”, la otra es que “los rostros hablan, aun sin tener voz”.
Con el interés de seguir comprendiendo sus hallazgos literarios sobre el cuerpo humano, esta vez González Crussí plantea un acercamiento a esa parte del cuerpo humano que puede llegar a decir mucho de quienes somos y dice: “Con todo y que eres un perfecto desconocido para mí, mi rostro tiene mucho que contarte; solo te pido no lo malinterpretes”.
En su visita a México, el médico patólogo que escribió y colaboró en más de 200 artículos en revistas de su especialidad, dijo que en este libro incluye un capítulo sobre la historia de ese esfuerzo intelectual de algunos estudiosos quienes quisieron construir una ciencia fisionómica “que como ciencia está desacreditada pero como información de tipo literario hay mucho que decir sobre el tema”.
El patólogo nacido en 1936 aseguró que prácticamente todo lo que ha escrito se refiere al cuerpo porque su formación ha sido la de médico y su especialidad la patología. “Prácticamente todo lo que hecho se refiere al cuerpo; y allí hay una pequeña zona que no es mayor que la extensión de una mano y que sin embargo es la más simbólica, la más importante, la más emocionante y a veces la más patética: el rostro”.
Reconoció que en torno al rostro privan los prejuicios, la gente que no se conoce sino hasta haberse tratado, y sin embargo asegura que debe haber algo de cierto en él aunque no sabemos qué “porque la fisionomía como se llamaba antes, no es verdaderamente una ciencia, es una serie de intuiciones, de adivinanzas”.
En el libro que revisa la cara y seis partes de ella: mejillas, ojos, boca, frente, nariz y cabello, el ensayista reflexiona sobre la belleza y la fealdad, y hace un repaso histórico por la fisionomía y sus tribulaciones. Recordó a un fisionomista que decía que tenemos un sexto sentido, el sentido fisionómico “todos tenemos esa tendencia natural, como si fuera ingénita, de ver a alguien y con su sólo aspecto exterior concluir cómo puede ser su personalidad moral, si puede ser bueno, malo, inteligente, tonto; así que ese es básicamente lo que el libro es, un estudio no precisamente científico, porque la fisionomía no es una ciencia, sino una serie de ensayos”.





