La 42 edición del Festival Internacional Cervantino se llenó de color y música con la presentación del reconocido Ballet Folklórico de Amalia Hernández, que se presentó el pasado lunes con un programa con danzas muy antiguas de corte ritual, las cuales alternó con otras más recientes y de carácter festivo.

La famosa agrupación fundada en 1952 por la maestra Amalia Hernández logró así crear un ambiente de armonía estética entre tradición y contemporaneidad que deleitó a los asistentes a la presentación.

Viviana Basanta, directora artística de la compañía, describió el trabajo de Hernández: “Poseía el don creativo de integrar la sabiduría popular con la vitalidad del arte actual, por esto su legado sigue siendo digno embajador de la cultura nacional”.

Pero lo bailables de este ballet no fueron los únicos en conquistar al público cervantino. Japón, como país invitado en esta edición, presentó a la compañía “Kuruma Ningyo”, que significa “Títeres rodantes”, cuya tradición inició hace unos 160 años.

Nishikawa Koryu V., director de la “Hachioji Kuruma Ningyo”, dijo que la característica original de este teatro es que se realiza siempre a una misma hora, como ceremonia ritual.

“Kuruma Ningyo” tiene la particularidad de que cada títere, que mide entre un metro 20 centímetros y un metro 40 centímetros, siempre es manipulado por un titiritero, quienes no cantan ni habla durante la obra.

“Nosotros los titiriteros utilizamos, como dice en su mismo nombre este género teatral, una especie de cajón rodante, que es como un banquito con ruedas; nos sentamos ahí para manipular tanto los pies como las manos y la cara del títere” , añadió Nishikawa Koryu V., pertenece a la quinta generación de artistas y quien asumió el cargo en el año 1994.

Un “Edipo” a la mexicana

El mexicano José Besprosvany, uno de los reformadores de la danza contemporánea belga francófona, se presentó en el marco del Festival Internacional Cervantino con la obra “Edipo”, un montaje de factura reciente, considerado por la crítica europea como la cima de un trabajo de muchos años.

La conocida tragedia del personaje que se precipita hacia la fatalidad por querer huir de su destino, se desarrolla en circunstancias actuales, pero con una propuesta escenográfica conmovedora.

José Besprosvany se formó como artista a mediados de los años 80 del Siglo XX en el crisol de la llamada “Nouvelle danse”, en países como Francia y Bélgica.

El sábado 18 y domingo 19 de octubre se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario, en la ciudad de México. Con información de agencias