Concierto para IPN se torna en fiesta
VELADA. La presentación marcó el regreso de Diemecke a Bellas Artes, su casa por casi 20 años . (Foto: ARIEL OJEDA / EL UNIVERSAL )
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El público de pie, vitoreaba a los músicos y al director, los aplausos se prolongaron por varios minutos. Un melómano dice en voz alta: “¡Bien dicen que no hay malas orquestas, hay malos directores!”. La Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional (OSIPN) y el director huésped Enrique Diemecke eran celebrados por su concierto la noche del miércoles en Bellas Artes para conmemorar el 55 aniversario de la Unidad Profesional Adolfo López Mateos.
El concierto también significo el regreso de Diemecke al recinto que fue su casa por casi 20 años, 16 al frente de la Sinfónica Nacional. Emocionado subió al podio y dio inicio con la “Obertura Festival Académico”, de Johannes Brahms, quien la escribió para agradecer el doctorado honorífico que la Universidad de Braslau le otorgó en 1879.
En la segunda parte del concierto Enrique Diemecke, quien ha sido titular de más de 10 orquestas entre ellas la Filarmónica Nacional de Montpellier y la Orquesta Sinfónica Nacional de México y ganador de prestigiosos premios, dirigió la “Sinfonía núm. 9”, de Beethoven.
La orquesta estuvo acompañada del tenor José Luis Ordoñez, miembro de la Coordinación Nacional de Música y Ópera de Bellas Artes, la soprano Margarita Estrada, la mezzosoprano Oralia Castro y el barítono Óscar Velázquez, integrantes del Estudio Ópera de Bellas Artes, y por el Coro del Teatro de Bellas Artes y el Coro Alpha Nova del IPN.
El actual director artístico de la Filarmónica de Buenos Aires, Sinfónica de Long Beach y la Orquesta Sinfónica de Flint, en EU, dirigió por primera vez a la OSIPN. La recepción del trabajo fue tan positiva que también hubo aplausos que exigían un bis.
Diemecke regresó al escenario y explicó que se sentía muy emocionado de regresar a su casa luego de casi una década de ausencia y pidió que los acompañaran a los músicos en la “Oda a la Alegría”, pero cantada en alemán, por eso pidió al público que siguiera el supertitulaje, en el que aparecía la letra pero con la pronunciación en el idioma original, y comenzó a dirigir a todo el recinto.
En la parte trasera una mujer llamaba la atención por su canto como soprano; al frente, pocos se atrevieron a seguir la letra. Al final, una ovación más para los músicos, quienes comenzaron a tocar el “Mambo Politécnico” de Pérez Prado. El concierto se tornó una fiesta, algunos de los presentes incluso se pararon a bailar.
El coro, los músicos, se movían al ritmo del “¡Helum, helum, gloria!”. Era una noche de festejo para el IPN, pero la energía y personalidad del director de orquesta echaron abajo la solemnidad. El concierto se repetirá el 17 de mayo en el Auditorio Alejo Peralta del IPN.