A un año de su muerte, ocurrida el 31 de enero de 2013, sus colegas de la Academia Mexicana de la Lengua recordaron al poeta, ensayista, traductor, filólogo y académico universitario Rubén Bonifaz Nuño, a quien llamaron gran defensor del espíritu humanista, autor de una obra de gran rigor y de una importancia extraordinaria, y un poeta magistral.

Los tres poetas Eduardo Lizalde, Hugo Gutiérrez Vega y Vicente Quirarte se dieron cita junto con otros académicos como Jaime Labastida, Felipe Garrido, Gonzalo Celorio y Javier Garciadiego, conmemoraron al maestro y gran poeta que fue Bonifaz Nuño y reconocieron su poesía que para Lizalde lo confirma como "uno de los más grande poetas del siglo XX mexicano y uno de los más grande en lengua española".

Reunidos ayer por la noche, en el Salón de Recepciones del Museo Nacional de Arte, sus pares reconocieron la labor poética de Bonifaz Nuño. Eduardo Lizalde aseguró que "su enorme, monstruosa actividad de lector, de traductor, de hombre de sabiduría nos deja de todos modos en la mano una obra poética monumental".

Vicente Quirarte aseguró que en la poesía de Rubén Bonifaz Nuño, que él mismo prefería llamar con el nombre más común y humilde de "versos", el lector podrá apreciar uno de los más altos homenajes del amor y a su causa. "Esta creatura capaz de trocar el agua en vino y hacer de la embriaguez camino de iluminación"; pero también celebró el humanismo del poeta nacido el 12 de noviembre de 1923.

Hablar sobre Bonifaz Nuño es referirse a las mejores virtudes del género humano y para nombrar esas virtudes es preciso acudir al reino de sustantivos a los cuales otorgó esplendor: la poesía, el humanismo y la universidad, los tres ámbitos en los que se desarrolló con una voluntad, la defensa de los principios esenciales que permiten la conservación de nuestra especie y su grandeza en medio de la miseria".

El escritor y cronistas también dijo que Rubén Bonifaz Nuño "nos enseñó que la transformación del mundo debe comenzar por una transformación de nosotros mismos y que para tal empresa nos hallamos solos".

Hugo Gutiérrez Vega por su parte celebró también la obra poética de Rubén Bonifaz Nuño y lo empató a la grandeza poética de Ramón López Velarde. "Por la Scriptorum, por sus alumnos, por su amor grecolatino, por sus fundaciones, Carmelita descalzo hasta el cuello, para el bien de las palabras amorosas".

sc