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Circulación de mercancías e ideas en la época prehispánica

Rafael López| El Universal
Viernes 07 de febrero de 2014
Una investigación arroja luz sobre la función que desempeñaron las rutas comerciales y los mercados de la Huasteca en la vida de los pobladores de esta región

Antes de su fallecimiento, ocurrido el 7 de diciembre de 2009, Lorenzo Ochoa Salas habló con “Proyecto UNAM” de las nuevas líneas que había propuesto para investigar la función que desempeñaron las rutas comerciales y los mercados de la Huasteca en la vida de los pobladores de esta región durante la época prehispánica. A continuación presentamos el texto redactado a partir de esa última entrevista que concedió el gran arqueólogo e investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional.

De acuerdo con Ochoa Salas, gracias a la organización política de la Huasteca, basada en pequeños estados independientes, esta región pudo tener un crecimiento económico que implicó la apertura de rutas comerciales para el intercambio de productos e ideas.

Dichas rutas, recuperadas a partir de documentos de primera mano, hablan de la gran importancia económica que tuvo la Huasteca en el conglomerado prehispánico.

Además de esas fuentes, otro tipo de documentos más recientes, como Los lienzos de Tuxpan y el Códice Xicotepec (en concreto, la lámina 10, que refiere las conquistas de la Triple Alianza —Texcoco, Tenochtitlan y Tlacopan— sobre la Huasteca, en busca de los mercados del sur de ésta) le permitieron al investigador precisar la ruta que iba de Zontecomatlán a Huayacocotla, y de ahí se ramificaba a Chicontepec, Huejutla, Tampico y Tamiahua.

En el Códice Xicotepec, elaborado después de la Conquista, se estableció la apertura de otra ruta a fin de evitar la evasión de impuestos de los productores de tabaco. El dato corrobora que había contrabando de este producto y, también, que el Virreinato trazó otras rutas para contar con otros caminos menos dificultosos.

“Se sabe que el camino pasaba 11 ó 12 veces el mismo río debido a lo escarpado de las montañas. Esto nos da una idea de la necesidad de abrir nuevas rutas. Obviamente no era el camino que utilizaban los nativos, ellos utilizaban otro”, comenta el investigador.

“Ruta de los conventos agustinos”

Ochoa Salas encontró ese otro camino en la Relación de Huejutla, donde se habla de la ruta que iba de la ciudad de México a Pachuca, llegaba a Atotonilco, Metztitlán, Metzquititlán, Zacualtipán, Tianguistego y Molango, y bajaba a Huejutla.

“Esta ruta prehispánica se aprovechó en la Colonia, cuando era conocida como la ‘ruta de los conventos agustinos’, y se volvió a retomar a finales de la década de los años 60 y principios de la de los 70 del siglo XX, cuando se trazó la famosa carretera que va de Pachuca a Huejutla.”

Al utilizar como fuente el Códice Xicotepec, el investigador halló otra ruta que partía precisamente de Xicotepec —hoy Villa Juárez, cerca de Huachinango— y que se bifurcaba hacia Atotonilco y Tulancingo.

Según Lorenzo Ochoa Salas, esa ruta en conexión con Xicotepec y Metlaltoyuca llegaba al gran mercado de Tzicoac, lugar conocido ahora como Mesa de Cacahuatenco. “Ése fue uno de los mercados huastecos más importantes de la época prehispánica. Otro era el de Tuxpan, que cumplía con todos los requisitos para desarrollarse económicamente: se localizaba en las márgenes del río, lo que le permitió constituirse en la fuente principal de abastecimiento de sal. Esta apreciada mercadería se producía a lo largo de la costa, pero sobre todo en las salinas de Campeche y de Pánuco, al norte de Tampico.”

Sin embargo, Pánuco enfrentaba problemas para transportar la sal, pues se encontraba bajo la hostilidad permanente de los chichimecas de la Raya de Pánuco. Un documento de la época colonial dice claramente que la sal la llevaban de Campeche a un lugar llamado Amoyoc, y de ahí la embarcaban a Huejutla, sede de otro gran mercado, de donde se distribuía a toda la región.

“Como se ve, éstas son rutas de cabotaje de la época prehispánica que se aprovecharon como lugares de embarque y desembarque en la Colonia”, señala el investigador.

Camino a Xicotepec

No obstante, en el siglo XVIII, Tuxpan cayó en el olvido y se convirtió en un pueblo de pescadores; como localidades comerciales tenían más importancia Tamiahua y Temapache, el otro gran mercado que, en opinión de Ochoa Salas, era un punto de la ruta que bajaba de Chicontepec y Tepetzintla.

“Ahí descubrí el camino real que iba de Tepetzintla a Temapache; en un principio parecía una calzada, pero resultó una pequeña fortificación destinada a proteger a los mercaderes. De Temapache se llegaba a Tuxpan y luego se bajaba a Tamiahua, y de ahí se iba a Temapache. Este mismo itinerario lo registró el obispo Alonso de la Mota y Escobar, quien era visitador.”

En Xicotepec se encontraba también un enclave de la Triple Alianza. Es interesante recordar que las conquistas de los mercados del sur de la Huasteca se realizaron precisamente por el camino a Xicotepec.

Aunque los texcocanos llegaron primero a Tuxpan, fue luego de las grandes hambrunas padecidas por los mexicas (hacia 1446) porque las aguas saladas desplazaron a las aguas dulces en el cuerpo lacustre de la cuenca del Valle de México, cuando éstos volvieron a expandir su área de influencia. De ese modo reconquistaron el sur de la Huasteca: Tzicoac, Cacahuatango y Tuxpan. Estos hechos están consignados en la piedra Tizoc.

“En esa piedra se ve cómo unos mexicas tienen agarrado del cabello a un tuxpaneca. Esta situación también la registró Fernando de Alva Ixtlizóchitl, y no hay duda de que, al ser miembros de la Triple Alianza, los mexicas reconquistaron el sur de la Huasteca”, añade el investigador.

Cabe recordar que la Triple Alianza se repartía el botín de guerra en partes desiguales; dos le correspondían a Texcoco, dos a Tenochtitlan y sólo un quinto a Tlacopan, quizá por la debilidad que mostraba o porque su sitio en la alianza no era determinante.

Conquistas mexicas

Los mexicas tomaron la misma ruta y conquistaron Metlaltoyuca, donde se encontraba una impresionante muralla natural, difícil de superar con las tecnologías guerreras de la época; sin embargo, los mexicas lo hicieron y así pudieron conquistar Tzicoac.

De ahí baja una ruta a Tuxpan, lo cual hace suponer que los mexicas también dominaron Tuxpan y Temapache, y que los grandes mercados del sur de la Huasteca pagaban tributo a la Triple Alianza.

“Como puede advertirse, estas rutas de comunicación y comercio son relevantes porque muestran la importancia económica que tenía la Huasteca. Ahí se producían ocho variedades de chile para exportación, algodón, mantas de mil colores, plumas, pescado y camarón seco, hueva de lisa, productos suntuarios, etcétera.”

En la búsqueda de elementos que fortalecieran sus hipótesis de estudio, Ochoa Salas encontró una lápida a la que denominó “de la calzada”. Un primer acercamiento lo hizo suponer que se trataba de una lápida ceremonial. Después, en colaboración con el antropólogo belga Michel Graulich, concluyó que se trataba de una lápida conmemorativa del primer siglo de la conquista de Tuxpan.

“Esa lápida se erigió 57 años antes de la Conquista. Data de 1464. América todavía no se descubría cuando en la Huasteca se estaba conmemorando el primer siglo (siglo indígena, por supuesto) de la conquista de Tuxpan”, indica.

¿Cuál fue la razón de las conquistas emprendidas por los mexicas en la segunda parte del siglo XV? Desde la perspectiva de Ochoa Salas, los mercaderes mexicas se presentaron en Tzicoac para comerciar, pero fueron emboscados y torturados por los huastecos en un lugar localizado entre Metlaltoyuca y Tzicoac. Los sobrevivientes se quejaron y después se iniciaron las conquistas.

El gran mercado regional de Tula

“¿Es cierta esa anécdota? No lo sabemos, pero resulta curioso suponer que los mercaderes mexicas fueran a mercadear, no a espiar, como lo hacían los pochteca. Además, suena increíble que fueran atacados sólo por comerciar. En todo caso, éste fue el pretexto de la conquista de la Huasteca, porque su forma de producción era codiciada por la Triple Alianza.”

El poderío económico de los huastecos se conocía desde tiempo atrás, sobre todo en Tula, ciudad que albergaba un gran mercado regional. Hasta allá llegaban los comerciantes huastecos, cuya presencia puede constatarse por la arquitectura; además, en las fuentes históricas de entonces los huastecos aparecen de manera reiterada.

Incluso en la relación de fray Bernardino de Sahagún se encuentra la descripción de un mercader huasteco que vende chile, uno de los productos más requeridos en el mercado de Tula, lo que habla de las rutas comerciales de los huastecos, tanto hacia el sur como hacia el norte.

Había también una red de comercio de cabotaje que no se circunscribía al área Mesoamericana, sino que llegaba hasta la Florida. Hay muestras de cerámica a lo largo de la costa y por tierras interiores que acreditan un contacto comercial entre el sur de Estados Unidos y el norte de Mesoamérica. La mercancía transitaba, quizá no de manera tan expedita como en Mesoamérica. De hecho, las rutas comerciales que salían de Estados Unidos llegaban hasta Yucatán y Centroamérica.

“En suma, el estudio de las rutas de comunicación y de comercio permite concluir que la presencia de la Triple Alianza en la Huasteca no se reducía a un mero intercambio comercial entre esas regiones —y a su influencia recíproca—, sino también tenía claros intereses de tipo económico, político e ideológico.”



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