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Bárbara Jacobs publica su obra más íntima y arriesgada

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
Martes 30 de diciembre de 2014
Brbara Jacobs publica su obra ms ntima y arriesgada

Bárbara Jacobs reproduce en la novela correos reales que a través de ella mandó la protagonista de su historia. (Foto: LEO MORALES )

En La dueña del Hotel Poe, la autora experimenta con la ficción y abre el laboratorio de su literatura

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx  

Bárbara Jacobs reconoce que La dueña del Hotel Poe es su novela más íntima y también la más arriesgada, es la obra que trasluce más la cocina de su literatura y la más fronteriza no sólo entre lo que es ficción, auto ficción y no ficción, también por la propia personalidad de su protagonista que nació desde luego de ella misma pero que es al final otra, una tal Carola Q. Es una novela que se construye a sí misma ante los ojos del propio lector.

Jacobs es la más sorprendida con lo que fue ocurriendo con esta historia que no tenía principio ni fin. Es una novela que se va contando a sí misma conforme relata las razones que le dieron origen, con lo que da lugar a la crónica de su ejercicio narrativo, que es a la vez un ejercicio de la imaginación en la que Bárbara Jacobs se desdobla y se reta a sí misma.

“Uno nunca dice toda la verdad. Esta novela empezó de manera muy sencilla, como realmente se cuenta allí: mi sobrina quiere ser escritora y yo la iba a monitorear un verano para que escribiera una novela; yo la reté a que escribiera en ese verano una obra y ella me hizo también a mí hacer la misma tarea. Yo tenía en mi escritorio Objeto de segunda mano, un trabajo que había hecho pero que no le tenía ningún destino, en eso me manda un correo con cierta urgencia la jefa de redacción de la revista literaria Armas y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, pidiéndome una colaboración. Entonces vi la novela sobre mi escritorio y se me ocurrió empezar la historia de quién la escribió; esa fue la colaboración que mandé y allí comenzó esta novela”, dice Jacobs.

La narradora nacida en 1947 en la ciudad de México dentro de una familia de emigrantes libaneses, asegura que ahí, en ese primer apunte, hubiera terminado todo, pero no, sucedió otra extraña situación: “Sentí que tenía que seguir contando la historia, ponerle sus razones y sus resultados y cómo y por qué y entonces me vi metida en un trabajo que al mismo tiempo planeé pero al mismo tiempo no planeé. Fue como un desafío que se me puso enfrente y que yo tuve que atender”.

Ese es el germen de La dueña del Hotel Poe (Ediciones Era/ Conaculta/ UANL), una serie de casualidades, retos u ocurrencias que se fue imponiendo o creando la propia Bárbara Jacobs y que quiso ir contando tal cual ocurrían en la propia novela.

“Se me empezaron a ocurrir soportes para esa nueva ocurrencia, uno de esos soportes es que empecé a pensar en lo que hace la memoria del lector y como sé por experiencia propia que uno acomoda las cosas a su modo y les da otra forma y hace muchas cosas en la cabeza, yo dije pues todo esto va a ir adentro aunque esté inacabado o le falte o merezca otra manita, al lector le va a dejar algo y va ir llegando al final donde todo sirve. Esa fue la estructura mediante la cual se fue construyendo el argumento de este libro”, agrega Bárbara Jacobs.

Allí comenzó otro atrevimiento de la narradora, no sólo delineó a una escritora llamada Carola Q, su alter ego o desdoblamiento, sino que decidió que Carola Q habría de mandar correos electrónicos reales, escritos y enviados por Bárbara Jacobs, a amigos reales, de carne y hueso, donde Bárbara les contaba la historia y el juego que se había inventado; pero al mismo tiempo ella incluía las respuestas de esos amigos en la novela.

“Tiene que ver con una realidad impresionante, tiene que ver que la única forma en que esta protagonista, mujer, escritora, como sea, descubre casi al final, que su forma de satisfacer todas estas grandes necesidades internas es por escrito y casi imaginariamente. El hotel no existe, y todas las personas que estaban invitadas no llegaron, pero ahí están y son reales y están satisfaciendo una necesidad real pero de una forma imaginaria y por escrito”, señala sonriente Bárbara.

La autora de otras historias como Las hojas muertas, Vida con mi amigo, Lunas y Florencia y Ruiseñor, asegura que La dueña del Hotel Poe le permitió encontrar algo de ella misma y también de ella como escritora; es decir, la técnica de cómo fue escribir esa historia, un atrevimiento que ocurrió porque únicamente estaba pensando en darle forma a ese artefacto, pero nunca pensó en que iba a publicarlo.

“Claro que era un atrevimiento: ¿hasta dónde soy capaz a la hora de abrirle la puerta a la realidad? Dije ¡sale!, y comencé a mandarles correos a mis amigos y pensaba y si aquí alguien me escribe groserías o me dice ‘tu quién te crees tal por cual’, pues ni modo, lo tengo que publicar porque es como abrirle la puerta a un invitado, lo tienes que aceptar. Todo ese permitir la entrada de la realidad fue otra cosa muy difícil pero al mismo tiempo me sentía muy bien”, dice Jacobs.

La escritora que trabaja en la historia de la literatura del siglo XX a través de los géneros literarios, asegura estar muy contenta con el resultado final de este libro, porque cree que es muy importante en este momento y le encantaría que les gustara a todos los amigos a los que en realidad les escribió.



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