Analizan pensamiento político de Octavio Paz
PONENTES. Fabienne Bradu, Jorge G. Castañeda, Celso Lafer, Julio María Sanguinetti y Jorge Edwards. (Foto: CORTESÍA FRANCISCO SEGURA / CONACULTA )
ana.pinon@eluniversal.com.mx
A las personas como Octavio Paz, dijo el ex político canadiense Michael Ignatieff, se les va a extrañar.
Con estas palabras y con un gran aplauso concluyó ayer el encuentro “Octavio Paz y el mundo del siglo XXI”, que durante dos días reunió en El Colegio Nacional a intelectuales nacionales y extranjeros para hablar sobre la obra y el legado del poeta mexicano de quien se celebra el próximo 31 de marzo, el Centenario de su nacimiento.
En la penúltima mesa, titulada “La democracia en el orbe iberoamericano”, moderó Fabienne Bradu y participaron Celso Lafer, Jorge G. Castañeda, Julio María Sanguinetti y Jorge Edwards.
El profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sao Paulo, Brasil, y ex alumno de Octavio Paz, Celso Lafer, abrió la reflexión recordando que el poeta creía en que la libertad se conquista.
“Siempre sostuvo que sin libertad, la democracia es una quimera, a la vez que defendió la libertad, porque la democracia es indisoluble de la libertad”, dijo.
Por su parte, el escritor y diplomático chileno Jorge Edwards refirió que el ensayista mexicano no fue un optimista respecto a la democracia. “Su visión crítica es siempre aguda y a veces hasta dura, difícil de tragar debido a que no es una persona que se contente con las apariencias de las cosas, sino que quiere llegar al fondo de este gran tema”, sostuvo.
Y añadió: “Mi relectura de las obras de Octavio Paz, que son constantes, me hace pesar que en el origen de toda la experiencia vital está la poesía. Cuando un hombre en su juventud descubre la belleza de la palabra poética y su fascinación, como fue el caso de este escritor e intelectual, esa persona está perdida, porque pasa a ser un disidente, un rebelde, un incómodo y hasta un ensayista político”.
Jorge Edwards explicó que aunada a su faceta intelectual, el autor de La llama doble fue además “el ensayista poeta por definición, hombre con respuestas para muchas cosas y un ser humano con muchas preguntas”.
Julio María Sanguinetti, historiador y político uruguayo, coincidió con Edwards y refirió que Octavio Paz escribió que universalidad, modernidad y democracia no se pueden conjugar separadamente, pues son parte de un todo.
“Hoy, si miramos en perspectiva, estamos a 50 años del golpe de Estado de Brasil. Medio siglo, momento en el cual comienza una oleada progresiva de dictaduras. Expresión política que fue algo similar a la Guerra Fría”, agregó.
“Líder moral”
La última mesa se tituló “La letra y el cetro: los intelectuales al poder”, con la participación de Mark Lilla, Michael Ignatieff, José Woldenberg y Christopher Domínguez, y moderada por Ricardo Cayuela, titular de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
El crítico literario Domínguez Michael recordó que al término del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, Paz fue un candidato a “líder moral” e “hijo de la disidencia de izquierda del gobierno mexicano”.
“Esa idea no le disgustaba a Paz, tan no le disgustaba que participó en las primeras reuniones de un proyecto para crear un partido de oposición, pero en ese momento, aconsejado por Gabriel Zaid, decidió que era más efectivo fundar una revista. Ahí nació Plural, así como el autoritarismo del estado mexicano y la izquierda”, dijo el escritor.
Asimismo, Domínguez Michael sostuvo que Octavio Paz fue un “hombre político”.
“Muchas de sus decisiones fueron las de alguien que concebía la política como una parte esencial de ser en el mundo, por eso, en lo personal, me irrita un poco cuando oigo a algunos colegas decir que Paz era sólo un poeta que de vez en cuando hacía comentarios políticos acertados o desacertados, como si no importara”.
Para ejemplificar la importancia de la política en la poética de Paz, indicó que algunos de los poemas largos son inconcebibles sin saber quién fue Emiliano Zapata. “He admirado en Paz la imposibilidad de separar lo poético de lo político”.
En este sentido, José Woldenberg, académico y analista político, indicó que Paz supo que la política tuvo múltiples rostros pero “había que aprender a vivir con ella”.
El escritor canadiense Michael Ignatieff reflexionó sobre el poeta en un contexto internacional y dijo que fue él quien inculcó la necesidad de crear una identidad nacional, alejada de las influencias norteamericanas y europeas. “Paz pensaba que en México había muchas ideas provenientes de otros países y eso debía cambiar. Así, los intelectuales crearon una autoridad al ver la profundidad de su responsabilidad. Paz se volvió un traductor de culturas, un psicólogo, un intérprete de México para los propios mexicanos y para el mundo”, dijo.
Ignatieff recalcó también la capacidad de Paz para “detectar” tantas fallas de la intelectualidad, como la tentación de ser un experto y terminar siendo un payaso.
“Evitó todas esas tentaciones y si hoy lo recordamos es porque fue un hombre serio, un hombre profundo con autoridad intelectual”, cerró.