Alondra de la Parra conquista a Brasil
CONCIERTO. La directora estará mañana al frente de la Sinfónica de Brasil. (Foto: CORTESÍA: CICERO RODRIGUES )
ana.pinon@eluniversal.com.mx
La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky, que cumplió el año pasado el primer centenario de su estreno, es una de las obras más complejas del repertorio. La directora de orquesta Alondra de la Parra, dice, está feliz porque recientemente pudo dirigirla y lo hizo al frente de la Sinfónica de Brasil (OSB), considerada una de las más importantes de América Latina.
El concierto se llevó a cabo el pasado 2 de agosto, en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, y obtuvo una recepción positiva de los músicos y del público.
“Fue maravilloso, nunca lo voy a olvidar porque dirigir La consagración de la primavera, de Stravinsky, es una de las oportunidades que todo director quiere tener en su carrera, porque requiere de una orquesta muy grande y porque es una de las obras más complejas del repertorio. Y ahora he tenido la fortuna de tocarla con una orquesta que aprecio, con la que he tenido la oportunidad de trabajar antes y con la que me siento como en casa”, explica en entrevista telefónica desde Río de Janeiro.
De la Parra agrega que el programa también incluyó el Concierto para piano número 3, de Rachmaninov. “Fue increíble la emoción de la gente, de la orquesta; siempre me he sentido muy querida en Brasil, a donde vengo una o dos veces al año desde 2009, así que ya tengo un vínculo especial con este país. Las obras complejas las guardan para los directores titulares y a mí me han tenido la confianza para que yo la dirigiera. Es difícil que te inviten por primera vez, pero que te refrenden la invitación habla de que poco a poco construimos una confianza,” dice.
Durante dos semanas, De la Parra, quien tiene compromisos por Europa durante todo el año y 2015, ha trabajado con la OSB en la presentación de dos conciertos, con dos programas distintos, el segundo se llevará a cabo mañana y estará integrado por Sinfonía India, de Chávez; Pelleas y Melisande, de Faure; Sinfonía No. 5, de Prokofiev y Danzón número 2, de Márquez.
“Me gustaría que las obras mexicanas no sólo las tocaran en un programa específico, sino que sean parte de todas las obras que se pueden elegir para un concierto. El concierto de mañana es ejemplo de lo que a mí me gusta hacer, que haya variedad, colores y nacionalidades distintas, estilos muy contrastantes”, cuenta.