400 años sin El Greco, maestro de maestros
COMPARACIÓN. La "Anunciación" (izquierda), del pintor cretense, tiene elementos parecidos a los que plasmó después Édouard Manet en su óleo "Cristo muerto con ángeles". (Foto: CORTESÍA MUSEO NACIONAL DEL PRADO )
ana.pinon@eluniversal.com.mx
MADRID.— Durante siglos, El Greco fue un artista soslayado, prácticamente desconocido, pero a partir del siglo XIX y prácticamente durante todo el siglo XX, Doménikos Theotokópoulos (1541-1614) se insertó en el imaginario de muchos artistas de las más diversas latitudes, México incluido.
Ahora, en la conmemoración del cuarto centenario de su muerte, España se ha volcado a celebrar y a difundir la obra de uno de sus más importantes artistas, a través de magnas exposiciones, edición de libros y actividades académicas y culturales alrededor de todo el país, especialmente en Toledo, la ciudad en donde El Greco pasó su última etapa creativa y el final de sus días.
Como parte de estos festejos, el Museo del Prado, Acción Cultural Española y Fundación BBVA llevan a cabo una importante muestra titulada El Greco y la pintura moderna, con la que por primera vez se aborda de un modo integral la influencia del pintor cretense en el desarrollo de la pintura moderna, y a la que contribuyen los préstamos de alrededor de 70 instituciones y colecciones privadas tanto españolas y extranjeras, como el Museo Amparo de Puebla.
La exposición que se inauguró en el Museo del Prado el 24 de junio pasado y que permanecerá abierta hasta el 5 de octubre ofrece una selección de 26 obras del Greco, así como 57 pinturas y 23 dibujos y grabados de artistas como Manet, Cézanne, Picasso, Chagall, Modigliani, Kokoschka, Pollock, Saura, Rivera y Orozco.
Un total de 106 obras que ponen de manifiesto cómo la huella del Greco tuvo una especial relevancia para la evolución de la pintura en el último tercio del siglo XIX y a lo largo del XX.
El especialista en El Greco y curador de la exposición, Javier Barón, sostiene en un texto especializado publicado en el catálogo de la muestra, que el cretense con su “extraordinaria diversidad de los modos y las direcciones en que se ejerció su influencia es un índice relevante de la complejidad y de la capacidad de fascinación de su pintura”. Una fascinación que alcanzó a artistas mexicanos, especialmente a Ángel Zárraga, Diego Rivera y a José Clemente Orozco.
Ecos en México
De acuerdo con Javier Barón, Rivera y Zárraga fueron fuertemente influenciados por El Greco, sin embargo fue el primero quien realizó obra con más ecos del artista cretense.
En 1907, el muralista mexicano viajó a España y conoció las obras del Greco en el Prado.
Además, tras haber vivido en París en 1912 visitó Toledo con Angelina Beloff y estudió con Zárraga al Greco. Así lo explica el curador:
“En su Visita de Toledo, que representa, como la del Greco, los dos grandes edificios de la Catedral y el Alcázar que coronan la ciudad en la parte superior de la composición, casi en el borde del lienzo, presenta un desarrollo vertical con una gran riqueza de planos yuxtapuestos. El caserío se distribuye en torno a los abruptos y desnudos declives del terreno, que tienen un papel protagonista en la composición”.
Asimismo, la exposición también incluye la obra titulada Adoración de la Virgen y el Niño, creada en 1913 y que forma parte de una colección particular, la cual evoca a La Anunciación, del Greco, de 1576, perteneciente al Museo Thyssen-Bornemisza.
Para el curador, Rivera “acertó a realizar una síntesis muy personal entre la constricción espacial de origen cubista y la inspiración en El Greco de las posturas y de las figuras, construidas según los planos del cubismo”.
Sin embargo fue en Orozco en quien el impacto del cretense fue superior. El estudioso del Greco, Jeffrey Schrader, establece en su estudio “La influencia del Greco en la pintura norteamericana del siglo XX”, también publicado en el catálogo de la muestra, que a finales de los años 20, el historiador catalán José Pijoán le encargó a Orozco un fresco para un edificio con aires medievales.
Así, inició la creación de Prometeo y, probablemente, fue influenciado por El Greco gracias a un artículo que Pijoán publicó a propósito del Greco en la prestigiosa revista americana The Art Bulletin.
“La figura de Orozco tiene mucha más fuerza que las que habían pintado los seguidores del Greco tanto en la costa este como en otras zonas del país (...) Orozco da un tratamiento visceral al enorme Prometeo, al que presiona contra los bordes del marco. Este héroe desnudo que no respeta los límites se inflama a favor de la especie humana que se halla tras él (...) El Prometeo tiene el honor de ser el primero de los frescos realizados en los Estados Unidos por artistas mexicanos. Jackson Pollock llegó a calificar a Prometeo como ‘la pintura más grande’ de Norteamérica”.
La obra de Orozco, según el especialista, fue tan impresionante que deslumbró completamente a Pollock, al grado de que en sus obras, como Hombre desnudo con cuchillo, es posible ver la influencia del mexicano, desde su propia evocación del Greco.
Este aspecto de cómo la obra del cretense llegó a inspirar a artistas del otro lado del Atlántico forma parte de la muestra dividida en ocho secciones: La modernización de la pintura. De Manet a Cézanne; El orfismo y su influencia, El expresionismo germánico, La visión de Toledo y El Greco por otros expresionismos, Picasso y el cubismo, Zuloaga y Sorolla y América.
Hasta ahora, de acuerdo con el departamento de prensa del museo, la exposición ha registrado una importante afluencia de visitantes nacionales y extranjeros, lo que supone un renovado interés por un artista que ahora es considerado un tesoro nacional para todos los españoles.
Interés que, en efecto, es visible en las filas que se registran en las taquillas del recinto, en donde es notorio el público nacional, incluso, españoles de zonas cercanas a Madrid acuden para no perderse la muestra de este creador.