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Entrevista. "Soy la única mujer que subirá por el Cervantes"

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
Miércoles 23 de abril de 2014
<b>Entrevista.</b>

LISTA. La escritora aseguró que para recibir el premio vestirá un huipil que le regalaron mujeres de Juchitán. (Foto: ARIEL OJEDA / EL UNIVERSAL )

La escritora recibe hoy el galardón que para ella es una especie de clausura. Habla del discurso que dará, de su fundación y de su labor como periodista

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

Conversar con Elena Poniatowska es una fiesta. Saltan palabras o frases como “titipuchal”, “está de la patata”, “patas pa’ cuándo son”, “chivas”, “un chango importante”, que bien podrían conformar el Vocabulario “Poni”; detiene la plática para sancionar a Conrado, su asistente, porque mantiene a raya a Shadow: “el pobre perro va a tener que ir al psicoanalista”, dice; habla de “Monsi”, el gato que heredó de su amigo, y dice que “Váis”, otra gata, es más tímida: “A (Carlos) Monsi no le hubiera gustado que una mitad de su nombre fuera mujer porque era supermisógino”.

Aclara que es como una nueva Poniatowska con el Premio Cervantes, que hoy recibe en una ceremonia solemne en la Universidad de Henares y por el que está en España desde el pasado jueves acompañada de sus tres hijos, sus 10 nietos y su yerno, Lorenzo Hagerman, el camarógrafo de bigote zapatista: “Soy otra, ahora ando enhuipilada”. Cuenta que desde hace días viste huipiles que le han prestado sus amigas; también le dieron collares y aretes que portará en la ceremonia: “Todo va a ser prestado”.

Estaba tentada en usar un huipil amusgo blanco que le prestó Celia Chávez de García Terrés, pero se pondrá uno muy “chillón” que hace 12 años le regalaron mujeres de Juchitán. “Ellas me dijeron: este vestido es para que cada vez que te saques un premio te lo pongas”. Con él recibió el Premio Rómulo Gallegos.

Elena, la periodista y escritora nacida en París, Francia, el 19 de mayo de 1932, tiene la mala costumbre de aceptar todas las invitaciones a presentar libros, a ser jurado de premios. “No sé decir no, también porque soy muy curiosa, quiero ver qué va a pasar, a ver si alguien dice algo que me parezca mágico, me atraiga muchísimo, y también porque pienso ‘que tal si a mí me hubieran dicho no a todo. Un gran no’”.

¿A qué sí le ha dicho No?

Le he dicho no al PRI; no a los políticos mexicanos, no a esas viejas cursis que ahí andan.

¿Hay una nueva Poniatowska?

Ando muy enhuipilada, me voy a poner todo lo que pueda, finalmente son los últimos años, entonces en cierta manera es una clausura, o en cierta manera un premio que nunca se lo han dado a un chavito, siempre se lo saca pura gente que se… Creo que Vargas Llosa era más joven, Pitol, pero siempre se lo han dado a gente pasada de los 70 años.

¿Ha leído los discursos de otros?

En cada discurso sale el carácter que tienes, si te siente muy seguro de ti mismo entonces supongo que te echas rollos y rollos porque te fascina escucharte y crees que los demás están igualmente encantados, aunque en realidad están diciendo ¡ya párale!

El de Augusto Roa Bastos es largo, no entiendo cómo se atrevió, son 500 páginas de un rollo que se echó inmenso. Luego hay otros displicentes, el de Cabrera Infante es como si les estuviera perdonando la vida, una cuartilla y media. Se ve el carácter de cada uno, el de Carlos Fuentes es muy sesudo, muy inteligente, el de Octavio Paz es muy bueno, el de Sergio Pitol, muy tierno, habla mucho de él y cuenta cómo se ahogó su madre en el río, también cómo se hizo viajero.

El de José Emilio Pacheco es muy bueno; él era un investigador, entonces encontraba cosas que no se habían dicho antes; además creo que José Emilio hizo muy buenas migas con la reina, le cayó muy bien a la reina. José Emilio era cultísimo, te sentabas junto a él y aprendías todo sobre la tierra, era de una cultura extraordinaria, además de una gran generosidad para compartir todos conocimientos, él se soltaba y decía todo lo que sabía.

Usted ha rehecho su discurso

Estaba horripilante. Se lo leí a Marta Lamas y a Raquel Serur y me dijeron “Elena voltéate, por ahí no va, es malísimo”. Es que yo lo quise hacer como del Quijote, de lo que significaba, como esas tareas escolares en que a veces me sacaba 10. Me dijeron “no, tú habla de otras cosas”; me dijeron que ya no dijera que yo era una pinche periodista, que porque estoy repite y repite y repite eso y que tampoco. Además yo empezaba a decir por qué no se lo dieron a Fernando del Paso, por qué no se lo dieron a Eduardo Galeano, por qué no se lo dieron a Sergio Ramírez, a todos los que no se lo dieron. Me dijeron “tampoco digas eso, porque además tu no vas a decidir quién se lo va a sacar, además parece que ninguneas o desautorizas al jurado, haces parecer como si todo el jurado fuese de puros idiotas”. Mis hijos dijeron: “Ya mamá, bájale por favor. Sintonízate. Toda la vida siempre me dicen sintonízate”.

Hablaré de la gente de a pie que he tratado toda la vida, sobre los que he escrito, con quienes he caminado.

¿Será la primera mujer en subir a leer?

Lo han recibido tres mujeres: María Zambrano, Dulce María Loinaz y Ana María Matute y la única que va a subir al púlpito soy yo porque Ana María Matute se quedó en una silla de ruedas abajo, María Zambrano no fue y creo que de Dulce María Loinaz otra persona leyó su discurso, así que la única que va a llegar por su propio pie soy yo.

¿Qué le dejará al Cervantes?

Iba a dar un manuscrito pero voy a dar la primera edición de La noche de Tlatelolco y la edición grandota ilustrada. Yo iba a dar un manuscrito de alguna novela, si es que lo encontraba en mi inmenso desorden.

¿Da recomendaciones a los jóvenes periodistas de ‘no hagas esto’?

Nunca hago eso, porque yo también estoy para recibir consejos; además no se me ocurriría, yo lo único que creo que hay que hacer para escribir es leer y escribir todo, pensar en lo que haces aunque digas “ay, esto es una mamada, esto está de la patata”, de tanto hacerlo un día, dices “¿yo escribí eso?” Te quedas muy sorprendido porque algo que tu hiciste de pronto no lo reconoces porque te parece muy bien.

¿Siempre dice sí a las entrevistas?

Es que yo soy periodista, entonces a mí todo mundo me trató bien; bueno salvo uno que me condujo a la puerta, que era ese francés que se enojó porque no había leído sus libros, cuando yo estaba chava, Françoise Morice. Si no me hubieran recibido y no me hubieran dado entrevistas, qué hubiera hecho, todos fueron muy generosos, pero cuando yo empecé en la Edad de Piedra, había muy pocas periodistas.

¿Un legado será su fundación?

Todo eso es virtual porque no tenemos un local, todo esto que ves ya está organizado y catalogado, pero hay varios libros malos porque yo he sido jurado de titipuchal de concursos y nunca en mi vida he podido tirar un libro. Pero se va a hacer una fundación para dar talleres, para ocuparse de las mujeres, de los chavos, incluso yo quisiera que hubiera unas tres recámaras no para ir a hacer el amor, sino para los chavos que vienen del campo y quieren quedarse en México dos meses a investigar tal o cual tema, tengan donde quedarse a dormir. Y luego una cafetería donde la gente pueda venir a jugar ajedrez, a leer, todo lo que tiene una casa de cultura. También talleres de oficios para aprender, una sala de conferencias y después invitar a gente.

Ahora el Premio va a ser para la Fundación y todo lo que yo pueda. Me gusta mucho la de Phillipe Olle-Laprune, la de escritores perseguidos, además ha funcionado rebien, porque tiene cafetería, librería, un lugar donde se dan las conferencias, además él es muy cuate, muy buen amigo. Yo quería que fuera en un lugar muy poblado, en el Centro, pero no hay tantos espacios. Podría quedarse en el sur pero ya hay cosas, hay muchas librerías.

¿Cómo ve México en este 2014?

Mira ayer abro el periódico y qué veo, que en Ciudad Juárez mataron una muchacha de 15 años, estudiante; luego otra embarazada. Veo las guardias de autodefensa, no sé qué se ha resuelto, la ciudad es una ciudad muy difícil de vivir, muy difícil de llegar, además te dicen que se va a arreglar el narcotráfico, cosas que no es cierto que hay; siento que la gente sigue teniendo muy pocas oportunidades, dicen que las escuelas están muy mal, que muchos se quedan sin estudiar.

¿Ya domina el protocolo para la ceremonia de entrega del Cervantes?

El protocolo es muy severo. Tengo 10 nietos y estaban practicando para no tirar el agua en la mesa, comer bonito, no hacer tacos, porque ya ves que nosotros hacemos la comida y enrollamos un taco. “No pueden hacer tacos si van a comer con el Rey y la Reina”, bueno allá ni hay tortillas. Pues todos practicaron pero no están invitados, los niños ninguno está invitado ni siquiera el de 23 años. A la comida nada más están invitados mi hijo Mane, que es científico; mi hijo Felipe, mi hija Paula y su esposo que tiene un bigote zapatista, Lorenzo Hagerman, es camarógrafo de una película super violenta que se llama Heli, y yo, somos, cinco y párale de contar.

Soy la primera mujer que se va a trepar allí, pero es poca gente porque es como la cámara de los Lores y los Comunes en Inglaterra. Dicen que es precioso, unos aquí sentaditos así, y otros de este lado sentados así. Y creo que adelante el Rey y la Reina y los grandes jefazos, las majestades, sus excelencias las majestades, y uno solito ahí como el dedo echando su rollo.

Es una ceremonia súper solemne; no puedo ir a azotar como chango viejo al subirme al púlpito, tengo terror. A ver cómo le hago.

Es la misma Elena Poniatowska, la periodista de a pie, la mujer dicharachera y mexicana. Lo distinto es que ahora viste de huipil y es el Premio Cervantes de Literatura 2013.

En el preámbulo de la entrega, ayer, el rey Juan Carlos de España ofreció un almuerzo a la escritora, donde aprovechó para hablar de Gabriel García Márquez: “Mediante su formidable obra literaria contribuyó a forjar y divulgar la identidad iberoamericana, alimentando los sueños de millones de lectores de todo el mundo”.



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