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GOTEMBURGO, SUECIA. —Metalhead fue una de las dos películas islandesas nominadas al Premio Dragón del Festival de Cine de Goteumburgo, donde participan producciones de los cinco países nórdicos (el otro filme islandés fue De caballos y hombres, escrito y dirigido por Benedikt Erlingsson).

Dirigida y escrita por Ragnar Bragason (1971), Metalhead (2013) es un convencional melodrama sobre la superación de una tragedia familiar, con una actuación desesperadamente básica y limitada de la joven Thorbjörg Helga Thorgilsdóttir en el papel de la protagonista. Una chica de 12 años, perteneciente a una familia rural, ve morir en un accidente a su hermano mayor. Se asume culpable y cruza la adolescencia no sólo adquiriendo la pasión de su hermano, el heavy metal, sino también desplegando, uno tras otro, gestos y hechos destructivos. Las acciones hostiles de Hera se suceden con un dejo monótono, pues el director no supo darle un carácter propio a la rebeldía de Hera, quien se torna un personaje tópico: sabemos que sufre, sabemos por qué sufre, sabemos qué es capaz de hacer, y hasta ahí. Un ejemplo: cuando la chica decide incendiar la parroquia, la edición y la música no ayudan en nada al dar el salto efectista hacia un plano abierto donde se ve caminando, con el trasfondo de la capilla quemándose, a la muchacha, mientras el metal sube de intensidad, claro. Las dos apariciones fantásticas del hermano muerto, el rechazo del pastor a quien en su juventud le gustaba el metal, el acostón con el viejo amigo hoy muy gordito, son situaciones que parecen activar las decisiones de Hera, quien así se deja ver como un bulto sólo programado para una respuesta: rebelarse. El guión vuelve, pues, predecible la psicología de Hera, y evade la posibilidad de ir más allá de la pregunta: ¿de dónde viene realmente su rebeldía?, ¿sólo del remordimiento?, ¿es su caso especial o todos los adolescentes han de responder así? El director deja ver poca madurez vital en el despliegue de su personaje principal: no supo explorarla y revelarla con mayor perspicacia. Es una historia como hemos visto muchas, en otros escenarios e idiomas.