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"Luna Córnea" retoma la historia de la fotografía

Sonia Sierra| El Universal
Domingo 05 de enero de 2014

“EN LA MONTAÑA”. En Cuba, fotografía de Alberto Korda. (Foto: FOTOS TOMADAS DE “LUNA CÓRNEA” )

En las últimas tres décadas este arte ha conseguido ser tema de colección e investigación en México

ssierra@eluniversal.com.mx

En las últimas tres décadas, en México la fotografía ha pasado de ser un arte que ocasionalmente se exponía o que se asociaba con tres o cuatro nombres, a un arte con muy diversas formas de expresión y representación, que es objeto de colecciones y base de galerías, que se publica, se lleva a libros, se investiga y que practican creadores desde muy diversas tendencias.

En el devenir de esta historia uno de sus antecedentes fundamentales está en el Consejo Mexicano de la Fotografía, cuyo acervo guarda el Centro de la Imagen -fundado hace 20 años- y cuya historia ha sido tema de las últimas dos ediciones de la revista Luna Córnea, las números 33 y 34, -y que incluso dará pie a un tercer volumen-.

Este segundo título de “Viajes al Centro de la Imagen” en Luna Córnea da cuenta de manera específica de algunas de las 140 exposiciones y otros eventos que promovió el Consejo Mexicano de la Fotografía y que pudieron verse en la galería Casa de la Fotografía, espacio que existió durante nueve años, entre 1890 y 1989.

Para Alfonso Morales, director de la revista y uno de los investigadores especializados en la fotografía en el país y en América Latina, lo que consiguió el Consejo y, de paso, la Casa, marcó un hito en la valoración de la fotografía, en México, como disciplina independiente.

Esta historia, comenta Morales “es la de una larga batalla por la defensa de la fotografía como objeto de estudio cultural, por la legitimidad artística de la fotografía; hoy hay múltiples espacios, curadores, investigadores, publicaciones, críticos especializados, centros de estudio, pero hace tres décadas la situación era muy diferente”.

Gestación y otros momentos

La revista 34 recupera las historias sobre las fotografías de algunos latinoamericanos que hoy se guardan en el Centro de la Imagen, como es el caso de las fotos de María Eugenia Haya; el propio Alfonso Morales hace una crónica de la doble exposición “Dos momentos revolucionarios”, donde se presentaban tanto imágenes del así llamado Archivo Casasola, como trabajos de un grupo de 12 fotógrafos cubanos.

Por otra parte, en la publicación José Luis Neyra hace una crónica en torno de la constitución del Consejo Mexicano de la Fotografía del que fueron artífices e impulsores Pedro Meyer, Lázaro Blanco, Raquel Tibol, entre otros; y cuenta también de la realización de dos eventos nodales en esta historia: los coloquios latinoamericanos de fotografía.

“Entre los documentos que conservamos en el Centro de la Imagen había un archivo completo de las exposiciones, y esas exposiciones no sólo ilustraban su actividad intensa, sino que eran un gran documento sobre la consolidación de la tradición de la fotografía moderna y contemporánea en México. Todos los artistas que utilizaron la fotografía pasaron por ahí. La Casa permitió una interlocución sin la cual los procesos posteriores no hubieran sido posibles. Había que ver los vínculos y los procesos que desarrollaron desde entonces: encuentros, publicaciones, el fotógrafo empezó a tener un lugar en la institucionalidad cultural del país, estudios, libros”.

En poco más de 30 años, destaca Morales, se ha conseguido mucho en cuanto al conocimiento y defensa de la fotografía; cita por ejemplo, el Sistema Nacional de Fototecas, la Fototeca Nacional, hay decenas de archivos organizados, publicaciones como Alquimia y Luna Córnea; abundan fotógrafos mexicanos en el extranjero.

Sobre las exposiciones que entonces se realizaron y de las cuales se habla aquí, el investigador explica que fueron “140 muestras que giraron a todos lados: experimentación con color y formato, nuevos procesos alquímicos, recuperación de procesos alquímicos, fotodocumentalismo, fotoperiodismo, retrato, reciclaje de material de archivo; fue un un mosaico de distintas prácticas y procesos”.

Lo que Morales resalta que es “muchos de los artistas que después determinaron el curso la fotografía mexicana y latinoamericana tuvieron que ver con ese periodo: mandaron obra para exponer, expusieron en la Casa de la Fotografía, fueron expositores primerizos; cita los casos de Pedro Valtierra y de Rubén Ortiz. “Fue una generación muy activa y productiva, que ahora es puesta a los ojos de los fotógrafos contemporáneos”.



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