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Entrevista. "Estoy para cantar, para pisar el escenario"

Alida Piñón| El Universal
Sábado 06 de septiembre de 2014
<b>Entrevista.</b>

PRESENTACIÓN. El tenor ensaya las piezas con las que deleitará al público en la gala de mañana. (Foto: JUAN BOITES / EL UNIVERSAL )

El tenor Javier Camarena y la soprano Rebeca Olvera, quienes debutaron juntos, festejarán mañana 10 años de fructífera trayectoria, con un concierto en Bellas Artes

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En 2004, el tenor Javier Camarena y la soprano Rebeca Olvera, luego de ganar el Concurso de Canto Carlo Morelli, debutaron en el Palacio de Bellas Artes con los roles principales de La hija del regimiento de Donizetti.

Mañana, para celebrar 10 años de trayectoria, los cantantes que han forjado una fructífera carrera internacional ofrecerán una gala en el Palacio de Bellas Artes.

Los acompaña la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la dirección musical de Enrique Patrón de Rueda. El programa estará conformado por conocidas selecciones de ópera, zarzuela y canciones finas de autores como Gaetano Donizetti, Giuseppe Verdi, Federico Moreno Torroba, María Grever, Agustín Lara, Consuelo Velázquez y Carlos Gardel, entre otros.

¿Qué significa cantar con Rebeca Olvera?

Es mi hermana, sus hijas son mis sobrinas, mis hijos son sus sobrinos. Somos familia. Antes de La hija del regimiento nuestra relación era muy estrecha. Ahora, compartir el escenario para celebrar los 10 años de carrera es también una forma de agradecer todo lo que ella ha significado en mi carrera. Fue ella quien me habló del Estudio de la Ópera de Zúrich, me avisó, me invitó, eso fue el inicio de todo lo que pasó después con mi carrera.

Lo que pasó después con tu carrera ha sido muy positivo para ti. ¿Cómo lo manejas?

Que reconozcan mi voz y mi trabajo siempre lo agradezco. Cuando conocí a Cecilia Bartoli y que trabajamos juntos por primera vez, entendí lo que cuesta llegar a decirle a una persona que la admiras muchísimo. Así que siempre que recibo un detalle de cualquier persona lo agradezco, gente como Cecilia me enseñó a tener la humildad de apreciarlo.

¿Estás en un momento de plenitud?, ¿hay presión?

Hay una plenitud en el dominio técnico que puedo tener con mi voz, tengo la oportunidad de aprovechar todos los recursos a la hora de cantar. Eso me da seguridad por sobre todas las cosas, la seguridad me da tranquilidad y la tranquilidad me da paz.

Y bueno, hace muchos años que estoy involucrado con las redes sociales y por eso estoy en contacto con la gente que me sigue y que gusta de mi trabajo. Hay momentos especiales, relevantes, como la Sonámbula y La cenicienta en el Metropolitan, con los que sí puedo sentir agobio por todo lo que hay alrededor, pero es cuestión de llevarse las cosas con calma. Yo estoy para cantar, para estar en el escenario. Por fortuna no canto pop y no hay nadie que me pare en la calle, eso sí que debe ser raro. Aunque en Salzburgo sí se siente un poco eso, pero es porque como dice una muy querida amiga mía “que es el Disneylan de los amantes de la ópera”.

¿Qué saben tus hijos acerca de tu trabajo?

Mi hija sabe que no estoy en casa, que me alejo por mucho tiempo, pero sé que está muy orgullosa de mí. No me lo ha dicho nunca pero se le nota. Y mi hijo está en la etapa de “mira, papá, estás en la tele, ese eres tú”. En este momento, cualquier tenor que escucha cree que soy yo.

Ellos saben a qué me dedico; no creo que lo vean como modelo de vida, el tiempo lo dirá. Es difícil estar fuera de casa.

Hay quien cree que fue un milagro el trabajo al que te sometiste para la grabación de tu primer disco de arias y que después de eso hayas dado dos conciertos. ¿Qué dices tú?

Es la locura más grande que he hecho en toda mi carrera. La gente que me conoce sabe que no me gusta cantar un concierto tras otro, me cuido mucho y valoro el descanso. Sin embargo ese proyecto se tenía que hacer y debía aprovechar el tiempo. En el cuarto y último día grabé cinco arias, no lo volvería a hacer, fue una experiencia aterradora, pero muy satisfactoria. Fue un milagro hacer el segundo concierto, mi voz, contra todo lo que yo hubiera pensado, estuvo plena.



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