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"Cordiox", el arte sonoro que estuvo en Venecia, llega al país

Sonia Sierra| El Universal
Sábado 01 de marzo de 2014

DIMENSIÓN. El instrumento tiene tres arpas de 180 cuerdas y un cuarzo. (Foto: LEO MORALES / EL UNIVERSAL )

La obra de Guzik se escucha desde ayer en el Laboratorio Arte Alameda

ssierra@eluniversal.com.mx

La exposición que el público conocerá en México de la obra Cordiox, propuesta de Ariel Guzik que representó a México en la 55 Bienal de Venecia y que desde ayer se puede ver, escuchar y percibir en el Laboratorio Arte Alameda, combina la experiencia de encontrarse con la pieza con un relato documental sobre cómo es que se construyó, trasladó, instaló y se vivió.

Cordiox, una pieza de arte sonoro de grandes dimensiones que nada tiene que ver con lo que los circuitos del mercado del arte presentan hoy, es una obra de arte que conlleva una vivencia para el público y que recoge años de investigación de parte de Ariel Guzik y su Laboratorio de Investigación en Resonancia y Expresión de la Naturaleza. Ese laboratorio, como él mismo ha dicho antes, persigue ser un espacio para “expandir la percepción del universo mediante mecanismos de resonancia que conlleven a la ensoñación y al cuidado de la tierra y sus criaturas”.

Si bien el Laboratorio Arte Alameda no tiene las condiciones de altura, historia y espacio de la antigua iglesia de San Lorenzo que en Venecia acogió la propuesta mexicana, aquí se buscó dar al espectador un recorrido que lo introduzca y lleve finalmente a escuchar y reconocer lo que esta pieza encierra.

En este espacio experimental, ubicado en el centro de la ciudad de México, anteriormente Guzik había presentado algunas de sus obras. Esta vez no se trata de llevar una muestra de distintos trabajos de Guzik, sino que esencialmente es la experiencia de vivir Cordiox, puesto en el cubo blanco del edificio de Arte Alameda.

La curadora de la pieza, Itala Schmelz, explica que tener el instrumento es traer de regreso una experiencia que fue integral. “Aquí hay una experiencia, es muy directa con la pieza, más de silencio, de escucha; Venecia era una oferta de mucha gente, muchas obras”.

La pieza fue presentada entre junio y noviembre de 2013 en la iglesia de San Lorenzo, sede del pabellón mexicano, y fue visitada por 43 mil personas.

Cordiox —recuerda la curadora— producía curiosidad a los visitantes por saber qué era esa máquina. No sonaba al principio; cuando la gente comenzó a callarse empezó a sonar, pero fue suavecito. Es una pieza que recoge información del entorno y conforme a eso su sonido es muy variable”.

El instrumento tiene tres arpas de 180 cuerdas y un cuarzo.“Cordiox improsiva, compone, no tiene una app, no tiene una memoria de computadora, tiene una estructura electrónica compleja, involucra el estudio de fenómenos físicos; captura el nivel energético del entorno, luego lo evoluciona en la máquina y lo convierte en música, y finalmente es importante la recepción del público”, dice la curadora.

Para Italia Schmelz esta obra permite volver a lo esencial del arte: “Aquí el público puede tener una experiencia. Creo que si queremos seguir entendiendo qué es el arte o para qué es el arte tenemos que reencontrar esa experiencia directa íntima, muy sensual, adoptable a título personal. Porque si todo en el arte es lo que otros me explicaron, entonces no lo vivo”.

Se exhibirá hasta el 20 de abril en el Laboratorio Arte Alameda, Doctor Mora 7. Centro Histórico.



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