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Guadalajara.- Claudio Magris (Trieste, Italia, 1939) no es un escritor que esté encerrado en su torre de Babel, a él le gusta siempre estar asomado a la ventana del mundo para observarlo y forjar desde allí su literatura, siempre lo ha hecho y ahora no es la excepción.

Su poder y su voz, dice, no es mayor a los de cualquier ciudadano, pero tiene claro que su arma es la literatura y la aprovecha para desde allí escribir, ese medio que él ejerce como protesta, para distraerse ante la imposibilidad de vivir, para exorcizar un vacío, pero también por amor, por miedo o para defender a alguien.

El escritor italiano que ha sido galardonado por el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances es considerado un pensador en diversas lenguas y un intelectual "que encarna la mejor tradición humanista en la que se concilian su propia experiencia con la memoria colectiva de la historia y de las culturas que conforman el espacio de la Europa central como lugar de diálogo entre las culturas del Mediterráneo y las culturas del Danubio", tal como señala el Acta del Jurado que le concedió el galardón de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Claudio Magris es tan grande como generoso. Se mantiene siempre de buen ánimo e interesado en lo que pasa en México, entiende perfectamente el español pero por pudor no se atreve a contestar en la lengua de Cervantes.

La tarde de ayer se encontró rodeado de lectores juveniles gracias al encuentro "Mil jóvenes con Claudio Magris". Allí sonrío ante las preguntas y supo tocar con su sonrisa y su voz de "amigo" las fibras íntimas de los muchachos.

Múltiples conflictos. En entrevista con EL UNIVERSAL, el autor de Danubio, su gran obra literaria que acepta que es una "metáfora de su propia vida", mira con preocupación cómo se levantan fronteras invisibles en el mundo actual a pesar de que aseguran que ya no existen.

También sueña, si cabe la palabra, con que las mismas exigencias de igualdad, justicia y libertad puedan establecerse en todo el mundo; pero no es ingenuo, dice que estamos viviendo la cuarta guerra mundial. La tercera fue la Guerra Fría y la cuarta es la de hoy, con guerras en todo el mundo, desde la que se libra en México como las que se desarrollan en el Medio Oriente.

¿Qué tanto mira al mundo para luego de reflexionar sobre él y sentarse a escribir?

Es muy difícil contestar esa pregunta porque el proceso de escribir es un proceso muy personal; se parte de los dolores de las emociones personales y también de lo que nos llega de la ventana de allá afuera, de los dolores de los otros, de los sentimientos de los otros. Normalmente la escritura, la inspiración, parte de una imagen; escribí Danubio partiendo de la imagen de dos enamorados que se encuentran en el río que es el tren de unión de sus sentimientos, de sus relaciones, de sus emociones.

¿Claudio Magris nunca es un escritor que se encierra en su torre de Babel, más bien es un creador que está viendo desde la ventana del mundo?

Esta es una parte de la vida, ver, es como una cosa de todos los humanos, de los hombres, no solamente del escritor; el escritor no es que sepa más que los demás hombres, sólo que lo vive de manera diferente, con una sensibilidad diferente.

Sin embargo, hay escritores de los que nosotros aprendimos, escritores del siglo XIX que no entendieron nada de la realidad, que no aprendieron nada de su tiempo y fueron estalinistas, nazis, marxistas y sin embargo nosotros los leímos y aprendimos de ellos.

¿Ha cambiado la idea del humanismo, desde los escritores del siglo XIX, el XX, hoy en el siglo XXI?

En primer lugar hay una transformación en el hombre, la sensación es que el hombre está cambiando en su naturaleza; cuando en Antígona se lee que hay unos pocos principios absolutos de los dioses, como no hacer daño a los hombres, a los demás, es una lección que todavía tenemos que aprender.

Se habla de que somos ciudadanos del mundo, ¿ de verdad cree que ya no hay fronteras?

Es un fenómeno raro; en cuanto han caído los muros físicos se están creando más los muros invisibles, un ejemplo es que en Trieste, mi ciudad, yo no sé cómo viven los inmigrantes, sé muy poco de ellos, no sé qué hacen en su vida. Me da tristeza decirlo, pero la realidad es que en este mundo, aunque está más conectado, hay fronteras invisibles y hechos ante los cuales preferimos voltear la cabeza; es una cosa que no se puede entender bien todavía.

En su discurso dijo que se escribe por amor, por tragedia, como protesta, ¿los ciudadanos desde dónde debemos actuar? ¿cuál es su mensaje?

No hay una única manera de enfrentarlo, mi medio es la literatura, no es el único ni el mejor, pero es el mío, el que tengo; lo que sí creo es que a través de la literatura se hace entender a la gente que lee el sentido de unas sensaciones de tragedias, que aunque ellos no las han vivido las pueden entender a través de una experiencia diferente que es la lectura. Yo no sería la misma persona si no hubiera leído Guerra y Paz. Leer es como una experiencia de vida a través de la palabra.

Hay muchas guerras que se libran hoy en el mundo, México atraviesa por una situación difícil ¿qué sentido tienen ahora las revoluciones?, ¿qué sentido, preceptos como igualdad, justicia, libertad?

La libertad es una cosa que todos deberíamos tener, un hombre sin la libertad es un hombre a la mitad; no todos somos iguales pero todos deberíamos serlo y tener la libertad de nuestras ideas, de escoger nuestro destino.

Creo que en este momento estamos viviendo una cuarta guerra mundial, la tercera la tuvimos con la Guerra Fría con la victoria del Occidente y ahora hablo de cuarta guerra mundial porque la verdad hay muchos conflictos en el mundo y lo más inquietante es que no se sabe quién está contra quién.

Por ejemplo, México tiene una situación muy inestable, también Italia tiene una situación política que es muy inestable y muy preocupante; y en los países de Medio Oriente también no está nada fácil, Bashar al-Assad... pero en realidad no se sabe, a veces es un aliado de Occidente y a veces está en contra. Esta es una situación muy alarmante.

jram