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Entrevista a Luis Herrera de la Fuente

Alida Piñón| El Universal
12:40México | Viernes 05 de diciembre de 2014

Pensamiento. "Todo lo que sucede en todos los ámbitos de nuestro país, sucede también con las orquestas", aseguró el músico al referirse al contexto social de México.. (Foto: Adrián Hernández/EL UNIVERSAL )

Icono de la vida cultural mexicana del siglo XX, el músico estuvo al frente de más de cien orquestas en los cinco continentes; presentamos la última entrevista que el maestro concedió a EL UNIVERSAL

Luis Herrera de la Fuente está sentado frente a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), no la contempla, la dirige. A sus 95 años, recién cumplidos, la edad, dice, sólo la siente al subir escaleras, pero no hace caso a los estragos del tiempo y trata "de pasarla bien".

El maestro, icono de la vida cultural mexicana del siglo XX, que ha estado al frente de más de cien orquestas en los cinco continentes, vuelve tomar la batuta tras casi diez años de ausencia de los escenarios, y lo hace para dirigir tres obras de su autoría: Concertante para violencello y orquesta, Concierto para piano y orquesta y Sinfonía No.2, que serán estrenadas mundialmente en el marco de Herrera de la Fuente: Retrospectiva de un creador, homenaje que la OFCM le brinda a quien fuera uno de sus más importantes directores.

"Dirigir es una chamba de sudar y hacer sudar. Cumplí 95, así que es una cantidad de años que ya no tengo la menor idea de dónde andan, sé que los llevo dentro, pero no hago caso y trato de pasarla bien. Para mí es un gran acontecimiento el hecho de que la Filarmónica estrene tres obras mías", dice en entrevista con EL UNIVERSAL, tras el ensayo previo a los conciertos que se llevarán a cabo el 28 y 29 de mayo en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli.

La OFCM iba a ser dirigida para este concierto por el joven maestro Rodrigo Macías, pero los amigos de quien ha dedicado su vida a la música por más de 70 años, lo convencieron de alzar los brazos y dirigir. "Me dijeron que lo hiciera yo, que no fuera flojo. Desde hace 9 años dejé la dirección de orquesta y estoy dedicado a componer, que es para lo que yo estudié música, en un principio quería ser compositor", explicó.

Y añadió: "La dirección de orquesta se come el tiempo de una manera fenomenal y no me permitió volver a componer por muchos años. Desde que decidí que se acababa lo de la orquesta, no he salido de mi casa, he estado componiendo obras. No hablaré sobre lo que es hacer arte, pero para mí es una pasión. Ahora, con esta ocasión que se me dio para dirigir con la Filarmónica, qué le puedo decir, ando en éxtasis".

-Maestro, ha dicho que sigue siendo socialista de corazón.

Sí, fue una inquietud de juventud, pero esa palabra ya no se sabe qué quiere decir. Yo hablo de cuando los viejos maestros escribieron de cosas sociales, cuando Marx no fue el primero. Ya había la tradición de escribir sobre esto con un punto de vista ajeno al capitalismo. He vivido tantos años y puedo decir que una de las grandes tristezas que se van acumulando es que a pesar de todo y de todas las cosas que han ocurrido, todo sigue igual.

Es una tristeza, es casi la comprobación de que la sociedad no es capaz de transformarse así misma. Cuando hay el intento de transformación social, se desfigura todo, se llega a cosas que ya no tienen nada que ver con eso, se convierte en intereses políticos, de países, de todo menos el ser humano. La persona nunca puede disfrutar realmente de la libertad individual, con una congruencia, si se tiene la tristeza de ver a la gente que apenas come. Fui amigo de muchas personas del socialismo, intelectuales todos ellos, cuando los conocí ya tenían cierta desilusión, nunca variaron de sus ideas fundamentales pero no estaba aquello fortalecido con la convicción del principio. El mundo siempre ha sido complicado, inentendible.

Y hoy por hoy, ¿qué le duele de México?

Huy...qué barbaridad. Casi todo me duele de México. La situación de desigualdad está patente para el que quiera verla y también para el que no quiera. Además, ahora tenemos la gracia del narco, aunque no es un fenómeno mexicano, sino que es natural del consumo de sustancias fuera de la ley, si fueran legales no habría tanto problema.

Hay mucho consumo, sobre todo del otro lado de la frontera, así que es un negocio muy inquietante y la gente que entra a eso se disputan el mercado. Todos los industriales se disputan el mercado, nada más que estos lo hacen a balazos y se llevan a mucha gente. Este es un problema de México que nos tiene de rodillas.

-En esta situación, ¿cuál cree que tendría que ser el papel de sus artistas, de sus músicos?

Hacer su trabajo bien hecho, no tiene otra cosa qué hacer.

¿Qué orquestas merecen su respeto?

Todas en general. Es un logro, dentro de una sociedad, tener una orquesta sinfónica y en México hay varias. Esto es un signo de que hay grupos de personas capaces de realizar esto, lo mismo de la sociedad civil que del gobierno, es alentador. Llevarlas a un grado superior es una tarea que a ratos parece fuera de nuestros alcances.

Hubo una época en la que me reunía con Héctor Vasconcelos, hablábamos de los problemas de México, del arte, de las instituciones del arte y un día me dijo: ‘Maestro, usted se está matando tratando de hacer una orquesta de primer mundo, pero creo (me dijo con un buen fundamento de inteligencia y de razón) que México no podrá tener esas orquestas, mientras México no sea un país de primer mundo, porque todo lo que impide que nuestro país lo sea, impide que tengamos las orquestas de esa altura".

Son cosas complejas, no se trata nada más de que seamos buenos o malos, eso no tiene nada que ver, es toda la sociedad, toda la organización o desorganización del país. Todo lo que sucede en todos los ámbitos de nuestro país, sucede también con las orquestas.

-Usted ha sido un crítico de las políticas culturales.

A la política cultural uno podría quitarle la palabra cultural. No estoy queriendo decir que como México no es un país de primer mundo, en el caso de la música, tengamos cosas deleznables, al contrario, por ejemplo tenemos a la Filarmónica de la Ciudad de México, que está en el último escalón para ser de primer mundo, el problema es que lleva muchos año en ese escalón.

Tiene la capacidad de subir, pero es tarea de todos. Cada miembro de la orquesta tiene que participar en esa idea y es algo difícil. La grandeza de los Estados Unidos es que buscaron lo mejor, nunca hubo nacionalismo. Aquí ya hay apertura, pero siguen existiendo rasgos de una sociedad primitiva que hace el feo a los músicos de fuera. El día en que esta orquesta o la que sea, haga audiciones internacionales, podrá ser como la de Chicago, la de Berlín. Para llegar a esto se necesita de una estructura básica que no hay.

Las obras que se estrenarán con la Filarmónica, ¿son las mejores que ha hecho?

La verdad es que no sé si alguna de mis composiciones es mejor que otra, o todas son chafitas. No lo sé, uno hace su trabajo y cuando lo haces tienes el empeño de hacerlo bien. El resultado va en relación al individuo, no basta con que algo está bien, sino el peso específico de su idea.



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