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Si el cine jugó un papel central en la obra de José Revueltas, la familia tuvo un impulso vital. Sus hermanos: Silvestre, compositor; Rosaura, actriz, y Fermín, pintor; junto con Consuelo, la hermana más joven y menos conocida, fueron fundamentales en el desarrollo artístico del autor de Los muros de agua, El luto humano y Los días terrenales. Esa intimidad es una de las tres columnas vertebrales del libro José Revueltas. Escritura y disidencia, edición conmemorativa del Senado de la República y Publicaciones Cruz, compilado por su hija Andrea y prologado por su nieto Juan Cristóbal Cruz Revueltas.

Esa edición que consta de 2 mil ejemplares, además de hablar de la saga familiar surgida en un publito de las montañas de Durango, llamado Santiago Papasquiaro, también se fundamenta en el diálogo sostenido con sus hermanos y en las visiones y reflexiones de Revueltas sobre México.

El libro que había tenido una primera versión en 2000 bajo el título En el filo, es otro y más rico, pues incluye la carta que envió Revueltas a Octavio Paz cuando estaba en Lecumberri, una carta bonita y poco conocida, y también las actas ministeriales de su estancia en el llamado "Palacio Negro".

Juan Cristóbal asegura que trataron de ajustar el libro a la celebración del Centenario de forma que fuera interesante "sobre todo la parte de su experiencia carcelaria, vemos allí cómo mi abuelo sufrió tanto el autoritarismo del Estado mexicano como el dogmatismo de la izquierda mexicana; era una persona bastante torturada por eso, desde muy joven estuvo en las Islas Marías y hasta casi su muerte estuvo en Lecumberri".

El hijo de Andrea Revueltas, que dedicó su vida intelectual al rescate e impulso de la obra de su padre, junto con Phillipe Chéron, dice que ese es un tema vital en estos momentos cuando hay 43 normalistas desaparecidos. "Hay una continuidad muy clara entre el 68 mexicano y lo que estamos viviendo hoy en día, un México policiaco, autoritario y violento".

jram