Como un hombre de gran personalidad, un crítico sin pelos en la lengua, pero en el fondo un ser humano tierno y noble, así recuerda la escritora Beatriz Espejo (1939) a Emmanuel Carballo (1929-2014) a casi cuatro meses de su muerte.

La ganadora del Premio Nacional de Periodismo 1983 y esposa del escritor, ensayista y editor mexicano, aseguró haber encontrado en la literatura un refugio para solventar la pérdida y ausencia del autor jalisciense.

Perteneciente a la estirpe de Rosario Castellanos (1925-1974), Elena Garro (1920-1998), Inés Arredondo (1928-1989), Amparo Dávila (1928) y Luisa Josefina Hernández (1928), Espejo en estos momentos se encuentra promocionado su más reciente publicación titulada "¿Dónde estás corazón?", una novela que escribió hace tres años y que la ha distraído "un poco", del deceso de su compañero de vida.

"Esta novela, por la fecha de publicación, la entregue antes de que Emmanuel muriera y han sido meses difíciles, no lo puedo negar. Mi hijo me aconseja que no diga esto, porque dice que la gente no me soportará, huye a la tristeza.

"Han sido meses de tristeza, pues Emmanuel era un hombre con gran personalidad y su ausencia ha sido para mí difícil, pero esta novela la escribí con tres años de constancia", señaló la cuentista quien confesó que apenas "está volviendo en sí'. que gracias a las letras, encontró hoy un refugio y agregó que "Emmanuel tenía mucho ilusión de verla.

"La gente creía que si nos leíamos mutuamente, que nos revisábamos nuestros trabajos literarios, pero llegó el momento en nuestra carrera que ya no nos leíamos, él ocupado en sus cosas y yo también", dijo.

Poseedora de una prosa excepcional, sumamente cuidada, Espejo reveló que en octubre el autor de obras como "Párrafos para un libro que no publicaré nunca" y "Diario Público 1966-1968" recibirá un homenaje en Mérida, organizado por un museo que no especifico.

Afirmó que será una especie de charla, en la que participarán amigos y colegas cercanos al critico literario.

"¿Dónde estás corazón?" presentó el que consideró "su mejor novela", una obra acerca de un convento, en la que al mismo tiempo, se ve la verdadera vida de todas las monjas, sus interiores y se mezclan historias de amor.

Bajo el sello Alfaguara, en ella se narra que corre la primera mitad del siglo XVIII y el virrey de la Nueva España, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán, quiere dejar su impronta en la renovación de las instituciones, por lo que decide formar el primer convento con acceso a mujeres indígenas.

Por supuesto, no las indias comunes, pues su alma sigue teniendo algo de bestia, sino las hijas de los caciques, ya educadas en el castellano, en habilidades como coser, tocar algún instrumento, cantar, y que además poseen dote; sus familias elevarán su categoría social, puesto que "tener una religiosa en la familia viste mucho".

Para dirigir el nuevo convento, don Baltasar elige a sor Petra de San Francisco; llegan solicitudes de todas partes, que sor Petra evalúa en función del prestigio que puedan aportar las candidatas, y el recinto se va llenando de huérfanas, aristócratas sin fortuna que consiguen la dote a partes entre toda la familia, solteronas, mujeres repudiadas, hijas de caciques aún prósperos.

rqm