La fiscalía de Tokio ha acusado formalmente de un delito de distribución de material obsceno a la artista japonesa Megumi Igarashi, conocida como la "artista de la vagina", detenida el pasado 3 de diciembre por exhibir esculturas de sus genitales en una galería de la capital.

La escultora y artista gráfica, de 42 años, ha permanecido retenida durante 21 días (en Japón la prisión preventiva puede durar hasta 23 días) antes de ser acusada formalmente, según informó hoy la edición digital del diario Asahi.

El código penal japonés prohíbe la distribución de materiales "obscenos", aunque no incluye una definición exacta de esta categoría.

En la práctica, las reproducciones de genitales humanos que aparecen en medios audiovisuales e impresos -por ejemplo, en la industria pornográfica- son censuradas para evitar problemas legales.

Igarashi, que ha dedicado parte importante de su carrera a acabar con lo que ella considera un tabú en Japón en torno a los genitales femeninos, ha asegurado que demostrará ante el tribunal que su trabajo "no es obsceno".

De ser declarada culpable, la artista, que firma sus obras con el alias de Rokudenashiko ("chica mala"), podría ser condenada a una pena de hasta dos años de prisión o multada con 2.5 millones de yenes (17 mil 20 euros/20 mil 770 dólares).

Más de 10 mil personas han firmado en el portal de iniciativas ciudadanas Change.org una petición solicitando la liberación de la escultora.

Igarashi ya apareció en medios de todo el mundo cuando pasó una semana en el calabozo el pasado julio por haber suministrado datos que servían para recrear sus genitales con una impresora 3D.

La artista fue después puesta en libertad bajo la condición de destruir los datos que había distribuido y las obras en las que reproduce su vagina.

sc