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Arte rupestre de Altamira: ver pero no tocar

EFE| El Universal
13:43Santillana del Mar (España) | Jueves 27 de febrero de 2014
Con estrictas normas, las expediciones se prolongarn hasta agosto para comprobar el efecto de la pr

Precaución. Con estrictas normas, las expediciones se prolongarán hasta agosto para comprobar el efecto de la presencia humana en las valiosas pinturas, de hasta 20 mil años de antigüedad.. (Foto: Esteban Cobo/EFE )

Por sorteo, se eligió a los primeros cinco visitantes que entraron a la cueva durante 37 minutos, tras doce años de estar cerrada al público

La cueva española de Altamira, una joya del arte rupestre del Paleolítico superior, abrió hoy sus puertas durante 37 minutos a cinco visitantes elegidos por sorteo, quienes mostraron su emoción y dijeron que a simple vista sus pinturas conservan "bastante fuerza".

Tras doce años cerrada al público, Altamira (norte de España) comenzó hoy una experiencia de visitas restringidas y ceñidas a unas estrictas normas, que se prolongarán hasta agosto para comprobar el efecto de la presencia humana en las valiosas pinturas, de hasta 20 mil años de antigüedad.

Cinco personas -tres hombres y dos mujeres, entre ellos dos periodistas de los más de 40 medios presentes- elegidos por sorteo entre las personas que visitaban hoy el museo, se embutieron en monos desechables, gorro, guantes, mascarillas y calzado especial para emprender una ruta privilegiada, que solo se repetirá una vez al mes hasta agosto.

El grupo entró en Altamira pasadas las 12.30 horas (11.30 GMT), con los reporteros gráficos y los periodistas como testigos de excepción en la misma entrada de la cueva.

En esta ocasión han sido dos las guías de esta expedición, que se ha iniciado en el museo con un audiovisual y un recorrido por la exposición.

Dentro, según cuentan quienes lo han vivido, se nota humedad y, ante todo, les ha llamado la atención el juego de luces y sombras y las condiciones en que los moradores de la cueva hicieron sus dibujos hace miles de años, "sin perspectiva".

 

 

 

A su salida de la cavidad cuyas pinturas son Patrimonio de la Humanidad, han hablado, ante los periodistas, de "emoción" al haber visto "algo tan importante" y de "pasión", la que vive el personal del museo con todo lo relacionado con Altamira.

Además, han resaltado la viveza de las pinturas originales y "el peso de la historia", porque han pensando en todos los visitantes que han recorrido el interior de la cueva.

En su recorrido por la entrañas de Altamira, han visto los dispositivos con los que los científicos monitorizan la cueva, midiendo temperatura, humedad, o el gas radón, entre otros parámetros.

María Luisa, la empleada más antigua del museo, con 41 años de experiencia y encarga de explicar a los cinco elegidos las pinturas y grabados de Altamira, dijo que le había hecho "muchísima ilusión" poder participar en este momento "casi histórico".

"Me ha parecido cortísimo quería enseñarles más", ha comentado con una sonrisa, y es que su compañera Marta les ha acompañado para controlar taxativamente cuánto permanecían en cada estancia de la cueva, y para ello llevaba consigo un cronómetro.

El interior de Altamira está pensado ahora para verificar que nadie se pase ni un segundo del tiempo estipulado. De hecho, hoy en la Sala de Polícromos, donde se encuentran los famosos bisontes, se pudo oír una alarma.

Hoy en el Museo de Santillana del Mar (Cantabria, norte de España) se vivía nervios y emoción, pues su personal ha estado semanas preparando este día para que todo saliera a la perfección.

El director del Museo, José Antonio Lasheras, consideró que el centro había vivido "un día importante" sobre todo para las cinco personas que han efectuado la visita y que "además de conocer Altamira se han emocionado y han disfrutado".

Las visitas experimentales serán una experiencia de gran valor para el museo y servirán para decidir el futuro de la cueva, y si puede abrirse a visitas controladas o debe mantenerse el cierre.

Lasheras incidió en que quienes se encargan de Altamira ven esa preservación como "un medio y no como el fin", pues el objetivo último es el acceso y el disfrute de este bien. aunque "si no hay conservación no puede haber conocimiento ni ese disfrute".

sc



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