Shakespeare inspira temporada teatral en Londres
Legado. Tres piezas del bardo, sin contar los clásicos que se interpretan a diario en el Teatro Globe dedicado al dramaturgo, destacan en un programa teatral donde no faltan las obras políticas, experimentales y, por supuesto, musicales cada vez más atrevidas. . (Foto: Archivo/AP )
William Shakespeare es siempre una referencia en el teatro británico, pero esta temporada en Londres sus obras brillan con audaces adaptaciones que reúnen sobre el escenario a grandes actores como James Earl Jones o Vanessa Redgrave.
Tres piezas del bardo, sin contar los clásicos que se interpretan a diario en el Teatro Globe dedicado al dramaturgo, destacan en un programa teatral donde no faltan las obras políticas, experimentales y, por supuesto, musicales cada vez más atrevidas.
La inglesa Redgrave y el estadounidense James Earl Jones -entre otras, la voz de Darth Vader en La Guerra de las Galaxias- protagonizan Mucho ruido y pocas nueces en el Old Vic, el teatro con dirección artística del actor Kevin Spacey.
En esta versión de la comedia romántica, en cartel hasta el 16 de noviembre, los amantes son dos ancianos cuya historia transcurre en la Inglaterra de 1944, en lo que la crítica ha definido como "una admirable y optimista celebración de la edad y el amor".
El sueño de una noche de verano se abre paso en el Teatro Noël Coward, también hasta el 16 de noviembre, bajo la dirección de Michael Grandage, que opta por una versión excéntrica y de ritmo vertiginoso en que Sheridan Smith y David Walliams, uno de los cómicos del momento en el Reino Unido, ponen los toques de humor.
En el mundo del teatro alternativo, el Arcola del este de Londres presenta hasta el 26 de octubre una original y feroz adaptación de Titus Andronicus, ambientada en el mundo de los "skinheads" del Londres de los años 80.
Uno de los estrenos más esperados, hasta el 9 de enero en el Teatro Nacional, es la primera obra musical escrita por la cantante estadounidense Tori Amos, La princesa ligera, una adaptación de un cuento de hadas del escocés George McDonald en que una princesa nace con la maldición de no verse afectada por la fuerza de la gravedad.
Bajo la dirección de Marianne Elliott, el mal de la princesa se utiliza como una metáfora para abordar el mundo de la adolescencia y el descubrimiento por parte de una mujer de su verdadera naturaleza y sexualidad.
También de Elliott es uno de los éxitos del año, El curioso incidente del perro a medianoche, basado en el libro de Mark Haddon, en el Apollo, hasta el 25 de octubre.
Otro musical imprescindible esta temporada es Charlie y la fábrica de chocolate, un montaje basado en la novela de Roald Dahl y dirigido por Sam Mendes, pensado para sorprender y revolucionar los sentidos.
Hasta el 19 de octubre aún podrá verse Chimerica, considerada una de las mejores producciones de suspense de los últimos tiempos, escrita por la joven y prometedora escritora londinense Lucy Kirkwood.
Kirkwood, de 29 años, ha irrumpido en la escena teatral con este drama de acción que explora la relación entre Estados y China desde las protestas de la plaza de Tiananmen, a través de los ojos de un activista.
Hasta el 30 de diciembre estará en el Teatro Nacional, a orillas del Támesis, una de las propuestas más polémicas y excitantes de la temporada, The Drowned Man, de la compañía de teatro de inmersión Punchdrunk, donde los protagonistas son los propios espectadores que se adentran en la historia.
Calzado cómodo y curiosidad es lo que se requiere para asistir a esta aventura teatral de más de tres horas, inspirada en Woyzeck de Georg Büchner, donde se explora la parte oscura del sueño de Hollywood.
En cuanto al teatro familiar, el Nacional estrena en noviembre Emil y los detectives, basada en la popular y nada edulcorada novela del alemán Erich Kästner, que narra la historia de un niño que se sumerge en una trepidante aventura en el Berlín de los años 20.
sc