Revistas de música, por amor al arte
CHARLES OPPENHEIM. El editor de la revista "Pro Ópera" dice que la apuesta es ahora en Internet . (Foto: ALMA RODRÍGUEZ / EL UNIVERSAL )
ana.pinon@eluniversal.com.mx
La escasez de revistas especializadas en música de concierto y ópera en México es un reflejo de la "crisis" en la que estos géneros están sumergidos. No son, aseguran algunos editores, ni serán nunca un negocio.
En el libro Patrimonio Nacional de México, el musicólogo y compositor Aurelio Tello apunta que en el país ha habido una gran tradición de publicaciones musicales desde el siglo XIX; pero es en el siglo XX cuando los compositores estuvieron interesados en editar revistas que sirvieran para la divulgación del quehacer musical mexicano.
En 1928, por ejemplo, Manuel M. Ponce, mientras radicaba en París, fundó y dirigió la Gaceta Musical para difundir la música hispanoamericana en Europa; después de volver al país y ser director del Conservatorio Nacional de Música, funda Cultura Musical, en 1938. En 1946, el compositor Carlos Chávez fundó Nuestra Música, sociedad promotora de conciertos, de la cual surgieron una revista y la casa Ediciones Mexicanas de Música, en donde importantes músicos de la época -como José Pablo Moncayo- formaron parte del comité editorial de la publicación bimestral que desapareció en 1953.
Después siguieron publicándose otras revistas, "unas más efímeras que las otras", escribe Tello, pero todas cumplieron con su misión mientras hubo recursos, como Armonía, Heterofonía, Audiomúsica, Carnet musical, entre otras.
Pauta, que fue fundada en 1982 por Mario Lavista, gracias al apoyo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa y, actualmente, del INBA y Conaculta, es quizá la última publicación impulsado por un compositor, aunque su perfil es académico.
En una entrevista, el músico contó que Pauta nació porque Carlos Chávez le advirtió que si quería que existiera una revista musical, él mismo tenía que hacerla; 30 años después de su fundación sigue vigente, pero con poca presencia.
Aficionados a la ópera
En este escenario nació hace poco más de 20 años la revista Pro ópera, la única en México dedicada a esta disciplina hasta hoy. La publicación nació por el impulso de un "grupo de aficionados" al género, quienes decidieron formalizar los encuentros que tenían y crearon una asociación civil, con la que empezaron a apoyar a la ópera que se hacía en el país. Su objetivo, cuenta Charles H. Oppenheim, era crear más y mejor ópera.
Una vez iniciados los esfuerzos de la asociación, se hizo necesario crear un órgano de comunicación y empezaron publicando una pequeña revista que era una suerte de monografía del título que se presentaba en el Palacio de Bellas Artes; con el tiempo se fue transformando hasta convertirse en una revista formal.
Pro Ópera es impresa, pero en 2008 se creó su página de Internet. "En los últimos cinco años hemos visto una gran transformación en el público que nos lee. Inició prácticamente como una monografía, por lo tanto su visión era muy local. Hoy, tenemos acceso a mucho material en línea y en grabaciones, pero como ya estamos en la red, automáticamente nos convertimos en una publicación internacional y hemos enriquecido el contenido de diversas maneras", dice el editor.
Tiene 8 mil visitantes, que representa 10% de la circulación de la revista de ópera más grande en el mundo, Opera News, y el tiraje impreso es de 3 mil ejemplares, número que se pretende disminuir porque la apuesta está en Internet.
El periodismo musical
Otra de las publicaciones que siguen vigentes, pese a no tener un financiamiento, estable es L'Orfeo, dirigida y funda por el clarinetista Iván Martínez. Fue creada en 2008, dedicada primero al quehacer musical, después también al operístico de México y el mundo.
La motivación inicial, cuenta Iván Martínez, fue crear su propia fuente de empleo ofreciendo un proyecto novedoso y casi inexistente en el país: una revista de periodismo musical.
Ingenuamente, comenta, pensó que sería un gran negocio. Cinco años después, reconoce, se equivocó.
Entre 2008 y 2011 publicó ininterrumpidamente 39 ediciones mensuales y tras un breve receso regresó el año pasado en un nuevo formato más dinámico. Mantenerla, revela, no ha sido sencillo porque nunca tuvo la intención de ser una revista para amigos, sino ofrecer una herramienta de calidad a los lectores.
"Hice la revista que yo quería leer, dirigida a un lector joven, interesado en la música, que busca calidad pero no textos académicos y que ofreciera un panorama actual del quehacer musical. ¿Por qué hacemos esto? Porque somos tercos, por la necesidad de escribir sobre lo que nos importa y que no estamos encontrando en ningún otro lado", explica el editor Iván Martínez.
Dirigida por el periodista musical, Emlilio Sánchez, Clásica ofrece boletos a sus lectores y se atreve a buscar opciones que causen impacto en Internet, como el uso de "memes", ilustraciones con la gracia de explicar, por ejemplo, que durante un concierto no se debe aplaudir a los músicos en cada movimiento. "Es una revista de melómanos para melómanos, por eso nació, cada año creo que la dejaré, pero sigo ahí, insistiendo", dice.
Para sobrevivir han necesitado del financiamiento institucional, privado o propio; además, se enfrentan a los desafíos que imponen los avances tecnológicos. Sin embargo, dicen sus hacedores, continúan publicándose por compromiso y por amor a la música.
Clásica México surgió en 2007 en Internet y no sólo ha logrado tener cada vez más seguidores, sino también se ha posicionado en el medio musical e institucional. Como sus colegas, pese a las dificultades financieras, también busca ofrecer opciones de lectura a los melómanos y personas interesadas.