La restauración que el Fideicomiso del Centro Histórico inició en la escultura del rey Carlos IV, conocida como "El Caballito", obra del escultor Manuel Tolsá, ha afectado un 35% de la obra y los daños, probablemente, sean irreversibles.

Así lo dio a conocer hoy César Moheno, secretario técnico del INAH durante la presentación de la XXV edición de la Feria del Libro de Antropología e Historia. Durante la conferencia, realizada en el Museo Nacional de Antropología, el historiador señaló que, de acuerdo a un dictamen previo ejecutado por restauradores de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, los tratamientos realizados a la escultura son inadecuados, ya que "se está haciendo una limpieza total, con un método sumamente agresivo, ácido nítrico al 30%, lo que elimina la pátina que ha protegido de manera natural al metal original desde su creación".

Añadió que las fotografías y el informe recabado durante la visita de inspección que especialistas de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos realizaron el viernes pasado al sitio muestran numerosas manchas y escurrimientos, lo que refleja una mala ejecución del procedimiento de restauración. "El método parece estar generando reacciones en la aleación del bronce, que en ningún momento debería tener el aspecto cobrizo que se puede ver en las diversas imágenes, y que se pudo constatar durante la inspección del pasado viernes", dijo.

Además de tratarse de una intervención dañina, Moheno confirmó que los trabajos de restauración en esta escultura se iniciaron sin que se tuvieran los permisos correspondientes. Indicó que el Fideicomiso del Centro Histórico ingresó ante la Coordinación de Monumentos Históricos una solicitud para intervenir la plaza donde se encuentra la escultura, en la calle de Tacuba, en el centro histórico, para el mejoramiento de pavimento y mobiliario urbano, más no de la escultura. "Hasta hace unas horas recibimos una solicitud para intervenir esa escultura", comentó Moheno, cinco días después de que la obra comenzó a ser intervenida.

Desde que comenzaron los trabajos de intervención en la estatua, historiadores y especialistas en conservación demandaron detener la obra debido a las afectaciones que se le estaba produciendo a uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad de México.

La estatua de El Caballito, fue realizada en 1795 por deseo expreso y con recursos del virrey don Melchor de la Grúa Talamantes, marqués de Branciforte (1794-1798), y originalmente debía colocarse en el centro de la Plaza de Armas de la capital de la Nueva España.

La estatua fue colocada en el Zócalo el 9 de diciembre de 1803 y en 1824 fue trasladada a la Universidad de México. Años después, se colocó en la esquina de Paseo de la Reforma y Bucareli, donde permaneció por más de 120 años, hasta que en 1979 fue llevada a la calle de Tacuba, frente al Palacio de Minería y el Museo Nacional de Arte, donde actualmente permanece.

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