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Mónaco festeja a Picasso

EFE| El Universal
14:08Mónaco | Sábado 13 de julio de 2013
Un visitante observa la pieza

Muestra. Un visitante observa la pieza "El cinturón amarillo", una de las 116 pizas que se exhibirán en "Mónaco festeja a Picasso", que podrá verse hasta septiembre.. (Foto: AP Photo/Lionel Cironneau )

Se trata de una exposición que puede visitarse en el Fórum Grimaldi hasta el 15 de septiembre, y que ofrece un repaso inédito a algunas de las obras maestras del artista

La luz, el mar y el litoral mediterráneo, que fueron la inspiración estival de Pablo Picasso entre 1920 y 1946, tiñen de genio y maestría los más de 150 lienzos exhibidos en el Principado de Mónaco.

"Mónaco festeja a Picasso" es el nombre de la exposición que puede visitarse en el Fórum Grimaldi hasta el 15 de septiembre, y que ofrece un repaso inédito a algunas de las obras maestras del artista reunidas en los últimos cincuenta años por los hermanos David y Erza Nahmad.

Una gran pieza ovalada y maquillada de azul mediterráneo recibe al espectador y abre el paso a las dos secciones de la exposición -Picasso y la Côte d'Azur y Picasso en la Colección Nahmad- y propone así un recorrido autónomo y fluido, que al mismo tiempo se compagina.

La primera parte transporta al visitante a Antibes, Mougins o Cannes, ciudades a las que Pablo Picasso (Málaga, 1881- Mougins, 1973) emigraba en verano, solo o con una familia en constante renovación, para huir de frenesí de París e impregnarse de la luz, el color y la viveza costera.

Las piezas concebidas en los años veinte durante sus primeros viajes a la Costa Azul francesa, concretamente a Juan les Pins y Golfe Juan, retoman, después de los periodos azul y rosa, el clasicismo y las técnicas pastel y se estrenan en los paisajes marinos.

La mayoría de ellas están realizadas en pequeño formato ya que por aquel entonces el malagueño carecía de residencias lo suficientemente espaciosas como para instalar un estudio.
Sin embargo, pronto empezó a alquilar majestuosas villas estivales y a disfrazar algunas de sus habitaciones de talleres provisionales, por los que se dice que debía pagar los desperfectos porque pintaba en las paredes.

La obra Taller con una cabeza de yeso (Juan les Pins, 1925), cedido por el MOMA de Nueva York para la ocasión, revela el bullicio artístico del estudio del pintor y renueva el cubismo de forma radical a través de un desorden espacial fragmentado dispuesto sobre un ingenioso mosaico de colores.

"Sus experiencias y reacciones al ambiente estival de la Costa Azul se plasman en todos los cuadros concebidos en esta época" , como también "las diferentes mujeres que lo acompañaron cada verano y las creencias mitológicas de la región", declaró el comisario de la exposición, Jean Louis Andral.

La bailarina Olga Koklova leyendo bajo los trazos del clasicismo más absoluto, los contornos cubistas de Françoise Gilot -alargada pero voluptuosa al nivel de los pechos y las caderas-, o la representación de un fauno dichoso y feliz coloreado de amarillo sol y azul cielo, son algunos ejemplos.

La feminidad es también la protagonista de la segunda parte de la exposición monegasca, "Picasso en la Colección Nahmad', construida sobre la metáfora musical de la variaciones sonoras, o en este caso pictóricas, de una misma melodía que va mutando con el paso del tiempo.

Pablo Picasso declaró su amor a las diferentes parejas que lo acompañaron haciéndolas dueñas de su pincel y reinventando sus rostros según el período artístico en el que se encontrara.

Así, en la variación dedicada a La mujer sentada sobre el diván, el malagueño representó en 1932 a una Marie Thérèse Walter fresca y vigorosa y casi tan colorida como el pop art, mientras que la Dora Maar representada en vísperas de la Segunda Guerra Mundial apela al desconsuelo, la tristeza e incluso el llanto.

La colección Nahmad, de la que se especula que reúne entre 3 mil y 4 mil lienzos, incluye también un homenaje de Picasso a los grandes maestros de la pintura, entre los que destaca la serie sobre el Almuerzo en la hierba de Claude Monet, obra que causó un verdadero escándalo público en 1863 por su rotundidad.

El pintor de El Guernica se burló años después de la pulcritud y los convencionalismos de los que atacaron a Monet y presentó un deseo sexual mucho más explícito entre los asistentes a su versión del " Almuerzo en la hierba", a través de formas agresivas y turbadoras.

sc



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