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Paisajes geológicos, patrimonio despreciado

Abida Ventura| El Universal
04:30Viernes 23 de agosto de 2013

En la llamada Cuenca Oriental de Puebla se extiende una amplia región con alto potencial geológico que cuenta con formas de relieve únicas, diversos depósitos volcánicos, como los flujos de lava y seis lagos con características geológicas y biológicas únicas en el mundo. Archivo / EL UNIVERSAL

A pesar de la riqueza geológica y geomorfológica que concentra, gran parte de esta región carece de protección legal. El lago de Alchichica, que contiene microorganismos similares a las que originaron la vida en el planeta, está en peligro por la contaminación que produce el turismo no controlado. Archivo / EL UNIVERSAL

De esta amplia superficie volcánica, la única área que está protegida legalmente es la que corresponde a la zona arqueológica de Cantona, una gran ciudad prehispánica que fue construida sobre flujos de lava y que está protegida por la La Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Cortesía José Luis Palacio Prieto

José Luis Palacio Prieto, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, prioriza las modificaciones a la legislación mexicana para la valorización del patrimonio geológico con la creación de geoparques, una figura legal que otros países del mundo han comenzado a adoptar con éxito. (En la imagen, el lago volcánico de Alchichica). Cortesía José Luis Palacio Prieto

Bajo estos términos, la región de la Cuenca Oriental de Puebla, reuniría las características suficientes para ser un geoparque. (En la imagen, el lago de Atexcac). Cortesía José Luis Palacio Prieto

La promoción de la geodiversidad en México comienza a llamar la atención de los legisladores y existe un proyecto con la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Senadores para promover el patrimonio geológico. (En la imagen, el lago La Preciosa). Cortesía José Luis Palacio Prieto

De prosperar esta iniciativa, México daría un gran paso en la protección legal del patrimonio geológico y geomorfológico, el cual fue recientemente reconocido con la inclusión de la Reserva de la Biosfera El Pinacate (en la imagen) y Gran Desierto de Altar Sonora en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Archivo / EL UNIVERSAL

Lago volcnico en cuyas aguas existen estromatolitos, antiguas estructuras formadas de microorganism

ALCHICHICA. Lago volcánico en cuyas aguas existen estromatolitos, antiguas estructuras formadas de microorganismos que ayudaron a crear la vida en el planeta. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

México cuenta con diversas zonas volcánicas y formas de relieve únicas que no están protegidas. Investigadores promueven modificaciones legales que permitan su conservación

abida.ventura@eluniversal.com.mx

A dos horas y media de la ciudad de México, en la llamada Cuenca Oriental de Puebla se extiende una amplia región con alto potencial geológico. Rodeado por los volcanes la Malinche, el Cofre de Perote y el Pico de Orizaba, esta zona cuenta con formas de relieve únicas, diversos depósitos volcánicos, como los flujos de lava y seis lagos con características geológicas y biológicas únicas en el mundo.

A pesar de la riqueza geológica y geomorfológica que concentra, gran parte de esta región carece de protección legal.

Los lagos volcánicos, como el de Alchichica, que contiene estromatolitos —antiguos microorganismos similares a las que originaron la vida en el planeta—, están en peligro por la contaminación que produce el turismo no controlado que se ha desarrollado a su alrededor.

De esta amplia superficie volcánica, la única área que está protegida legalmente es la que corresponde a la zona arqueológica de Cantona, una gran ciudad prehispánica que fue construida sobre flujos de lava y que representó un sitio comercial de gran importancia por la explotación de las minas de obsidiana que se encuentran en la zona. Este sitio, del que apenas se conoce 1%, está bajo custodia del INAH y protegido por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, sin embargo, los elementos geológicos, las formas de relieve y los depósitos de minerales, como de obsidiana —que abundan en esta área— no tienen protección

El caso de esta región ilustra la poca atención que los investigadores y las políticas de protección y conservación del medio ambiente prestan al vasto patrimonio geológico y geomorfológico con que cuenta el país.

“La legislación ambiental en México adolece de esas deficiencias; hay una referencia muy marcada sobre los elementos biológicos y ecológicos, pero no establece la importancia de conservar el aspecto geológico. Tenemos grutas, cañones, volcanes, formas de relieve únicas, derrames de lava, cristales gigantes, como los de la Cueva de Naica en Chihuahua, pero todos esos rasgos en ningún lugar de la legislación se dice que están protegidos”, dice José Luis Palacio Prieto, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM.

Añade: “Todos tenemos una idea de la importancia de la ecología, pero además de las plantas y animales están las rocas, las formaciones de relieve, que son únicas. Todo esto hace que tengamos una idea incompleta de lo que es la conservación del medio ambiente”.

En otros países, como España, Francia, Alemania y China, este panorama comienza a cambiar gracias a las modificaciones legales que se han promovido con el fin de valorar, proteger y promover la geodiversidad. “En España, por ejemplo, son explícitas las referencias al patrimonio geológico. Se trata de adecuar las leyes y decir que además de los elementos biológicos, están los geológicos. Simplemente se trata de agregar un párrafo que haga referencia explícita a este patrimonio”, sostiene.

Además de las modificaciones a la legislación mexicana —entre ellas la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente— Palacio Prieto asegura que una de las iniciativas que ayudarían a la valorización de este patrimonio es la creación de geoparques, una figura legal que otros países del mundo han comenzado a adoptar con éxito. “Hay una Red de Geoparques en el mundo, hay cerca de 70 geoparques en Europa. Es como si fuera un parque nacional, comprende un territorio con un número de sitios representativos, no sólo del patrimonio geológico, sino de interés arqueológico, ecológico, histórico y cultural; eso es algo que está faltando en México”, indica.

Bajo estos términos la región de la Cuenca Oriental de Puebla reuniría las características suficientes para ser un geoparque, comenta el investigador: “Hay una integración de lo geológico, geomorfológico, histórico y arqueológico. Fácilmente puede ser un geoparque, por todos los recursos con los que cuenta y se podrían hacer recorridos geoturísticos que permitirían ver los volcanes, los lagos, las formas de relieve, la zona arqueológica, y así entender de manera integral la importancia de esta región”.

Primeros pasos para la conservación

Palacio Prieto, quien han identificado más de 170 áreas naturales con un alto potencial geológico —entre ellos el Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl, El Tepozteco, el Nevado de Toluca y El Pinacate, en Sonora— comenta que la promoción de la geodiversidad en México comienza a llamar la atención de los legisladores. Actualmente, dice, hay un proyecto con la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Senadores para promover el patrimonio geológico. “El Senado nos contactó recientemente, ahora estamos viendo la posibilidad de organizar un foro donde se discutiría qué es el patrimonio geológico, cómo aprovecharlo y de qué manera se podría proteger legalmente”, comenta.

De prosperar esta iniciativa, México daría un gran paso en la protección legal del patrimonio geológico y geomorfológico, el cual fue recientemente reconocido con la inclusión de la Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar Sonora en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Esta declaratoria, comenta en entrevista el ingeniero Federico Godínez Leal, director de esta Reserva de la Biósfera, compromete a las autoridades mexicanas a reforzar la protección de ese sitio que cuenta con elementos geológicos y biológicos únicos que lo hacen destacable dentro de la orografía mexicana.

Legalmente, este sitio está protegido por la declaratoria de Reserva de la Biósfera desde 1993, además de que cuenta con un programa de manejo. Sin embargo, al ser una superficie amplia y por su ubicación fronteriza, existen diversos factores que lo hacen susceptible. Actualmente, admite Godínez Leal, uno de los factores que podrían amenazar el lugar es la ampliación de una carretera federal. “Podría considerarse como la principal preocupación, ya que es la principal fuente de contaminación, pero estamos trabajando con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para minimizar esos efectos. Se están colocando paradores interpretativos, donde se destaca la importancia de la Reserva y la presencia de flora y fauna únicas”, dice.

Cuevas y cavernas

Uno de los aspectos geológicos que están en peligro son las formaciones en grutas, cuevas y cavernas subterráneas, que muchas veces son objeto de vandalismo y contaminación. El arqueólogo Arturo Montero, quien por varios años se ha dedicado a la exploración de cuevas y cenotes, asegura que es necesaria la protección a este patrimonio geológico subterráneo, ya que la destrucción de elementos geológicos como las estalactitas, es un atentado a la naturaleza, pues cada formación requiere cientos de años para crearse.

“El simple toque con las manos de las estalactitas o cualquier formación es una alteración, pues la grasa de la piel afecta el desarrollo de la formación al alterar la dirección de los escurrimientos”, comenta el especialista, quien en 1995 formó parte del Consejo Consultivo Nacional para la Protección de las Cuevas de México que convocó la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat).

Esa iniciativa, lamenta Montero, no prosperó y actualmente las cuevas siguen desprotegidas.



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